Carlos ValverdeEl historiador Peter Burke usa el término ‘síndrome de la Enciclopedia Soviética’ para referirse a la adaptación del pasado al presente, pero obviamente de manera interesada y con manipulación, además de la censura de algunos pasajes. Yo me he permitido aumentar aquello del utilitarismo historicista para tratar de graficar lo que está haciendo don Héctor Arce, procurador general del Estado; es decir, usar en su beneficio la historia y el devenir político del país, al utilizar dos hechos ocurridos, uno en 1965 (habilitación de René Barrientos) y el otro, en 1984 (habilitación de Jaime Paz Zamora), para lograr la repostulación de Evo Morales, sin considerar que “un acto contrario al derecho jamás puede constituirse como un precedente para aplicarse a futuro; cualquier estudioso de derecho puede coincidir en que solo los actos conformes al derecho pueden constituir precedente”. En el caso del ejemplo de Arce, referido al periodo 2006-2011, se puede observar que el procurador no entendió la sentencia constitucional que habilitó la nueva elección de Morales: no fue el hecho de que no se hubiera completado el periodo de Gobierno, sino que el Tribunal Constitucional alegó la “constitución de un nuevo Estado” como base para no contar el periodo anterior. En definitiva, si un mandatario decide renunciar antes de los seis meses, para que no se considere el periodo como ‘completado’ y esto le permita habilitarse a uno nuevo, entonces la prohibición de reelección establecida en la vigente Carta Magna deja de tener sentido. El tema es claro: la renuncia del presidente no implica interrupción del periodo. Es evidente que en 1982 se vivió una ‘situación política especial’ que exigió una ‘salida especial’ y que, por ello, se optó por la habilitación del vicepresidente como mecanismo para preservar la democracia, aunque es correcto reconocer que la misma no guardaba relación con la Constitución. Por tanto, cualquier alegato que lo intente poner en el contexto actual, a fin de justificar una nueva repostulación de Morales, puede ser muy político, pero debe ser visto como un hecho como contrario al derecho. Es importante recalcar que la renuncia no habilita, pero, además, eso se ha reforzado con el hecho de que hubo un referéndum que negó cualquier posibilidad de una nueva repostulación (eso fue lo que se consultó), de manera tal que, ‘legalmente’, el caso está terminado. El 21-F se pidió al soberano que se exprese sobre si se permitía al presidente y vicepresidente repostularse. La respuesta fue contundente: No.El Deber – Santa Cruz