Existen dos ambiciosos proyectos que apuntan a tratar sus residuos sólidos. Un experto considera que es necesario un estudio de factibilidad.
Alejandra Pau / Oruro
La basura es el eterno problema que afecta a Oruro. Según datos del Ministerio de Medio Ambiente, en el departamento se generan 98.000 toneladas de basura al año sin que de momento se aproveche, recicle o transforme formalmente ningún material a partir de ella. Actualmente, se han propuesto dos opciones para solucionar este tema pendiente desde hace décadas.
Al conmemorarse los 238 años de la gesta libertaria del departamento de Oruro sucedida el 10 de febrero de 1781, el panorama al ingresar a su capital sigue incluyendo promontorios y micro basurales de residuos orgánicos e inorgánicos.
Si bien el centro de la ciudad tiene una limpieza constante, en las zonas periféricas tierra, lodo, plástico, llantas y demás crean un cúmulo fusionado de desechos creando el escenario perfecto para la contaminación ambiental. El panorama no es muy diferente en Challapata, Huanuni y Caracollo.
En 2018 el Ministerio de Medio Ambiente y Aguas informó a los medios orureños que solamente el 57% de la población entrega los residuos a los servicios de recolección de basura en el departamento de Oruro.
Según la información, existen cuatro rellenos sanitarios, dos botaderos controlados y 29 botaderos a cielo abierto en el departamento.
Un polígono industrializador
Uno de los proyectos ambiciosos plantea una solución a nivel departamental a través de la instalación de un Polígono de Tratamiento Integral de Residuos Sólidos Urbanos y Materiales Reciclables, que sería construido y operado por la empresa española E-Green Ingeniería Medioambiental.
El representante del departamento comercial de la empresa española, José Luis Rozas Olivo, señala que la compañía cuenta con una tecnología patentada para el funcionamiento del polígono, que incluye ocho plantas y una capacidad para industrializar 500 toneladas de residuos sólidos urbanos al día.
Según un preacuerdo firmado entre la Gobernación de Oruro y la empresa en 2017, la institución no debe erogar ningún gasto para la construcción del polígono, sólo debe que ceder por 30 años el terreno para su edificación, que según se ha informado, de concretarse el contrato, estará en el municipio de Toledo.
La empresa operaría el polígono por 30 años, tiempo en el que industrializará plásticos, vidrios, metales, papeles y residuos orgánicos para la obtención de nueva materia prima con alto nivel de pureza que se venderá a empresas multinacionales del exterior.
Por ejemplo, el plástico se convertirá en pellets (pequeñas porciones de material aglomerado) para que se elaboren nuevos productos.
La empresa estima que cada tonelada de este producto se venderá entre 700 y 1.000 dólares. De los demás residuos se obtendrá energía eléctrica y térmica a base de gas, además de la fabricación de compost orgánico.
“Estoy volviendo a España el 26 de febrero para firmar el contrato definitivo de la monetización del proyecto (de Oruro) con el grupo financiero. Para poner todo en marcha se necesitan 120 millones de dólares; calculamos que para mediados de abril se ponga la primera piedra”, detalla Rozas.
El representante explica que la concentración de la basura suele ser un 60% orgánica y un 40% del resto. De todo lo que ingresa al polígono quedará como excedente entre un 10% a 15% de residuos que no sirven como materia prima, pero son aprovechables.
Según el diagnóstico de la empresa, los 35 municipios de Oruro más alguno de Potosí, con los que también se firmaría un acuerdo, tendrán la capacidad para generar las 500 toneladas diarias de basura que se necesitan para que el polígono funcione.
Según el preacuerdo, es responsabilidad de la Gobernación de Oruro garantizar la dotación necesaria de los residuos sólidos.
Al respecto, el gobernador de ese departamento, Víctor Hugo Vázquez manifestó a Página Siete que de momento se está esperando la aprobación de los inversores de E-Green para dar el siguiente paso administrativo e iniciar la construcción.
“Por lo menos unos 20 municipios están interesados (en el proyecto) (…). Según información que yo tengo, en el departamento de Oruro se producen unas 200 mil toneladas (de basura) al año. No toda la gente entrega su basura sino que usa otros mecanismos para desecharla. Los municipios que tienen dificultades son Oruro, Challapata, Huanuni y Caracollo, que son los más grandes; la mayoría carece de (conocimiento sobre) cómo administrar su basura de una manera adecuada”, explica el Gobernador.
La situación en la capital
El gerente de la Empresa Municipal de Aseo Oruro (EMAO), Milton Granadino, explica que el tema de la basura en la capital del departamento es un reto porque a pesar de que las rutas de los camiones recolectores son de público conocimiento, las personas creen que el personal de la empresa tiene que barrer y limpiar cualquier lugar en el que consideren dejar residuos de todo tipo y esa es la razón por la que se forman microbasurales.
Granadino aclara que en el pasado se buscó implementar el uso de contenedores, pero que la población los utilizó para desechar todo tipo cosas y no funcionó.
“Ahora y pese a la inclemencia del tiempo, nosotros estamos realizando el trabajo correspondiente cumpliendo los horarios habituales de la empresa y se está realizando un plan de contingencia para trabajar durante esta época de lluvias”, indica.
Según datos de EMAO, la ciudad de Oruro genera alrededor de 180 y 200 toneladas de basura al día.
Una planta de tratamiento
El gerente de EMAO detalla que actualmente se realizan dos proyectos como parte la implementación del Programa de Gestión Integral de Tratamiento de Residuos Sólidos.
Uno de ellos es el Lote 2, que comprende la implementación de un nuevo relleno sanitario a dos kilómetros del aeropuerto, ya que el que funciona actualmente está al lado de la terminal aérea.
En este nuevo recinto se establecerá una planta de tratamiento enfocada en la selección y compostaje de residuos sólidos, que significa entre el 75% a 80% de la basura que llegará a las instalaciones.
La construcción se inició en diciembre de 2018 a cargo de la asociación accidental Río de León & Gebosa y requiere una inversión de 21 millones de bolivianos, 11 de los cuales están financiados por un crédito de CAF-Banco de Desarrollo de América Latina. El monto restante es asumido por el municipio y la Gobernación de Oruro.
La entrega de obra está planificada para finales de este año.
Consultado sobre la construcción del polígono de industrialización de basura en el municipio de Toledo a cargo de la Gobernación, Granadino manifestó que EMAO no está “interiorizada” en el tema y que el municipio enfocará sus esfuerzos en el Lote 2.
Educación, un tema primordial
El coordinador general del Centro de Ecología y Pueblos Andinos (CEPA), Limbert Sánchez Choque, asevera que el primer paso para que el proyecto de la planta de tratamiento del municipio, o cualquier otro, funcione, debe ser acompañado de un proceso formativo de educación ambiental.
“No estamos siendo educados desde un enfoque de manejo adecuado de los residuos sólidos. Es muy preocupante porque desde los chiquitos hasta la persona más adulta no tienen una cultura del manejo de su basura”, detalla Sánchez.
Según datos del CEPA, menos del 5% de los residuos sólidos se separan en el trayecto de los camiones recolectores de basura. Los trabajadores de EMAO separan y acopian plásticos y otros materiales, que luego envían a El Alto para su reciclaje.
Sánchez coincide con EMAO en que el municipio genera 180 toneladas diarias de basura. Según sus datos, la materia inorgánica está entre un 55% a 60% (plásticos, vidrios, metales, tierra y sedimento), entre el 40% a 45% corresponde a residuos orgánicos.
De los residuos inorgánicos recogidos diariamente, alrededor del 20% (plásticos, vidrios y papel, entre otros) son aptos para el reciclaje, según explica Sánchez.
Respecto a Challapata, Caracollo y Huanuni, el CEPA estima que en cada uno se genera entre 20 y 25 toneladas diarias de residuos sólidos. Los municipios menores generan entre una a dos toneladas al día.
El CEPA realizó un estudio con varias empresas de reciclaje en Bolivia y determinó que no pueden cubrir la demanda de papel y otros materiales que necesitan.
En ese marco, el experto considera que es necesario hacer un diagnóstico para determinar si el funcionamiento paralelo de ambos proyectos es posible, en cuanto a la demanda de basura que necesitan.
“Creo que corresponde un estudio de factibilidad para la inversión y funcionamiento de un polígono porque si sumanos lo que se genera en la capital y los demás municipios, digamos que llegamos a 280 toneladas de basura al día, y eso exagerando. Entonces no se llegaría a la cantidad demandada, por eso es necesario hacer un diagnóstico certero”, concluye Sánchez.
Vecinos: aeropuerto y relleno sanitario
En la capital del departamento de Oruro, la basura se puede ver desde la pista de aterrizaje del aeropuerto. El relleno sanitario está literalmente al lado de ella, algo por lo cual se ha observado a la terminal aérea en más de una oportunidad.
Llegar hasta el relleno en época de lluvias es una odisea porque las calles que llevan a su ingreso son verdaderos lodazales, sin vehículo particular es imposible aproximarse. Al llegar, los trabajadores aprovechan la visita para aclarar que la Empresa Municipal de Aseo Oruro (EMAO) funciona gracias a la tasa de aseo que llega con la factura de luz.
El expresidente del Centro Cívico de profesionales de Oruro, Henry Ramírez, manifiesta que el relleno sanitario existía mucho antes de que el aeropuerto fuera habilitado, pero que actualmente afecta a que más líneas aéreas incluyan en su ruta a la capital de folklore.
Esto se debe a que las gaviotas que habitan en el relleno sanitario generan un contexto de peligro para el despegue y aterrizaje de aeronaves.
“Ahora sólo opera BoA, hasta hace unos dos meses había tres vuelos diarios que conectaban con Cochabamba y Santa Cruz. Actualmente hay uno diario excepto el lunes, que no hay ninguno”, indica Ramírez.
Aunque a vida útil del relleno termina en 2022, EMAO anunció que ha iniciado la primera etapa de su cierre para no perjudicar el funcionamiento del aeropuerto.
Al respecto, el coordinador general del Centro de Ecología y Pueblos Andinos (CEPA), Limbert Sánchez Choque, señala que el relleno sanitario ha tenido muchos problemas en el pasado y que hubo meses, sobre todo durante la gestión 2017, que no se hizo el tratamiento y compactación adecuada de residuos.
“Hubo incluso una alarma por la presencia de perros, hubo jaurías de perros y precisamente Oruro estaba con altos índices de rabia canina”, recuerda Sánchez.
Fuente: www.paginasiete.bo