Una familia crea un «inmenso» mundo en miniatura en La Paz

Los hermanos Edwin Sánchez y Leonardo Mancilla deciden compartir su colección con el público a través de una página web y un video en YouTube.Daniela tiene nueve años y a diferencia de las niñas  de su edad, no le gusta jugar con  muñecas. En su tiempo libre  la pequeña prefiere cuidar los grandes tesoros de sus antepasados: miles de miniaturas de Alasita.La colección  tiene dos custodios:  los hermanos Edwin Sánchez y Leonardo Mancilla (padre de Daniela). Ellos se encargan de   cuidar y crear un mundo de miniaturas en La Paz.Y con la  intención de mostrar al público la diversidad de obras de Alasita,   Sánchez y Mancilla  han catalogado toda su colección en una página  web: https://museoalasita.wixsite.com/patrimonioExponen  además todo el material en un video en la plataforma YouTube con el nombre “Museo de Alasita Patrimonio Boliviano”.

Leonardo  enseña una de las miniaturas.

En la página web, la colección se divide en cuatro áreas: maquetas y personajes paceños, billetitos de Alasita, la prensa en miniatura y la historia del transporte paceño.Guardan miniaturas que datan desde  1952. Por ejemplo,  una de  las piezas retrata  la escena del  extinto colchonero, sentado en una pequeña banca, frente a una máquina de madera que separa lanas de colores. La pieza fue elaborada con   medias  nylon y trapos.

Los hermanos    Leonardo Mancilla y Edwin Sánchez.

Otras de las miniaturas más antiguas  es  una   sastrería. Es una maqueta de varias piezas y  movible. Fue  elaborada con  mucho detalle. En el  diorama  se observa  seis personas que trabajan  en una sala de costura y diseño con espejos, muchas telas y  una máquina de cocer. “Es una pieza única”, dice uno de los dueños.Entre los otros oficios que cobran vida en escenas en miniatura se encuentra  una  moledora de llajua. Es una de  las  obras más preferidas de  Daniela, quien a la edad de seis años ganó un premio por crear  las pequeñas piezas de colección.



Leonardo Mancilla y su hija Daniela, en  su taller.

En la escena de la  moledora de llajua se observa a  una  señora de pollera   rodeada de  tomates, locotos y ollas. Se ve también  cómo maneja una  piedra de batán.La familia también elaboró  una colección  que  muestra la historia del transporte paceño. En maquetas se pueden ver réplicas de los  primeros tranvías que datan de  hace más de un siglo.  Se  exhiben también los  destartalados micros que aún  recorren las calles de La Paz y  los  nuevos buses PumaKatari.Los coleccionistas incluyeron recientemente  las cabinas del  teleférico,  que día a día atraviesan el cielo de la ciudad.Una de las escenas que más  demandó dedicación y trabajo fue   una  pelea de las cholitas luchadoras,  actividad  que ya  forma parte del atractivo cultural del departamento de La Paz.“Para crear la miniatura, primero fui a ver una de sus presentaciones de las cholitas”, explica mientras observa la variedad de detalles de la pieza.En el cuadrilátero, que no supera los 30 centímetros por lado, se observa la pelea de  tres parejas de cholitas. Una de las luchadoras, vestida con un  conjunto verde, perdió un  zapato y  se encuentra apresada por su contrincante, quien  con un rostro enojado está encima de la visible perdedora. En una esquina del escenario descansan la manta y el sombrero de una de las cholitas. En el mismo sitio  otra luchadora está a punto de saltar, desde la tercera cuerda, sobre la cachascanista.En este pequeño mundo también se encuentran  figuras en cera y yeso  que recrean personajes y escenas del  cine boliviano e internacional, como  Rose y Jack   del filme Titanic y   Cantinflas. En una esquina se ve a un  Eleuterio Huanca  de cinco centímetros, que camina junto a su bicicleta, como en una escena de  La bicicleta de los Huanca.

Las miniaturas  inspiradas en personajes de cine.

Exponen   la  figura de un  aguerrido soldado con cabello largo y el rostro pintado. Se trata  de  William Walce, de Corazón Valiente.  En otro de los estantes se observa también a  una virgen que descansa sobre a carroza de una camioneta, como en la  película Cuestión de fe.Muestran billetes de Alasita,  que datan de 1928. También conservan  papel moneda que retrata las diversas batallas. Guardan además una pieza especial que muestra a  Los  Beatles en una  fiesta de la fortuna.  Y  es que en este mundo de miniaturas no hay límites para la imaginación.

Fuente: paginasiete.bo