El presidente de Brasil augura cada día calamidades bíblicas tras el triunfo del peronismo en su socio del Mercosur
La economía como cortafuego
La economía es vista como un freno natural para la retórica insultante de Bolsonaro en sus relaciones exteriores. No solo Fernández ha sido víctima de la metralleta verbal del presidente brasileño. En los últimos días, Bolsonaro ha atacado a Angela Merkel por haber recortado recursos del Fondo Amazonia, que patrocinan ONGs que se dedican a proteger la mata amazónica. También atacó a Noruega, que anunció que no va a donar mas dinero para el Fondo. Si por un lado agrada a sus electores mas radicales, por otro Bolsonaro amplia la tensión entre exportadores brasileños que ven en la actitud del presidente una especie de autogol. «La retórica de Bolsonaro retrasa la recuperación económica», dice el presidente de la Cámara de los Diputados de Brasil, Rodrigo Maia.
– Da série JOÃO 8:32 (4)- Com o possível retorno da turma do Foro de São Paulo na Argentina, agora o povo saca, em massa, seu dinheiro dos bancos. É a Argentina, pelo populismo, cada vez mais próxima da Venezuela.
— Jair M. Bolsonaro (@jairbolsonaro) 18 de agosto de 2019
El diplomático Marcos Azambuja, sin embargo, evalúa que estos discursos inflamados de Bolsonaro tienen vida corta, al menos con Argentina. «Esto es pasajero, efímero. La realidad es irresistible y se impone», advierta Azambuja, y recuerda que Brasil y Argentina son interdependientes desde el idioma hasta el turismo. «No podemos distraernos de esa relación ejemplar. Dejemos la oposición y la disputa en la arena posible: el deporte», concluye.Pese a sus intenciones incendiarias, las declaraciones de Bolsonaro sonaron apenas como un ruido de fondo en la campaña electoral «en los vecinos del sur», como dice el presidente. La crisis política y económica impuso otras urgencias a la agenda de los argentinos, más preocupados por la sucesión presidencial y la cotización del dólar que por los disparos del brasileño.Macri no se refirió a la intromisión de Bolsonaro en el proceso electoral y no hubo tampoco comunicado de la Cancillería ni repudio del ministro de Exteriores, Jorge Faurie. Quien sí tuvo algo que decir fue el candidato aludido, Alberto Fernández. El ganador de las primarias respondió al brasileño en dos etapas, una en caliente y otra en frío, la segunda vez para arrepentirse de la primera.El martes de la semana pasada, consultado sobre las críticas, Fernández dijo que para él era un orgullo el repudio de alguien que consideró «misógino y racista». El líder peronista consideró a Bolsonaro fruto de una «coyuntura» y consideró que el Mercosur, principal blanco de los ataques, era una realidad que trascendía a cualquier Gobierno. Cinco días después, Fernández volvió a referirse a los ataques diarios que él y su fuerza política reciben desde Brasilia, pero moderó sus palabras y evitó los insultos.»La verdad que fue un error mio enredarme en las bravuconadas de él», dijo, en declaraciones al diario Página 12. «El vínculo entre Brasil y Argentina debe ser indisoluble, somos socios demasiados profundos como para pensar que esto se pueda disolver por un presidente de coyuntura, se llame Bolsonaro o se llame Alberto Fernández. Si Bolsonaro quiere bailar ese tango que no cuente conmigo», dijo. El candidato peronista, con todo, no oculta su admiración por el rival predilecto de Bolsonaro, Luiz Inácio Lula da Silva. El martes, Fernández puso su firma en un peteitorio que pide la libertad de Lula, titulado «500 días de injusticia», por los días que el expresidente cumplió en pirisión.
Fuente: elpais.com