El 2008 pudo haber sido el fin del régimen de Evo Morales, que para entonces ya era una dictadura con todas las letras. Hubo una generación de dirigentes que estuvo a punto de lograrlo. Imaginemos los muertos, los millones, el sufrimiento y el atraso que se hubieran ahorrado de haber conseguido lo que finalmente se dio en la primavera de 2019, donde no hubo lugar para los traidores y donde la fuerza de los ciudadanos se impuso a la tibieza de los que se habían acomodado y, obviamente, que habían comenzado a usufructuar de las migajas económicas y políticas que les repartía el cocalero prófugo. Ese estribillo “nadie se rinde, nadie se cansa”, lo inventaron justamente quienes no transaron con la dictadura y que nunca abandonaron la lucha. Esa generación vuelve hoy al país para terminar su trabajo: recuperar la democracia para todos los bolivianos.
Fuente: eldia.com.bo