El descalificativo más frecuente de los gobernantes populistas es “vendepatria” y su mayor aspiración ha sido procesar y condenar a sus enemigos por “traición a la patria”, cosa que nunca pudieron pese a tener al poder judicial de su lado y haber inventado una y mil causales para calificar de ese modo a los opositores, perseguidos hasta el cansancio.
“No hay inventor que no muera por su invento”, dice el refrán y eso justamente es lo que le está ocurriendo a la expresidente argentina, Cristina Fernández, quien ha sido acusada formalmente por un juez federal de traición a la patria, por haber dado órdenes expresas de proteger y exculpar a los terroristas iraníes que cometieron el peor atentado de la historia del país, el bombazo a la sede de la AMIA, que dejó 85 muertos y 150 heridos. El magistrado ha pedido el desafuero de la actual senadora y su detención preventiva que la podría poner tras las rejas y expuesta incluso a un procesamiento internacional.
Fuente: eldia.com.bo