Dos iniciativas afines y distintas para regular el negocio del sexo


Actualmente no hay una norma para otorgar licencias de funcionamiento a los prostíbulos. Dos organizaciones de trabajadoras sexuales quieren poner fin a esto.Sergio Mendoza  / La Paz Por décadas en todo el país los prostíbulos funcionaron sin licencia para ser tales. Y es que si ejercer la prostitución nunca fue ilegal, hasta hace poco quien  tenía un lugar para ofrecer servicios sexuales incurría en proxenetismo, delito penado con hasta seis años de cárcel.Esto cambió en 2012. Ahora el dueño de un local incurre en proxenetismo sólo si se demuestra que allí se promueve la explotación sexual o violencia sexual comercial. Aún así no hay norma alguna que permita la entrega de licencias de funcionamiento a estos sitios.Por eso la mayoría de los prostíbulos «baratos funcionan sin licencia, igual que los «caros, aunque éstos últimos suelen tener permisos en calidad de  whisquerías, lo cual sólo les faculta a  vender bebidas alcohólicas.Después del escándalo del club  Katanas (un empresario preso y un monumento al sexo derrumbado) las autoridades emprendieron una corta cruzada contra los «lenocinios ilegales; pero nunca los hubo legales.Por eso a fines de septiembre una muchedumbre de afiliadas a la Organización de Trabajadoras Nocturnas de Bolivia (OTN-B) protestó frente al Palacio Consistorial para defender sus fuentes de trabajo y recordar que tienen un proyecto de ley dormido en el Legislativo que puede poner fin a este lío.En ese documento básicamente se busca que la «autoridad competente otorgue licencias de funcionamiento a los «centros de trabajo sexual que cumplan ciertos requisitos.Poco después, el 7 de octubre, un reducido grupo de la Organización de Mujeres en Estado de Prostitución (Omespro), con María Galindo a la cabeza, presentó a las alcaldías de La Paz y El Alto una iniciativa legislativa con un solo artículo en el que también se propone la entrega de licencias de funcionamiento pero no a los locales en sí, sino a las trabajadoras sexuales, esto con el propósito de que no haya intermediarios en la venta de sexo.Ambas organizaciones se acusan mutuamente de ser dirigidas por proxenetas. Por ello, a pesar de la similitud en sus propuestas legales hay diferencias.El proyecto elaborado por la OTN junto al diputado Raúl Rocha, tiene 23 artículos que establecen las condiciones en las que deben estar los centros de trabajo sexual, las trabajadoras y trabajadores, no se refiere a los propietarios o administradores de esos establecimientos. Esto fue observado por el Ministerio de Salud.No obstante, se aclara que quien realice este oficio puede hacerlo individualmente o asociado, siempre de forma voluntaria.Mientras que la propuesta de Omespro enfatiza que «las licencias serán otorgadas únicamente a las mujeres en situación de prostitución y no así a terceras personas (…) que deseen abrir locales de este rubro para la explotación de terceras personas.La venta de alcohol es la segunda diferencia sustancial entre ambas iniciativas. La OTN explica cuatro tipos de centros de trabajo sexual (lenocinio, club privado, whisquería y table dance), en todos se puede beber. Pero Omespro pretende prohibir el consumo de alcohol y que las «oficinas sólo sean para vender sexo.El proyecto de la OTN prevé también que todo el personal que trabaje en un local no tenga antecedentes policiales ni penales, que las trabajadoras y trabajadores estén libres de cualquier enfermedad contagiosa, que las gobernaciones tengan un registro de ellos, entre otras cosas.Además, se apunta a que haya zonas delimitadas geográficamente y con horarios donde se ofrezcan servicios sexuales.Este proyecto aún es revisado en un comité de la Cámara Baja. El diputado Rocha indicó que aún puede sufrir algunas modificaciones. El otro recién será analizado en alguna comisión de los concejos  municipales.Plantean cursos de capacitación para ejercer el oficioPara ser trabajadora o trabajador sexual la OTN propone pasar un curso organizado por tres ministerios  para entender los riesgos y obligaciones que implica este oficio, considerado uno de los más antiguos en la historia de la humanidad. «(Contar con un) certificado de asistencia al curso gratuito y obligatorio impartido por los ministerios de Salud, Justicia y Trabajo, y de acuerdo a sus competencias las entidades territoriales autónomas, señala el numeral 2 del artículo 8 del proyecto de ley que esa organización tiene en el Legislativo.El mencionado curso «debe asegurar el conocimiento básico sobre derechos humanos , derecho constitucional, derecho laboral y derecho penal, y especialmente la prevención de adicciones e infecciones de transmisión sexual. El certificado tendrá validez de tres años, se lee en el documento.Además de este requisito está, por supuesto, el ser mayor de 18 años. También el de no padecer ninguna enfermedad contagiosa, lo cual será comprobado por un certificado otorgado por los servicios departamentales de salud (SEDES).En caso de contraer una infección, la persona deberá suspender su trabajo hasta que se sane. El alejamiento puede ser de forma temporal o incluso para siempre.Para garantizar que no haya explotación sexual ni trata y tráfico los trabajadores deberán firmar una declaración jurada en la que certifiquen que su actividad es de forma libre y voluntaria, y que  conocen bien todo  lo que  implica. PUNTO DE VISTARAÚL PINO ICHAZO,   abogado e investigador. «Un mundo sin prostitutas sería imposibleLo siguiente son extractos del libro Prostitución,  publicado en 2015 por el abogado boliviano Raúl Pino Ichazo. «Los Estados marginan a las mujeres que viven de la prostitución obligándolas a vivir en virtuales guetos, realidad que denuncia  la incapacidad de los legisladores en las propuestas, deliberaciones, aprobación y expedición de leyes encaminadas a crear seguridad jurídica, y al reconocimiento de sus derechos y obligaciones.La aplicación de leyes que promueven la evolución de las sociedades alejaría el peligro y la presencia de los personajes perturbados que son proclives a delinquir con la vida de las  prostitutas.El único sujeto que hace rentable esta actividad de venta de sexo es el hombre que, según el pesimismo de Maquiavelo, es malo, pero este filósofo no vislumbró que la naturaleza humana es buena en su esencia misma y en sus tendencias más profundas. Esa bondad radical, unida a los múltiples males cotidianos, constituye la causa  de las luchas y el progreso de la humanidad. Un avance en ese horizonte sería el mejoramiento de las condiciones sociales de las prostitutas, ya que un mundo sin prostitutas sería imposible, aunque los impugnadores concienzudos visualicen líricamente un mundo asépticamente moral.El mejoramiento de las condiciones de la prostitución debería sustentarse en puntos como la seguridad social plena, leyes  de protección al oficio, la opción de insertarse en cualquier momento a otros oficios y actividades sin sufrir discriminación. Fuente: paginasiete.bo