Cuando hace un mes detuvieron al cónsul de Orán con más de ocho kilos de cocaína, los argentinos comenzaron a imaginar cosas. Hacía poco que el cocalero prófugo había llegado al país vecino y Diego Fernando Vega Ibarra era uno de sus principales allegados. Para evitar más noticias complicadas los anfitriones del fugitivo decidieron dejarlo en Buenos Aires y le impidieron que se traslade a la frontera, donde el aspirante a dictador hubiera tenido mejores posibilidades de preparar su retorno. En los últimos días Evo Morales ha vuelto a provocar la imaginación de los rioplatenses. Luego de sus desafortunadas declaraciones, ya lo han visualizado reclutando milicianos, comprando armas y traficando con dinero sucio para financiar operaciones subversivas. En los años 70, actividades guerrilleras en el norte argentino dieron origen a una de las etapas más sangrientas. Imaginar aquello les ha borrado el amor por Evo a muchos que han comenzado a mostrarle la puerta de salida. La retractación del cocalero no ayudará.
Fuente: eldia.com.bo