EE UU pide dureza con Corea del Norte por la amenaza directa a Japón

El proyectil lanzado por Pyongyang cruzó territorio de otro país, lo que no ocurría desde 2012. “Creo que tiene que ocurrir algo serio. Ya basta”, dice la embajadora Nikki Haley.



Nikki Haley, embajadora de Estados Unidos ante la ONU.
Nikki Haley, embajadora de Estados Unidos ante la ONU. AFP

Washington se impacienta con Pyongyang y reclama mano dura. Más mano dura. Pasados los días de aquella guerra verbal entre el Gobierno estadounidense y el régimen de Kim Jong-un, lo que ha quedado sobre el tablero es la disposición de piezas inicial: Corea del Norte lanzó este martes un misil balístico que sobrevoló Japón, la enésima prueba de armamento nuclear y muestra también de que las sanciones impuestas por la ONU no surten el efecto deseado. El presidente Donald Trump advirtió de que “todas las opciones”, incluida la militar, están sobre la mesa.

El empeño de Corea del Norte en su carrera nuclear está sacando de quicio a la comunidad internacional. Es ya el país más sancionado del mundo por el desarrollo de este armamento y a los últimos correctivos impuestos por la ONU respondió con amenazas verbales y más lanzamientos. Nikki Haley, la embajadora de Estados Unidos en Naciones Unidas, clamó un “ya basta” ante la prensa este martes en Nueva York.

El Consejo de Seguridad tenía previsto reunirse esta madrugada para abordar el asunto a petición de Japón, pero Haley ya dejó clara cuál iba a ser la postura estadounidense. “El lanzamiento del misil de Corea del Norte es inaceptable”, dijo la embajadora, “ha violado todas las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que aprobamos y creo que debemos tomar una decisión fuerte”, recalcó. “Creo que tiene que ocurrir algo serio. Ya basta”, añadió.

Gracias a la presión de Washington, el Consejo aprobó el pasado día 5 por unanimidad —es decir, con la bendición de China y Rusia— una ronda de sanciones económicas de calado, que suponían un recorte de exportaciones por valor de 1.000 millones de dólares (una tercera parte del total de ventas al exterior del ya de por sí aislado país). Acto seguido, comenzó el cruce de amenazas entre la dictadura norcoreana y la Administración de Trump que causó una crisis en toda regla. Las aguas se calmaron, pero el problema sigue abierto y sin visos de suavizarse.

El desafío de este martes fue mayor esta vez porque el proyectil recorrió más distancia de lo habitual y cruzó territorio de otro país, algo que no ocurría desde 2012. El misil se lanzó alrededor de las 5.57 horas (20.57 GMT del lunes) desde Sunan, un área muy próxima a la capital, Pyongyang. El cohete voló unos 2.700 kilómetros y alcanzó una altitud máxima de unos 550 kilómetros, según datos del Ejército de Corea del Sur citados por la agencia Yonhap. Cruzó los cielos de la isla de Hokkaido, situada en el norte del archipiélago japonés, y cayó al mar a unos 1.200 kilómetros al este del territorio nipón.

Con las noticias del lanzamiento aún muy frescas, a primera hora de la mañana en Estados Unidos, la Casa Blanca emitió un comunicado en el que advertía de que “todas las opciones” están sobre la mesa. “Estos actos amenazantes y desestabilizadores solo aumentan el aislamiento del régimen norcoreano en la región y el resto del mundo”, agregaba la declaración del presidente.El ministro portavoz del Gobierno japonés, Yoshihide Suga, aseguró que el lanzamiento no ocasionó ningún daño y que las Fuerzas de Autodefensa, que tienen desplegadas en el territorio varias baterías para interceptar misiles a raíz de la amenaza norcoreana, no intentaron derribar el cohete.

No obstante, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, consideró que el lanzamiento es “una amenaza seria, grave y sin precedentes” y mantuvo una conversación telefónica con Trump al respecto. Ambos acordaron “aumentar la presión” contra el régimen, algo que por el momento no solamente no ha llevado a Kim Jong-un a abandonar sus planes de desarrollar armas nucleares, sino que los ha acelerado.

Para China, a la que Washington presiona para que endurezca su postura ante Pyongyang, la dinámica de este verano sirve para argumentar precisamente en contra de una mayor mano dura. Pekín defendió, a través de su Ministerio de Exteriores, que “los hechos han demostrado que la presión y las sanciones no pueden resolver el problema” e instó a las partes a sentarse a negociar.

No es la primera vez que un proyectil norcoreano atraviesa los cielos del país: el último lo hizo en 2012, cuando Pyongyang disparó un cohete cuya trayectoria sobrevoló las pequeñas islas de Okinawa. También sucedió en 2009 y en 1998, pero en todos estos casos el régimen norcoreano alegó que se trataba de cohetes para, supuestamente, poner en órbita satélites y había avisado con antelación de que los iba a lanzar.

No fue así en esta ocasión, porque el disparo tenía objetivos militares.Llegar a Guam Para Cheng Xiaohe, profesor de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad de Renmin, el lanzamiento responde a tres motivos. Uno, “probar los misiles de medio y largo alcance en una trayectoria estándar para que lleguen más lejos”, algo que prácticamente no se ha hecho. Dos, “mostrar que estos misiles, disparados hacia otra dirección, serían capaces de llegar a Guam”, una pequeña isla estadounidense en el Pacífico que alberga importantes bases militares y que ha sido señalada en varias ocasiones por el régimen norcoreano.

Y tres, amenazar a Japón por su apoyo a Estados Unidos y a las sanciones impuestas por la ONU: “Si los proyectiles pueden sobrevolar el país, no sería un problema atacar su territorio”.El lanzamiento ocurre apenas dos días después de que se dispararan otros tres misiles balísticos de corto alcance que cayeron en aguas del mar de Japón (mar del Este para las Coreas), unas pruebas que se han convertido en algo habitual especialmente en momentos de tensión en la península. Los Ejércitos de Corea del Sur y Estados Unidos se encuentran estos días llevando a cabo maniobras militares conjuntas, unos ejercicios que irritan enormemente a Pyongyang y a los que el régimen acostumbra a responder con pruebas de armamento.

Fuente: elpais.com