Experimento descarta la posibilidad de incineración de los 43 normalistas

El paradero de los 43 estudiantes normalistas que desaparecieron entre el 26 y 27 de septiembre del 2014 sigue siendo un misterio. La turbia investigación y los inconsistentes hallazgos de las autoridades mexicanas no satisfacen a los padres ni a la sociedad en general.Aunque el caso ha dado la vuelta al mundo, las autoridades se han conformado con “la verdad histórica” que cuenta que los estudiantes fueron calcinados en un basurero en el municipio de Cocula y sus cenizas fueron echadas a un río.La investigación está a cargo de la Agencia de Investigación Criminal (ACI) cuyo lema es “la ciencia al servicio de la justicia”, sin embargo, han emitido declaraciones falsas anteriormente dentro de este caso, como la ocasión en la que Tomás Zerón, titular de la ACI, aseguró que los metadatos de una fotografía “son inalterables.”
La versión presentada como correcta, según las instancias gubernamentales, ha sido puesta en duda muchas veces y desde distintos ángulos. La parte de la inverosimilitud de la incineración en Cocula ha sido expuesta por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Internacionales (GIEI) y por investigadores independientes.El caso llamó la atención de José Torero, experto en incendios de la universidad de Queensland de Australia, quien puso a prueba la versión oficial incinerando el cuerpo de un cerdo de 70 kilogramos. Para reducirlo a cenizas, Torero necesitó 630 kilogramos de madera.



Según las estimaciones de Torero se hubieran necesitado entre 20.000 y 40.000 toneladas de madera para incinerar 43 cuerpos adultos. La grasa de los cuerpos no aviva el fuego, como comprobó el experimento al incinerar siete cerdos juntos sucedía lo contrario, el fuego disminuía. Por lo que para quemar a 43 personas habría sido necesiria una extraordinaria cantidad de combustible.La falta de materia orgánica en el basurero de Cocula fue una de las cosas que causó sospecha en Torero. Al quemar al cerdo del experimento, quedó un 10% del cuerpo del animal una vez que el fuego se consumió, algo que no sucedió en el caso Ayotzinapa, donde el trozo más grande encontrado fue un hueso perteneciente a Alexander Mora.

 

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