Ingresaban a viviendas como inquilinos, mostraban documentos falsos de esas casas como garantía para comprar productos de proveedores y luego desaparecían.
La madre y su hijo (de pie), durante la audiencia cautelar. Página SieteDesde verduleros hasta propietarios de inmuebles. Las víctimas del clan Siles Tarqui suman al menos 17 en sólo tres años. Perdieron miles de dólares, dinero que hasta la fecha no recuperan, pues los estafadores ya habían implantado un modo de operar para desaparecer y seguir en libertad.Juvenal Junior Siles Tarqui y su madre, Germana Mary Tarqui Vásquez, fueron detenidos el pasado 2 de mayo. Ambos llegaron a la Fiscalía luego de denunciar por allanamiento al apoderado de una casa que ellos alquilaban y por la cual deben 31.500 dólares por 21 meses de alquiler.Ese día estaba prevista la declaración –en calidad de denunciado– de Sergio Zamora, el apoderado de una pareja, dueña de un inmueble en la calle 15 de Calacoto. Sin embargo, anoticiados de que los Siles Tarqui iban a ir a la Fiscalía de la zona Sur de La Paz, los otros afectados los esperaron para denunciarlos públicamente por estafa.La situación se dio la vuelta, la Policía ejecutó una acción directa contra Junior Siles y Germana Tarqui, y ambos fueron detenidos.Así se descubrió que el clan Siles Tarqui había estafado miles de dólares a carniceros, verduleros, llaucheros, salteñeros y al menos a dos dueños de casas. Se hacían pasar como concesionarios de restaurantes. ¿Cómo operaban?La madre, el hijo menor Junior y al menos tres de sus hermanos elegían casas grandes para ingresar como inquilinos. Una vez adentro, se presentaban como dueños de esos inmuebles antes proveedores de diferentes productos y les mostraban papeles falsos de propiedad como garantía.Daniel Panduro es una de las víctimas del clan. “En 2016 les alquilé mi casa que está en Bajo Llojeta. Ingresaron, los dos primeros meses me pagaron el alquiler, pero después no pagaron más en un año y medio. Me deben 120 mil dólares”.Siles y su madre aprovecharon el tiempo de inquilinos en esa vivienda para llevar a sus proveedores y mostrarles el inmueble como si fuera suyo.“Nos mostraron una casa en Llojeta, nos mostraron papeles falsos de propiedad como para que les creamos. Yo les entregué carnes de diferente tipo: de res, de pollo y embutidos. Cuando tenía que cobrarles, desaparecieron. Me deben en total 106 mil bolivianos (15.230 dólares)”, cuenta Roberto Paye.Cuando lograron sacarlos de la vivienda, la dejaron destruida. “He tenido que cambiar todo, el sistema eléctrico, me hicieron explotar un termotanque, todo el piso”, recuerda Panduro.Lo mismo pasó con Óscar Ramos, pero con la casa de la calle 15 de Calacoto. “En febrero les vendí carne por un valor de 4.559 bolivianos (655 dólares). Me indicaron que vivían en una casa en Calacoto y que trabajaban en una fábrica. Hasta ahora no me pagan”, dice.Sergio Zamora, quien fue denunciado por Tarqui, es agente inmobiliario y descubrió cómo ocupaba esa familia las casas que alquilaba. “Viven hacinados en las viviendas, en la casa de la 15 de Calacoto el pasto llega hasta el pecho de una persona, no tienen ni catres para dormir, viven en el piso. Tienen una cantidad de perros que están en los cuartos. No se sabe cuántos viven porque cambian de caras, de apariencia”, explica.Pero las víctimas son más. Entre proveedores de productos y también dueños de restaurantes de empresas, al margen de los mencionados anteriormente, la estafa llegó a 167 mil dólares.Después de que la Policía detuvo a la madre y al hijo, se llevó a cabo una audiencia de medidas cautelares. Un juez decidió enviar a Junior Siles al penal de San Pedro con detención preventiva y determinó arresto domiciliario para Germana Tarqui.“Lo curioso es que cumple esa sanción en la casa de la calle 15 de Calacoto, vivienda que no es suya”, denuncia Zamora.Si en este caso sólo madre e hijo fueron aprehendidos, los denunciantes aseguran que los hermanos de Junior Siles también forman parte de los estafadores, pues dos varones y una mujer también engañaron en diferentes oportunidades a proveedores de productos. “Ellos desaparecieron de un momento a otro, no estuvieron ni en la audiencia de sus familiares. Están prófugos”, cuenta Zamora.Página Siete llamó al abogado de los detenidos, Grover Salazar, pero después de varios intentos el jurista no respondió.Surgen en redes denuncias de abuso laboral contra los acusadosLos casos de estafa en contra de la familia Siles Tarqui llegaron también a las redes sociales. Diferentes usuarios denunciaron públicamente a Junior Siles, a su madre y a sus hermanos de haberlos estafado y también de abuso en fuentes laborales.“Con el permiso del administrador del grupo hago esta denuncia contra estas personas que se dedican a estafar a gente que trabaja honestamente. Reclutan a todo tipo de personas para trabajar y con cualquier artimaña los despiden injustificadamente, los acusan de robos, hurtos. Incluso los amenazan con golpearles con tal de no pagarles los que les deben”, escribe una persona contra Siles.Otros denunciantes aseguran que la familia acusada tiene en su contra varias denuncias en el Ministerio de Trabajo y también en la Policía, no obstante, hasta hace un mes no hubo ningún tipo de acción.Las fotografías de Germana Tarqui, de su hijo Junior Siles y de sus hermanos fueron publicadas reiteradas veces en Facebook. En los comentarios de esas denuncias hay personas que reconocen a la familia acusada y aseguran que son estafadores.Sergio Zamora, apoderado y agente inmobiliario, dijo que la denuncia contra los Siles Tarqui tiene el fin de que otros dueños de casa y proveedores no sean las próximas víctimas.“No queremos que otras personas caigan en el cuento de estos estafadores. Es mejor que un propietario que quiera alquilar su casa lo haga a través de una inmobiliaria que conoce de estas cosas porque si lo hace solo, corre el gran riesgo de ser estafado y de no recuperar su dinero”, recomendó.Roberto Paye, uno de los proveedores de carne que fueron víctimas de esta familia, contó que tuvo que vender su vehículo para recuperar algo de capital y seguir con su negocio.“Si supieran lo que he tenido que hacer, no tenía dinero, me quedé sin nada. Tuve que rifar mi auto para recuperar algo y otra vez emprender mi negocio. No sé cuándo recuperaré lo que me quitaron”, manifestó.Fuente: paginasiete.bo