Deporte y corrupción

Carlos Meleán

Hasta Hitler tuvo su olimpiada, normal, y después lentamente vimos que el deporte es un negocio corrupto como lo demuestra la «sistemática manipulación  de atletas», en algunos países, para ganar medallistas de diferentes colores que después son el honor nacional, o como demuestran todas esas construcciones que se van deteriorando en el Brasil después del mundial de fútbol, porque nadie las usa.

Claro, estamos hablando de billones de dólares, de billones que van y vienen y después nadie sabe nada de nada, si los atletas van dopados o no, si sus pruebas de orín fueron alteradas, cambiadas, manipuladas… o si el país donde se llevan a cabo tiene una dictadura o no, y así el pueblo aplaude, la gente viaja, chupa, come, baila, duerme y el mundo se alegra de ver que el deporte une… une las cuentas bancarias de unos cuantos, nada más, pero eso a quién importa.



Realmente somos unos genios, hemos inventado la rueda nuevamente y vamos atropellando a todo lo que se pone a nuestro adelante, porque el que está en contra, es un vendido, es un resentido, es uno que ha perdido su identidad y por eso está en contra del progreso nacional, y nada importa si durante esos actos al pueblo le meten el palo por el culo, claro a quién le ha de importar si los deportistas solamente son deportistas, los espectadores solamente son espectadores, los policías solamente policías, los curas solamente curas, y los demás esa masa indiferente, sin opinión ni bolas. Y de los políticos ni hablar, ellos son los dioses que todo lo saben.

 

Por eso decir que el Dakar no es un deporte es un pecado, decir que el Dakar es del Dakar y nada tiene que ver con Bolivia, es un sacrilegio y la pena es ir a parar al nuevo Infierno Plurinacional, donde los más pecadores son los que son del menos… Y decir que con esa plata «invertida» no en el sentido de volteada, se podría construir un hospital, y si ya tuvimos 3 Dakares, ya podríamos haber tenido tres hospitales, pero como hemos aprendido que las canchitas de futbol, con pasto sintético, son como hospitales sin médicos, pues que jodemos, si nos da cáncer a corretear 100 vueltas alrededor de  la canchitas, ya que entrar también está prohibido.

Hemos llegado al extremo, donde las cosas tienen que cambiar, porque seguir por este camino no ha de traer nada bueno, ya que el Dakar nunca ha de poder curarnos, darnos de comer, o pagar nuestras rentas y las pateaduras a los que protestan solamente traen moretones que luego no se olvidan.

Vivimos en un sistema corrupto y eso ya no podemos negar, tampoco podemos aceptar que nos digan siempre que los malos son los otros, que el veneno viene de afuera, lo que vivimos ahora es un problema netamente boliviano, que definitivamente no queremos arreglar, porque seguimos con odios antiguos, con resentimientos podridos, porque seguimos peleando con conceptos que trajeron nuestros conquistadores y nosotros en el transcurso de nuestra historia no supimos entender y cambiar.

El deporte puede ser sano para el cuerpo, la corrupción no es buena para la sociedad y menos si vamos construyendo una sociedad basada en mentiras.