Julia Roberts y Richard Gere, tres décadas después del éxito de Pretty Woman

Tres décadas han pasado ya desde que Pretty Woman se estrenara en los cines y recaudara más de 400 millones de euros en todo el mundo. Una de las comedias más famosas del planeta ha marcado un antes y un después no solo en la historia del cine sino también de la televisión, pues solo en España ha sido repuesta más de 160 veces si se suman las cadenas de pago, según los datos de un estudio de Barlovento Comunicación. La cinta es considerada un fenómeno de audiencia y no falla su emisión en la pequeña pantalla cada año por San Valentín, debido a que la mayoría de los ciudadanos siguen enganchandose a la historia de amor que protagonizaron hace 30 años una joven Julia Roberts (23 años) y Richard Gere, que entonces tenía 41.

Para ellos, sus protagonistas, también supuso un éxito que consagró la trayectoria de Gere y catapultó a la fama a Roberts, convirtiéndola en la llamada novia de América. “Quiero el cuento de hadas”, decía la actriz en la película. Y Vivian Ward, esa prostituta rescatada de las calles por el millonario Edwar Lewis, lo tuvo. Un cuento de hadas que casi no llega a cumplirse pues Julia Roberts inicialmente se negó a hacer la película. Según contó el año pasado la actriz, el final de Pretty Woman era muy distinto al que luego llegó a la gran pantalla. “Hace muchísimos años hice una audición para una película llamada 3.000, que era el título del guion original de Pretty Woman. Pero aquella versión tenía un final bastante más duro”, reveló Roberts en una entrevista con Variety, y explicó que en un principio la cinta terminaba con Richard Gere echando del coche al personaje de Julia y tirándole un fajo de billetes por los servicios prestados mientras ella se quedaba abandonada en un callejón oscuro. Fue el director Gary Marshall quien se interesó por el proyecto y Disney se lo concedió, así que el cineasta terminó cambiando el final para recuperar a Roberts como protagonista.

Son algunas anécdotas que la intérprete sigue recordando casi 30 años después de la cinta que le valió su primera nominación a un Oscar como mejor actriz. Aunque no sería hasta diez años después cuando se hizo con la estatuilla, gracias al drama Erin Brockovich, Pretty Woman ha sido sin duda la película que ha marcado la vida de Julia Roberts y la ha convertido en una de las actrices mejor valoradas de Hollywood.

Su amplia sonrisa y su melena pelirroja y alborotada han sido dos de los sellos de identidad de la actriz, quien durante varios años fue una de las reinas de las comedias románticas, llegando a compartir cartel con casi todos los galanes de la industria. Protagonizó junto a Mel Gibson Conspiración (1997), con Brad Pitt vivió un tumultuoso romance en The Mexican (2001) y se convirtió en la única mujer de la saga de Ocean’s Eleven, donde interpretaba a la mujer de George Clooney. Considerada la mujer más bella hasta en cinco ocasiones por la revista People, con un notorio cambio de registro interpretativo en los últimos años, Roberts —un Oscar, tres Globos de Oro, un Bafta y SAG y un premio Donostia— sigue estando entre las mejor pagadas de Hollywood y posee una fortuna valorada en unos 130 millones de euros.

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Sin embargo, la actriz prefiere fijarse en otros logros a la hora de maravillarse de su vida, como la familia que ha formado con el cámara Daniel Moder, con quien forma uno de los matrimonios más duraderos de Hollywood después de casarse en 2002 en Nuevo México. Allí es donde vive parte del año la pareja junto a sus tres hijos ya adolescentes, mientras la otra mitad del año la pasan en Los Ángeles. En uno y otro sitio la familia ha optado por una vida tranquila y lo más alejada posible de los focos. A sus 52 años no le falta trabajo, pero escoge cuidadosamente los proyectos. Compagina cine y televisión con su codiciada imagen en campañas de publicidad y con dedicar tiempo a su familia y a las causas sociales. Sigue con su labor como Embajadora de buena voluntad de Unicef desde 1995, ejerce de altavoz ante la desigualdad salarial entre los hombres y mujeres, protesta por la discriminación por edad para las mujeres en Hollywood y, junto a Michelle Obama, ha colaborado con distintas organizaciones educativas que ayudan a empoderar la educación y escolarización de niñas y adolescentes por el Sudeste asiático.

Richard Gere, por su parte, tampoco se ha quedado atrás. A los 70 años no tiene intención de retirarse. Sigue acumulando títulos cinematográficos y ha dado el salto a la televisión con MotherFatherSon, la mini serie de la BBC en la que interpreta al magnate de la prensa Rupert Murdoch. Sin embargo, en los últimos años ha sido su labor solidaria y su faceta más activista lo que le ha llevado a ocupar titulares por todo el mundo. Las personas sin hogar, los niños con cáncer o la defensa de los derechos humanos son algunas de las iniciativas por las que Gere se ha movilizado en los últimos tiempos. Intereses que le han llevado a reunirse con líderes de diferentes países. El pasado verano, además, el actor no dudó en colaborar en primera persona subiéndose a bordo del barco de la ONG española Open Arms para repartir víveres a los 121 inmigrantes rescatados en el Mediterráneo por la embarcación solidaria.

Esta es una de las facetas que comparte con su actual esposa, la empresaria española Alejandra Silva, de 36 años, con quien se casó hace dos años y con quien espera su segundo hijo para esta primavera. Será el tercer hijo para ambos, pues los dos ya tenían un primogénito de relaciones anteriores.

Julia Roberts y Richard Gere conservan la amistad y admiración mutua que hace casi tres décadas se profesaron delante de los espectadores. Aunque solo volvieron a coincidir en pantalla para Novia a la fuga, dirigida por el mismo Gary Marshall, los actores celebran con cariño sus reencuentros cada vez que coinciden en algún evento o alfombra roja. Hace cinco años, Gere, Roberts y Marshall festejaron el 25 aniversario de Pretty Woman con una reunión en el programa Today de la cadena NBC. Para este 30 aniversario, que se cumple el próximo 23 de marzo, se desconoce por el momento si hay algún acto preparado más allá de la ya esperada reposición de la película romántica en televisión.