Los juegos suramericanos muestra sus dos caras

La Villa Suramericana abrió sus puertas a los 14 países con buenas y malas. Hubo críticas de algunos y elogios de otros. El complejo deportivo y de hospedaje está listo.

Henry Ugarte



La Villa Suramericana abrió ayer sus puertas a las delegaciones de los 14 países que participarán en la versión XI de los Juegos Suramericanos con cosas buenas y malas cuando falta nada más que un día para la gran inauguración del evento deportivo en la ciudad de Cochabamba. Para los deportistas nacionales, el complejo habitacional tiene ciertos aspectos que no son agradables para una buena estadía en la Llajta.

Marcado por un gran contraste en la zona de la Tamborada, la villa se encuentra en el corazón de un sector, donde la gente es de escasos recursos y la fuente principal de sus ingresos es la agricultura. Solo basta ver que los caminos que conducen al complejo no son pavimentados y que el cemento recién comienza una vez que se ingresa al escenario.

Una vez allí, las siete hectáreas que comprende el terreno se dividen en el parqueo, el velódromo, el comedor, el estadio de atletismo, el hotel para jueces y la zona de los departamentos, esta última con 14 bloques de 12 niveles para hospedar a los más de 4.000 deportistas que competirán por ganar una medalla en los juegos.

DIEZ tuvo la oportunidad de ingresar al espacio que la organización otorgó a los atletas, donde todavía existe una serie de falencias e incomodidades, pues cada departamento consta de tres habitaciones, de las cuales dos son para la misma cantidad de personas y la restante, para tres.

Los miembros de los cuartos dobles tienen que compartir un baño, mientras que los atletas de la habitación triple cuentan con un sanitario para ellos. Además, varios optaron por guardar su indumentaria en el suelo, abajo de las camas porque no hay roperos, sino un perchero para colgar ropa y eso no les abastece.

En la sala de espera, donde el espacio es ideal para desestresarse y usarlo para recreación, está decorado solo por una mesa de plástico con cuatro sillas, mientras que, en el baño, algunas duchas no estaban bien colocadas.

Algo que molestó a los deportistas y a sus entrenadores fue la orden que recibieron por parte de los encargados de seguridad, que decidieron separar a los hombres de las mujeres, sin importar que estos sean miembros del mismo equipo nacional. Por ejemplo, las chicas de bicicross comparten departamento con las de raquetbol, alejadas de sus compañeros de selección.

Fuente: diez.bo