Estas unidades corresponderán, entre otras marcas, a vehículos de BMW, Nissan Motor y Volkswagen Group y sus ruedas comenzarán a girar este mismo año, llegando a la consecución total del despliegue previsto durante 2019. El nivel de estos vehículos en cuanto a conducción autónoma será 2+, por lo que no serán completamente autónomos, sino que se sitúan en un estadio intermedio. El objetivo final, claro está, es conseguir alcanzar algún día el nivel 5.
Todos quieren participar en esta revolución
Comienza a ser habitual ver a las empresas del sector destinar parte de sus recursos al apartado de la conducción autónoma o firmar acuerdos con otras compañías para poder hacer uso de su experiencia y herramientas. Un ejemplo claro es, sin duda, Volkswagen, con varios frentes abiertos en diferentes aspectos para lograr la autonomía de sus vehículos, conformando el trato con Intel otro más que se suma al que conocimos hace unos días con Aurora Innovations para desarrollar una servicio de conducción bajo demanda o el que se dio a conocer ayer con Nvidia y su chip Xavier, pensado para este tipo de vehículos.
El reto ahora es, por una parte, conseguir depurar el sistema de conducción hasta un nivel que permita la seguridad y la comodidad de uso a partes iguales, con el añadido de que la estética de los vehículos y su aspecto general no queden arruinados por la colocación de sensores a su alrededor. Esto es algo que Toyota ha demostrado comprender con su nueva Plataforma 3.0, integrada de manera notable en un Lexus con el fin último de que la tecnología añadida no sea óbice para desmerecer el diseño final.Fuente: https://hipertextual.com