Bolivia quiere justicia fiscal

Carlos Pablo Klinsky Fernández*Por una decisión centralista del gobierno –agravada por la ineficiencia del Viceministerio de Autonomías-, el Pacto Fiscal se ha venido demorando durante demasiado tiempo, al punto de violarse el plazo legal de cuatro años para implementarlo.Esta postergación se da para que el gobierno central retenga el 85% de los fondos públicos, tal como los maneja en la actualidad, recursos que en gran medida han sido despilfarrados en conocidos casos de corrupción.Agreguemos al cuadro del despilfarro el gasto en proyectos irracionales, como las empresas estatales deficitarias dedicadas a la producción de papel y cartón o al procesamiento de la hoja de coca, así como a la instalación de ingenios azucareros en zonas donde no existe materia prima cañera.Igualmente, sumemos los gastos suntuarios en aviones presidenciales y en nuevos palacios. Todo esto nos lleva a concluir que el gobierno central no es un inversor eficiente del dinero de los contribuyentes, y que es hora de que el país ensaye la alternativa de planificar la inversión pública desde los niveles que son más cercanos a la gente, como las gobernaciones y los municipios.En este sentido, Santa Cruz viene proponiendo desde 2014 un mecanismo equilibrado de financiamiento basado en la fórmula 50/50, donde el gobierno central manejaría la mitad de los recursos públicos, mientras que la otra mitad sería administrada por los departamentos (gobernaciones, municipios y universidades estatales).Lo interesante de esta nueva modalidad de asignación es que aseguraría que los recursos lleguen adonde son más necesarios, de acuerdo a la nueva realidad nacional mostrada por el Censo de Población y Vivienda del 2012.Desde el centralismo ya se dejan entrever nuevas maniobras para dilatar la redistribución de fondos, teniendo en cuenta los tiempos pre-electorales que se avecinan, en los que la maquinaria clientelar oficialista necesita mantener la ficción del presidente-mesías que distribuye dádivas desde su helicóptero. Un modelo de inversión nada serio ni inteligente, que no contribuye realmente a la resolución de los grandes problemas sociales de Bolivia.*Senador demócrata