El voluntariado de apoyo vecinal Avavcruz trabaja con 40 barrios. Todo empieza por conocerse entre vecinos, tener grupo de WhatsApp y comprar pitos o cámaras
Gina Justiniano Cuellar
El robo de un teléfono a una colegiala cerca de su unidad educativa fue el puntapié inicial para que un grupo de vecinos, cansados por la inseguridad del barrio, formaran un voluntariado de apoyo vecinal. La asociación ha crecido y hoy por hoy tiene escala departamental. El voluntariado Avavcruz tiene un radio de acción que abarca 40 barrios en la capital y algunos en Montero, Cotoca, Pailón y San Javier. Hay 20 vecinos por barrio, por lo que fácilmente se calcula que los voluntarios bordean las 1.000 personas.
“Cualquier zona es de riesgo, a no ser que sea un condominio de puertas cerradas, pero después todo barrio, así sea residencial, es pasible de inseguridad ciudadana, peor si no cuenta con sistema de seguridad”, manifiesta el director del voluntariado, Rubén Rocha, un ingeniero electrónico que trabaja en horario de turnos en una cooperativa, lo que le da tiempo libre para abocarse a esta tarea que consiste básicamente en organizar a los vecinos, empoderarlos e involucrarlos para ser los principales vigilantes y garantes de su seguridad.
“En una cuadra hay una media de 20 vecinos y si se reúne con nosotros el 60% implementamos el sistema de seguridad, pero si no se junta ni la mitad no hacemos nada porque no vamos a ir donde los vecinos van a hacer nada en un momento de emergencia”, explica Rocha.
La organización consiste en aprender a trabajar en equipo, que los vecinos se conozcan, al punto de saber qué movilidad que se estaciona por ahí es de un extraño. Se organizan por calle, se vigilan entre ellos, incluso se avisan si alguien salió de viaje. Para eso se empieza por armar un grupo de WhatsApp y por dotarse de un silbato (lo más económico y básico para encender la alarma).
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“Si quieren cámaras de seguridad, también pueden acuotarse para comprarlas. Pero lo más importante es entender que si no están unidos, nada funciona”, subraya Rocha.
El plan es sencillo, pero requiere compromiso. La experiencia les ha demostrado que cuesta contagiar a la gente y hacer que se involucre. Hoy por hoy, el barrio Guaracal fue la prueba piloto.Fuente: https://eldeber.com.bo