Ya recorren la zona de búsqueda con robots y envían una cápsula de rescate

Cuatro vehículos no tripulados rastrean al ARASan Juan. El lunes se suma otro que puede llevar 16 tripulantes.

El capitán. Héctor Alejandro, ayer en Comodoro Rivadavia. Foto Juano Tesone



Héctor Alejandro es capitán de la Marina de Estados Unidos, de la que forma parte desde hace ocho años. En su carrera militar participó de distintas operaciones, pero esta misión, afirma, es desde la parte humana una de las más difíciles que le tocó. La noticia sobre la posible explosión del submarino argentino golpeó con fuerza el ánimo de los marines estadounidenses que trabajan en el puerto de Comodoro Rivadavia. Pero en el trabajo de ellos nada cambió: no hay descanso y las 24 horas del día siguen reacondicionando el barco que transportará la cápsula de rescate una vez que sea localizado el ARA San Juan.

Además, el buque Skandi Patagonia llegó ayer a la zona de busqueda y comenzó a operar. Lleva cuatro vehículos no tripulados de alta tecnología. Uno de ellos llega a 1.500 metros de profundidad y los otros tres a 260 metros. No son submarinos de rescate, como el que espera en Comodoro Rivadavia. Son de reconocimiento, aunque uno de ellos puede rescatar hasta seis personas.

En Comodoro Rivadaviarealizan cortes en la embarcación Sophie Siem para poder lanzar un mini de rescate.

En Comodoro Rivadavia, ayer se sumaron unos 40 soldadores que se dividieron en dos grupos. La mitad trabajará de día y la mitad de noche. Son los encargados de “abrir” el barco noruego Sophie Siem para que se pueda encastrar la cápsula de rescate, una especie de mini submarino que en caso de hallar al ARA San Juan, podría rescatar a 16 personas por vez. Lo que hacen los soldadores es cortar, literalmente, el barco en la parte de atrás. Una especie de “puerta” para que el mini submarino pueda salir al mar con facilidad desde el buque.

Las grúas no dejan de moverse, los camiones salen y entran del puerto Antonio Morán como ocurre desde que el ejército de Estados Unidos llegó hace ya cuatro días y revolucionaron la ciudad patagónica. La información, que hablaría sobre una posible explosión en el fondo del mar relacionada al submarino argentino, no modificó los planes de la marina norteamericana que siguen con las operaciones a contrarreloj.

Todas esas operaciones no son fáciles y llevan tiempo. De manera oficial nadie se anima a confirmar cuándo estaría listo el buque para poder partir rumbo al sitio exacto donde los micrófonos subacuáticos detectaron la explosión. Sin embargo por lo bajo cuentan que podría estar listo para el sábado, por lo que a la zona llegaría el lunes o el martes. “Trabajamos igual que desde el primer día y así seguiremos porque nuestro objetivo es encontrar a los tripulantes argentinos”, afirma Alejandro, nacido en Puerto Rico. El capitán de esta misión explica que este mini submarino puede descender hasta los 600 metros de profundidad: “¿Qué pasa si están más profundo que eso? No sabemos, primero hay que localizarlo”, dice.

En Comodoro Rivadaviarealizan cortes en la embarcación Sophie Siem para poder lanzar un mini de rescate.

Esta tecnología –agrega Alejandro- es la mejor con la que cuenta la Marina estadounidense en cuestión de rescates de submarinos: “No hay nada que se le compare”, dice mientras camina por el puerto y coordina los movimientos del resto del equipo. Se lamenta ante la información oficial sobre la posible situación crítica de los submarinistas argentinos y asegura que desde el lado humano es una de las misiones más difíciles de las que participó: “Ellos son mis hermanos latinos”.

En el mini submarino que transportará el barco Noruego a la zona de búsqueda irán dos tripulantes, que en general son médicos, pero se maneja a control remoto desde el buque. Esta cápsula tiene la capacidad de acoplarse al submarino sellando la escotilla del mismo, lo que le permitiría a los tripulantes del submarino ingresar en la cámara.

Fuente: clarin.com