La tarifa de electricidad aumentó un 2.000%, al igual que el servicio de salud. Por no gastar en alquiler o comida, muchos tienen su máquina y su cama, lado a lado.
Por la crisis económica que se vive en Argentina, los migrantes bolivianos ya no pueden ahorrar ni enviar remesas a sus familias que viven en Bolivia. Incluso, muchos optaron por regresar o trasladarse a Brasil y Chile, según el relato de varios connacionales.Ese es el caso del dueño de Salteñas El Conejo, Lucio Choquehuanca, un microempresario boliviano radicado en Buenos Aires, quien dijo que por estos días está viviendo un “desastre”.“Soy un microemprendedor que tiene 12 personas a cargo, tengo obligación salarial hasta el cinco de cada mes, pero ya no sé de dónde sacar porque la gente no tiene para comprar. Y si antes compraban 12 empanadas, ahora sólo piden una”, relató.Choquehuanca contó que vive hace 30 años en el país vecino; desde que está ahí nunca vio subir tanto el costo de las tarifas, como en el caso de la energía eléctrica de su tienda, por el que antes pagaba 2.500 pesos, pero luego subió hasta 60.000, equivalente a unos 7.000 bolivianos.En el caso del pago de su crédito al banco, apuntó que si no cumple en la fecha establecida, la tasa de interés sube un 12%.“Hay muchas cuentas por pagar y como no se las puede encarar a tiempo, muchas empresas deciden cerrar. Es el caso de Subway, de comida rápida, una franquicia que cerró y dejó a muchas personas sin empleo. Entonces, ¿dónde va toda esa gente , a la calle?”, expresó el salteñero.Lucio agregó que este año el sector textil se quedó parado porque se aprobó la importación. Eso hizo que los empresarios decidan comprar del exterior antes que emplear gente.Ramiro, otro migrante, quien prefirió no dar su apellido, afirmó que la decisión del Gobierno argentino, de limitar la compra de hasta 10.000 dólares por mes, es algo que no les afecta porque con suerte juntan 100 dólares para enviar como remesa. De hecho, otras personas ya no logran ahorrar por la situación que viven.
“Vivo (en Argentina) 25 años y nunca sentí tanta crisis social, económica y tan prolongada, siempre hemos vivido procesos económicos, pero nunca tan agonizante, porque es muy fuerte. Me considero un empresario porque tengo locales de diversión y de comida, pero me siento muy golpeado por la crisis económica”, manifestó.El coterráneo señaló a los altos costos de la mano de obra, los alquileres y el aumento de las tarifas de los servicios básicos como los principales problemas.Ramiro indicó que el costo de la energía eléctrica subió en un 2.000%, al igual que el gas domiciliario; el alumbrado, barrido y limpieza, que se pagaba 1.000 pesos, ahora subió a 8.000; la obra social (seguro de salud) se incrementó de 3.000 a 19 mil.El boliviano Juan Vásquez opinó que Argentina pasó de ser un país en desarrollo, a uno en retroceso en todos los sectores.Por ejemplo, manifestó que muchos bolivianos , que ya no tienen con qué financiar sus gastos, prefirieron volver a su país natal o irse a Brasil o Chile.“Yo trabajo en una cooperativa textil, con estas medidas vi que ahora muchos prefieren trabajar bajo la modalidad de cama adentro y así no gastar en alquiler o comida. Otros decidieron volver y otros buscamos ingresos extras para sustentarnos”, contó.Para el economista Jaime Dunn, los connacionales sufren los efectos que causa cualquier devaluación. A Argentina le significa un empobrecimiento del país en moneda extranjera y la caída del ingreso real de las personas, que afecta más a los pobres porque no pueden protegerse de la inflación.“Es posible que las cifras de pobreza crezcan en los próximos meses y haya una repatriación de migrantes de Argentina a Bolivia. Lo que sí se incrementará es el envío de dólares de Bolivia a Argentina mediante remeseros físicos, es decir, en efectivo y por medios informales”, dijo Dunn.
En 2018, el presidente Mauricio Macri pidió al FMI un préstamo de 56.000 millones de dólares a cambio de un ajuste fiscal.Punto de vistaJuan antonio Morales Expresidente del BCBLas bajas remesas afectarán al paísLa situación de Argentina está lejos de haberse estabilizado. En el último mes las salidas de capital y la depreciación del peso se han acelerado. Habrá que ver qué efectos tendrá el control a la salida de capitales, impuesto por el Gobierno el 1 de septiembre.Argentina está en lo peor: con alto desempleo y alta inflación. Esto afecta negativamente también a nuestros connacionales. Sus salarios reales caen por la inflación o, mucho peor, perdieron sus empleos.Hay que hacer notar también que una fracción importante de los migrantes bolivianos está ocupada en actividades informales, como el comercio callejero. La informalidad les sirve de colchón, pero sus ingresos son muy bajos.El descenso en los ingresos impactará en las remesas enviadas a Bolivia. Las bajas remesas provocarán un efecto en la balanza de pagos. Lo qué si puede pasar es el retorno de los migrantes a Bolivia, lo que puede agravar el desempleo.Además, la depreciación del peso argentino afecta al comercio fronterizo, pero parece estar limitado a él, sin mayores efectos en las ciudades.Más importante, las dificultades fiscales y financieras de Argentina, sumadas a una mayor explotación de su rico yacimiento de Vaca Muerta, pueden disminuir las compras argentinas de nuestro gas natural o demorar el pago de facturas.
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También puede alterar las expectativas de los agentes económicos del país, aumentando su nerviosismo y su demanda de dólares. Una diferencia fundamental entre Argentina y Bolivia es que estamos poco integrados al mercado internacional de capitales.Página Siete / Lidia Mamani / La Paz