Marcelo Arias, la voz detrás de «Cuecas para no bailar»

En 2016, cuando Marcelo Arias retornó de Estados Unidos, escuchó en una radio local de una movilidad pública la canción “Cuecas para no bailar” que interpretó unos años atrás para el disco de Willy Claure (músico cantautor) y no creyó que se había popularizado tanto.

“Ese tema me trajo bellos recuerdos, pero no pensé que iba a pegar de esa manera”, cuenta. En esa época le llegaron solicitudes para hacer nuevas versiones del tema. Los rechazó porque no era lo que buscaba.



El encuentro con esta cueca fue en una tarde de verano de 2007, cuando Marcelo compartía unas “guitarreadas” en la casa del Papirri (Manuel Monrroy Chazarreta) quien para entonces vivía en Cochabamba. Ese día, inesperadamente, apareció un personaje al que Marcelo admiraba de lejos, pero no había tenido la oportunidad de compartir; era Willy Claure. Lo había visto en conciertos, en videos, en escenarios grandes, pero jamás había hablado cara a cara con él. Esa tarde, la música fluyó. Marcelo cantó una par de canciones y Willy quedó cautivado con su voz. “Quisiera que cantes una de mis canciones. Te avisaré para grabar”, fue la propuesta de Willy, que se formalizó un par de años después a través de una plática en Internet.

La grabó en Santa Cruz y, meses después, Marcelo migró a los Estados Unidos para buscar nuevos rumbos para su familia y su música, país en los que grabó una par de discos con Jefrey Kipperman, un contrabajista neoyorkino, pero esa es otra historia que más adelante se contará.

La trayectoria de Marcelo

Una madrugada de enero de 1981, Catavi, Potosí, vio nacer a Marcelo Arias, quien radicaría casi toda su vida en Cochabamba.

El cantautor Bonny Alberto Terán alguna vez dijo que del norte de Potosí siempre han surgido grandes artistas. Marcelo formó parte de esa lista.

La música siempre formó parte de su familia porque casi todos tocaban algún instrumento y también realizaban otras actividades culturales. Su pasión se reflejaba en sus canciones, ya que invertía horas y horas perfeccionando las letras, las melodías y las armonías de sus composiciones.

En 2006, Bolivia vivía una etapa política de cambio. Época en la que surgieron varios proyectos musicales, entre ellos Quimbando, una propuesta diferente con una letra de protesta desde las voces de tres jóvenes que tenían un común denominador, ser oídos. Marcelo era el guitarrista y vocalista. “El arte siempre ha sido el mejor refugio para enfrentar y manifestar nuestro repudio. Lo fue antes de nosotros, en nuestra época y lo será”, menciona.

En ese entonces, mientras él llevaba su música a comunidades indígenas y pequeñas obras teatrales para hablar de política, conoció a Aliya Ellenby, quien en 2012 llegó a ser su esposa y la madre de sus dos hijos. Su música pasaba por una evolución constante tanto por el contexto político como por las lecturas de literatura e influencias de artistas latinoamericanos.

Quibamdo se hacía popular. Sobre todo cuando se incorporaron más integrantes, músicos recién salidos del instituto Eduardo Laredo. La banda llegó a grabar cuatro discos. En 2012, decidieron dar otros rumbos a sus vidas. Casi el total de la banda se fue a estudiar música al país vecino, Argentina. Entonces Marcelo y su familia migraron a los Estados Unidos. “No quería tocar, quería darle una pausa a la música, pero hice todo lo contrario”, comenta. Ahí conoció a Jefrey Kipperman, un reconocido contrabajista neoyorkino con quien grabó dos discos. Ese dúo realizó varias giras en diferentes condados de los EEUU promocionando su discografía. En 2016 retornó a Bolivia. “Quiero grabar un disco más con él (Kipperman). Ya tengo 14 sonetos que falta musicalizarlo”.

Actualmente, Marcelo vive en Cochabamba. Sus apariciones en escenarios son esporádicas porque se encuentra trabajando en su próximo proyecto como solista.

Asimismo, forma parte del proyecto de Carlos Fisher, guitarrista cruceño de jazz, al que se dedicará de completo por un buen tiempo.

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Back again. El grupo Quimbando retornará a los escenarios. Volverá con su quinto disco que se grabará entre julio y agosto. Marcelo Arias confirmó su retorno para octubre de este año.

“Ma kikin” (no es igual). Las canciones que componen cada una de los discos no son iguales. Cada una tiene una historia diferente. Además, fueron realizadas en contextos distintos y Marcelo dice que quita la monotonía de un grupo y, a la vez, experimentan ritmos, armonías y demás. “Es una fábrica musical. Amo Quimbando y creo que todos los que componemos sienten lo mismo”, dice.

Los músicos. Quienes componen Quimbando son músicos que, en su mayoría, estudiaron en Argentina con fuertes influencias de jazz moderno. Actualmente todos retornaron a Cochabamba.

Fuente: lostiempos.com