Unidad en la cresta de la ola

Roberto Méndez

Me gusta Pablo Neruda cuando afirma “evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar”. Porque debemos acostumbrarnos a navegar en la ‘cresta de la ola’, me dijo mi colega Hugo Salvatierra, al entregarme la presidencia de la Asociación de Periodistas de Santa Cruz.

En la “cresta de la ola”, pensé al leer un editorial sobre el perfil del reportero publicado por el periódico El Día, que pinta de cuerpo entero al colega Guider Arancibia, del periódico El Deber, humilde, acucioso y de lejos, uno de los mejores periodistas investigadores de Bolivia.



Honesto a morir y a prueba de balas. Y acostumbrado a sobrevivir en “la cresta de la ola”. Por eso no le dio tanta importancia a la rabieta del ministro de Gobierno, Carlos Romero, realizadas el 6 de mayo pasado cuando el periódico El Deber publicó la declaración del hoy exjefe de la Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen de Santa Cruz, Gonzalo Medina, formuladas en una audiencia judicial, y en la que reveló que fue ratificado, en la orden anual de destinos del año 2019, donde los altos jefes policiales rotan en sus funciones a pedido de Romero, a pesar de haber estado en el mismo cargo durante dos años consecutivos.

En el audio, Arancibia le respondió en forma calmada, a pesar que le dijo mentiroso y que solo le interesaba la lucha contra el narcotráfico, si no únicamente tumbarlo.

Tampoco le preguntó por qué estrellaba contra él su reclamo, siendo que en la nota estaba su versión, y que de estar disconforme debería seguir el conductor regular y dirigir una carta al director de su medio.Y tampoco le consultó, en un acto que puede ser interpretado como de espionaje estatal, por qué le pedía que publicara una fotografía que el periodista supuestamente tenía en su teléfono celular en la que presuntamente había periodistas de ese matutino.

El Deber ha pedido que la autoridad de gobierno muestre las fotografías y el ministro se ha callado en 7 idiomas.Mientras tanto, nosotros los periodistas hemos decidido apoyar a Arancibia porque los ataques contra los informadores se han multiplicado.Hace poco una periodista de El Extra fue hostigada por un fiscal. Pero, y cómo debiera ser en el caso de Romero, la autoridad del Ministerio Público pidió disculpas públicas.También hemos visto el impase que ha tenido una presentadora de la Red Unitel con una autoridad del Concejo Municipal cuando en una entrevista al vivo, le requirió responder algunas interrogantes y ella se resistió a hacerlo.Frente a todo esto hemos respondido con una unidad histórica, en la que trabajadores de la prensa, profesionales de la comunicación, estudiantes y vecinos salimos en una histórica marcha este 24 de mayo desde El Cristo Redentor hasta la Catedral metropolitana.“El hombre se descubre cuando se mide contra un obstáculo”, dice el escritor francés, Antoine Marie Jean-Baptiste Roger. Y los comunicadores descubrimos que la mejor fórmula es unirnos para enfrentar todos los embates que llegarán seguramente en el fragor de esta contienda electoral que se avecina.De esa manera fue que marchamos sin otro norte que el de defender la libertad de prensa y libertad de expresión y de pedir garantías constitucionales, pues vivimos en un Estado de Derecho y nadie puede decir “El Estado soy yo”, como lo hizo el Rey Luis XIV, en Francia y pisotear al pueblo.“Duda de quien quieras, menos de ti mismo”, dice el pensador norteamericano. Por eso es que navegar en la cresta de la ola nos refuerza la pasión por nuestro oficio, ese que “aunque se sufra como un perro, el periodismo es el mejor oficio del mundo”, como diría Gabriel García Marquez.Por eso antes los ataques constantes debe haber una familia de la comunicación unida con su pueblo por los mismos principios de respeto al Estado de Derecho rechazando amenazas, chantaje y amedrentamiento, vengan de donde vengan.