El grave problema con el proyecto de ley de “Libertad Religiosa” es que se pretende retornar a la Edad Media, cuando el poder se metía en todos los ámbitos de la vida de los individuos, incluso en sus camas. En aquel tiempo se le decía a la gente con quién debía acostarse y qué podía hacer y qué no hacer debajo de las sábanas, algo que está tratando de hacer justamente la famosa ideología de género, que busca que el Estado vuelva a meter sus narices en algo absolutamente privado. Las creencias, los pensamientos, las ideas y las opiniones son parte de las libertades que son imposibles legislar. No se le puede decir a nadie en qué creer y en qué no, tampoco agrupar a pastores con amautas, brujos o yatiris, porque simplemente es una arbitrariedad inconcebible. Las libertades no son irrestrictas, obviamente, pero en lugar de fabricar un mamotreto medieval, únicamente se deben marcar los límites que están fijados por los derechos de los demás.
Fuente: eldia.com.bo