La falta de agua potable en Bolivia activa negocios en ciudades en crisis

Negocios en época de escasez. Las posibilidades para obtener nuevos ingresos surgieron cuando el agua empezó a faltar en hogares y comercios. Hoy, el problema continúa, así como las oportunidades

La falta de agua potable activa negocios en ciudades en crisis

Achumani. Oferta de agua potable en una agencia de Delizia, en la zona Sur de la sede de gobierno. Foto: Jorge CastelAchumani. Oferta de agua potable en una agencia de Delizia, en la zona Sur de la sede de gobierno. Foto: Jorge CastelLa Razón  / Jorge Castel / Wálter Vásquez / La PazLa falta de agua ha sido una oportunidad para la creación o reactivación de negocios formales e informales en urbes que sufren el racionamiento. Productos y servicios son parte de estas experiencias, constató La Razón en Cochabamba, Oruro, Sucre y La Paz.La sequía por la que atraviesa Bolivia, la peor en 25 años, mermó este año, según AFP, el suministro del líquido elemento en siete de las 10 principales ciudades del país: La Paz, El Alto, Cochabamba (centro), Sucre (sureste), Tarija (sur), Oruro (oeste) y Potosí (suroeste).Esta situación incrementó la producción de agua embotellada y la comercialización de recipientes de diversa capacidad para el acopio del líquido, así como de bombas, pastillas potabilizadoras. También reactivó o desarrolló los negocios de transporte del recurso, lavado de ropa y perforación de pozos, entre otras actividades.“Sí, efectivamente se ha incrementado la venta de tanques, mangueras y todo lo que tenga que ver con el agua”, afirmó Susana González, de la tienda Cubox en la calle 26 de Cota Cota, una de las 94 zonas paceñas donde el racionamiento está vigente desde el 8 de noviembre. “Lo más requerido”, agregó,  “son las bombas de agua”, que sirven para llevar hasta los pisos superiores de un edificio el agua de los nuevos depósitos que se instalaron producto del desabastecimiento a 140 barrios de la ciudad, en cuyas calles y avenidas se pudo observar comerciantes ofreciendo tachos, baldes y otros utensilios para captar agua.DEMANDA. Fernando Rojas, quien tiene una ferretería en la calle 23 de Calacoto, al ver la oportunidad del negocio, incluyó a los baldes en la oferta de su establecimiento. Semanas atrás “sí hubo (una mayor) demanda, pero lamentablemente los distribuidores no pudieron cumplir con nuestros requerimientos”.En todo el sector, recordó, había vendedores ambulantes. “La gente estaba desesperada, compraba las cosas a cualquier precio y nadie controlaba, ni la Intendencia”.En Achumani, otro barrio que  también sufre la carencia del líquido vital, la agencia de Delizia fue una de las más visitadas por la población. En la sucursal se dio “más prioridad al agua que a los helados y jugos”, según David Stevens, encargado del punto.“La empresa ha trabajado más en el embotellado del agua. La compra es constante. Al día vendemos hasta 50 litros, en los fines de semana más, las familias llevan de tres a cinco galones” de 5 litros, aunque “la desesperación ha pasado”, contó.Los propietarios de cisternas también vieron en la gran demanda del recurso una oportunidad y, al igual que otros vehículos particulares, se dedicaron a transportar agua para edificios, condominios y grupos organizados de vecinos. Un ciudadano que prefirió mantener su nombre en reserva comentó que cobra Bs 250 por el transporte de 1.000 litros de agua de vertiente a zonas como Auquisamaña y Achumani.En Cochabamba, donde la escasez de agua potable es un problema con el que ya convive la población desde hace varios años, el racionamiento provocado por la falta de lluvias y reducción del líquido en represas y lagunas destinadas a abastecer a la ciudadanía —que ahora tienen agua de la red por algunas horas y solo una vez al día— provocó en los últimos meses que el negocio de las cisternas vuelva a ser rentable.Según los llamados “aguateros” de la zona norte, al menos 300 vehículos retomaron la labor de venta. “Antes solo dejábamos a pedido agua a condominios, edificios solo de la zona norte. Dejamos de ir al sur porque la red de agua potable se extendió, pero la escasez nos hizo recorrer de nuevo esas calles”, contó Ángel Gómez, propietario de una cisterna.Los coches se abastecen de pozos y vertientes que se encuentran en domicilios, se desconoce si pagan por el agua y el precio.MEDIDAS. Al menos 200 vehículos, con capacidad de hasta 2.000 litros de agua, recorren la parte sur de la ciudad, otros 300 abastecen a las zonas norte y central. El líquido se comercializa entre Bs 7 y 15 el turril de 200 litros, y si dejan en los tanques, tres minutos cuesta Bs 90. “Los precios varían de acuerdo con la distancia de la zona”, añadió Gómez.Los motorizados de la Alcaldía, por su parte, venden la misma cantidad a Bs 3, aunque dan solo un turril por familia y pasan por las zonas una vez a la semana.Orlando García, dirigente del Sindicato Manantial Tunari, ubicado en el norte de la ciudad, alertó que el caudal  en los manantiales se redujo en 30%. “La demanda es alta, en la zona central y norte subió en un 60%, debido al racionamiento”, dijo.El negocio, que para los “aguateros” iba muriendo de a poco con la ampliación de la red, revivió debido al racionamiento que se prevé empeorará porque las lluvias no llegan al valle con la intensidad necesaria y por las altas temperaturas de la época.En Oruro, la falta de agua por la sequía, en especial en el área rural, elevó la demanda por recipientes para el acopio del líquido elemento, por lo que el comercio de este tipo de productos aumentó, en especial en casas importadoras de plástico y pequeñas tiendas del comercio formal. Una de éstas es el Palacio del Plástico, que tiene una sucursal en la céntrica calle Bolívar y otra en la Ayacucho. “En todo este tiempo hemos vendido muchos tachos de varios tamaños, bañeras y baldes, más a la gente del área rural”, dijo Andrés Veizaga, administrador del negocio.En el comercio informal, la venta de receptáculos de plástico, se asentó en la intersección entre la Av. 6 de Agosto y la calle Junín, en especial los miércoles y sábado, días de la Súper Feria. “Llegamos desde La Paz a vender estos productos que son peruanos, quienes nos compran más son los del campo”, indicó José Mamani.Las importadoras de equipos, a su vez, atendieron más pedidos de bombas de agua. “La demanda es de los municipios del área rural, que las adquieren para sacar agua de pozos perforados”, señaló Pánfilo Rua, de Import-Oruro.En Sucre, la crisis reactivó la comercialización de agua embotellada. Otro sector que recuperó su protagonismo es el de los propietarios de cisternas.Tanto la Alcaldía sucrense como la Gobernación departamental contrataron este servicio para dotar agua a las zonas altas de la ciudad. Además, los vecinos se organizan para contratar estos vehículos y contar con el líquido elemento. Las empresas especializadas en la perforación de pozos también son muy requeridas para aprovechar las vertientes subterráneas que hay en la urbe.