Pasar de los mitos a la realidad para producir más

foto-gary-rodriguez-okGary RodríguezSi durante más de dos décadas de cultivos genéticamente modificados no se ha afectado los ecosistemas ni exterminado la biodiversidad en el mundo ¿por qué siguen machaconamente los activistas detractores en contra de ello?Si en más de 20 años de consumo masivo de alimentos genéticamente mejorados no hay un solo incidente sanitario asociado con cultivos de plantas transgénicas ¿por qué los activistas los rechazan, pero nada dicen de los productos transgénicos que ayudan a la salud humana (por ejemplo insulina para la diabetes, vacuna para Hepatitis B) y no generan mayor debate, excepto contra el mosquito transgénico ideado para controlar el dengue?La persistencia de mitos por la falta de información validada (basados en mentiras o medias verdades) trae consecuencias tecnológicas, ambientales, económicas, políticas, sociales, etc., atemorizando a las personas en su buena fe.Tal es el caso de lo dicho sobre el cáncer que produce el uso de glifosato (herbicida de amplio espectro); o, que las semillas transgénicas son estériles, etc.Se pasa por alto que solamente entre el 2002 y 2012 se produjeron cerca de 1.800 estudios científicos que los activistas sistemáticamente ignoran, queriendo ahora soslayar el hecho de que en junio de 2016, 110 premios nobel fustigaron a Greenpeace por oponerse a los alimentos genéticamente mejorados pese a que son seguros para el consumidor y de gran beneficio para los agricultores y el medioambiente, de ahí que preguntaron:“¿Cuánta gente pobre tiene que morir en todo el mundo antes de que consideremos esto como un crimen contra la humanidad?”.¡Tremenda bulla hicieron los activistas el 2015 cuando la IARC (Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer) cambió el status del herbicida glifosato -utilizado no solo en cultivos genéticamente modificados sino también en los convencionales- pasándolo del Grupo 2B (posiblemente carcinogénico) al Grupo 2A (probablemente carcinogénico) ocultando que en el primer grupo están también el café, la gasolina, el humo de soldadura y el escabeche de vegetales con igual status, y que en el segundo están las frituras, carne roja y tintes para cabello… ¡ése es el real grado de riesgo del temible glifosato!Resulta increíble cómo los mitos de los escépticos afectan el conocimiento científico con efectos devastadores, por ejemplo, cuestionando hoy la validez de las vacunas, lo que está provocando el rebrote de enfermedades como polio, viruela y difteria, que casi ya estaban superadas.Es increíble también la inventiva de los activistas por hallar caprichosas “correlaciones estadísticas” para denostar, por ejemplo, al herbicida glifosato cuando con igual razonamiento tramposo… ¿sabía usted que se puede establecer una correlación perfecta entre el aumento del consumo de alimentos orgánicos y el autismo? Hay que tener mucho cuidado ya que “una correlación, no implica una causa”.Éstas y otras interesantes cosas aprendí en las magistrales disertaciones que fueron ofrecidas en el Foro Agrobiotecnología: Situación actual y perspectivas organizado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en dependencias de Anapo el 17 de agosto en Santa Cruz de la Sierra.Lo de arriba es una paráfrasis de lo dicho por el especialista internacional en biotecnología y bioseguridad Pedro J. Rocha Salvatierra -ningún “vendeambaibas”, como solemos decir en Santa Cruz cuando se trata de quien sabe lo que habla y no inventa historias para impresionar a nadie- avalado por un Doctorado en Biología Molecular y Biotecnología, un Post-Doctorado en Fitopatología Molecular, y por ser Coordinador de Biotecnología y Bioseguridad del IICA, con sede en Costa Rica.De él aprendí muchas cosas que me hubiera encantado que oigan aquellos activistas que -eso sí- son valientes para denigrar, insultar e intimidar por radio o las redes sociales, apoyándose y dándose cuerda unos a otros.Pero no, ¡brillaron por su ausencia pese a haberse enterado del foro!¿Tal vez, porque al frente tendrían no solo al Dr. Rocha, sino también a María Mercedes Roca, PhD en Virología y BSc en Microbiología, Profesora Adjunta del Departamento de Biotecnología y Bioingeniería del Instituto Tecnológico de Monterrey (México) y de la prestigiosa Escuela Agrícola Panamericana Zamorano (Honduras); secundados por la Ingeniera Biotecnóloga (México) con Maestría en Biología y Sociedad (EEUU) y Especialidad en Manejo de Biodiversidad (Alemania), Cecilia González, y a Marín Condori, Ingeniero Agrícola, Máster en Fitotecnia y Conservación y Manejo de Recursos Fitogenéticos y Biotecnología Vegetal Aplicada (Brasil)? Perdieron la oportunidad de aprender.El Deber – Santa Cruz