Una bomba en el Palacio



En estos días han estallado bombas muy estruendosas. Las han lanzado los terroristas que azuza el antiguo régimen para generar zozobra en la población. Pero hubo otras bombas mucho más mortíferas y han sido precisamente las que han detonado algunos periodistas, como los del Canal Universitario de La Paz o los que anunciaron el motín policial y el posterior anuncio de los militares que decidieron ponerse del lado de la población. “Muerto el perro, se acaba la rabia”, dice el refrán, pero lamentablemente eso tampoco funciona en Bolivia. Horas después de su posesión, la ministra de Comunicación Roxana Lizárraga puso en marcha la misma estrategia de Eisenhower después de recorrer los campos de concentración nazis. “Filmen todo, porque después no creerán lo que pasó aquí”. Esta vez la bomba estalló en la Casa Grande del Pueblo, donde mostraron los lujos de los vivía rodeado Evo Morales, quien les pagaba “50 bolivianitos” a sus seguidores por arriesgar sus vidas por él.

Fuente: eldia.com.bo