Según un nuevo estudio, para el año 2020 más de la mitad de la población mundial será considerada «clase media»

Por Heather Long y Leslie Shapiro

Un joven observa un teléfono inteligente en un centro comercial de Bangkok (Bloomberg / Brent Lewin)

Un joven observa un teléfono inteligente en un centro comercial de Bangkok (Bloomberg / Brent Lewin)

El mundo está al borde de un hito histórico: para 2020, más de la mitad de la población mundial será «clase media», según el académico de la Institución Brookings, Homi Kharas.



El experto define la clase media como personas que tienen suficiente dinero como para cubrir necesidades básicas, como alimentos, ropa y hogar, y aún disponen de dinero para algunos lujos, como ir de restaurantes, pagar por la televisión, un auto, hacer mejoras en el hogar o acceder una mejor educación.

Es una coyuntura crítica: después de miles de años donde la mayoría de las personas del planeta han sido siervos o esclavos, ahora la mitad de la población tiene los medios financieros para poder hacer algo más que tratar de sobrevivir.

«Casi no había clase media antes de que comenzara la Revolución Industrial en la década de 1830. Solo había realeza y campesinos. Ahora estamos a punto de tener un mundo donde mayoritariamente hay clase media», explicaba Kharas.

Hoy en día, la clase media asciende a unos 3.700 millones de personas, lo que supone el 48 por ciento de la población mundial. Un adicional de 190 millones (2.5 por ciento) son los mega-ricos. Juntos, los dos grupos constituyen la mayoría de los humanos en 2018, un cambio con consecuencias de gran alcance para la economía global. Y todo esto podría suponer implicaciones para la felicidad de millones de personas.

¿Cuándo dinero se necesita para cumplir con la definición de Kharas de la clase media? Depende del lugar donde vives y, más precisamente, de cuán caras son las cosas allí donde estás. La definición de Kharas tiene en cuenta el mayor costo de satisfacer las necesidades básicas en lugares como Estados Unidos, Europa Occidental y Japón, en comparación con otras partes del mundo.

En dólares estadounidenses, Kharas define a la clase media global como aquellos que ganan entre USD 11 y USD 110 al día, o entre USD 4.000 y USD 40.000 al año. Esos números son por persona, por lo que las familias con dos padres y varios hijos necesitarían mucho más. Es un rango amplio, pero recuerda que ajusta las cantidades por país teniendo en cuenta lo que puede comprar la gente con el dinero que gana. Por ejemplo, ganar USD 12.000 para una familia de cuatro en Indonesia calificaría para la clase media global, pero no en Estados Unidos.

¿Qué pasa con la clase media en Estados Unidos? El ingreso familiar promedio en este país es poco más de USD 59.000 para una familia de tres miembros.

«A los estadounidenses les cuesta trabajo darse cuenta de que la clase media estadounidense está, en una perspectiva global, muy arriba», señaló Anna Rosling Rönnlund, que fundó el proyecto Dollar Street para fotografiar familias y sus estilos de vida en todo el mundo.

¿De dónde vienen estos nuevos residentes de clase media? Kharas estima que de 140 a 170 millones de personas al año se están moviendo hacia la clase media cada año (las estimaciones más exactas son difíciles de obtener, no todos los países mantienen registros uniformes, y en algunos lugares los datos están desactualizados).

India y China han sido los grandes impulsores de una buena parte del auge de la clase media en los últimos años. Ahora, según Kharas, los países del sudeste asiático como Tailandia y Vietnam están preparados para un aumento de la clase media.

Entonces, ¿cómo se ve y se siente, en todo el mundo, ser parte de la clase media global? Dollar Street ha fotografiado la vida cotidiana de más de 250 familias en todo el mundo. Sus temas incluyen una familia de cinco en Burundi que vive con USD 324 al año y una familia de cinco en China que gana USD 121.176 al año. Las fotos muestran a las personas y sus hogares, los utensilios para comer, los inodoros, los cepillos de dientes y el transporte, lo que permite al público comparar los estilos de vida alrededor del mundo.

Recientemente, Dollar Street fotografió a Angga y Yuli Yanvar, una pareja de unos 30 años con dos hijos pequeños, que son parte de la creciente clase media en Indonesia. Angga es un trabajador social y Yuli es maestra. La familia tiene un refrigerador, electricidad y una moto para moverse, y sus hijos tienen varios juguetes, como bicicletas o un miniauto eléctrico. Están ahorrando para comprar una casa y un auto, objetivos que parecen realistas ya que tienen unos ingresos anuales de más de USD 12.000.

Lo que llama la atención es cuán similar es la vida cotidiana en todo el mundo, con la excepción de los muy ricos o los pobres. La gran mayoría de las familias tienen electricidad, agua corriente en sus hogares, niños que asisten a la escuela y algún tipo de transporte.

«Lo más llamativo es que muchas de las personas que visitamos hasta ahora tienen un cepillo de dientes de plástico», apuntó Rönnlund, que comenzó Dollar Street en 2015. «Lo mismo ocurre con el jabón. Casi todo el mundo tiene acceso a algún tipo de jabón. Los más pobres compran una pequeña fracción de una pastilla de jabón o la fabrican ellos mismos. Cuando llegas a la clase media, ves a personas que compran grandes pastillas de jabón de producción local. Cuanto más subes en la escala de ingresos, más agradable se vuelve el jabón u otros productos de limpieza».

Eso se alinea con la investigación de Kharas. «Esta gente en la clase media global tiene muchas cosas en común. Les gusta tener aire acondicionado, un refrigerador, un auto o una moto para moverse, y les gusta ir de vacaciones y no tener que trabajar todos los días».

¿Más dinero y más cosas nos hacen más felices? Hay debates interminables sobre qué cantidad de dinero y qué estilo de vida maximizaría la felicidad. Los investigadores que han estudiado en profundidad este aspecto señalan que el estado de ánimo no mejora mucho después de los USD 75.000 anuales en Estados Unidos.

Dicho esto, las personas también tienden a sentirse mejor si están subiendo en la escala de ingresos, sin bajar ni estancarse, lo que ayuda a explicar por qué la clase media en Estados Unidos y gran parte de Europa está molesta después de años de congelamiento en sus ingresos.

Rönnlund y su equipo han sido testigos de algunas de estas tendencias con el proyecto Dollar Street. No preguntaron específicamente sobre la felicidad, pero preguntaron a cada familia que fotografiaron sobre sus cosas favoritas que poseen y qué les gustaría comprar si tuvieran un poco más de dinero.

Una familia pobre decía que un cubo de plástico era su posesión favorita porque, para ellos, suponía la diferencia entre la vida y la muerte. También soñaban con conseguir un teléfono o una mejor bicicleta. Las familias de clase media valoraban aquellas cosas que mejoraban sus vida, como el aire acondicionado o el refrigerador, y deseaban tener automóviles o casas. Las familias más ricas apreciaban artículos como el alcohol especial, las plantas exóticas o los lujosos unicornios.

«Pensé que sería más fácil fotografiar a personas ricas, pero ha sido todo lo contrario», afirmó Rönnlund. «A las personas más ricas les cuesta invitar a otros para que vean su casa tal y como está. Quieren escenificarlas para que se vean bien y presenten su mejor versión en las redes sociales».

 

Fuente: infobae.com