Renta básica para desempleados

A no dudarlo, el bono universal implementado por el gobierno boliviano no deja de ser un paliativo importante en la difícil situación merced al Covid-19. Así sea mínimamente, alivia las apremiantes urgencias y necesidades que padecen las mayorías nacionales, o sea los vastos sectores empobrecidos. Algunos quizá digan que quinientos bolivianos no es suficiente, y, a la vez, casi todos exclamarán al unísono y con satisfacción: “algo es algo”. Sin embargo, no es una solución real para la “pandemia seria” que vivimos y afrontamos desde siempre: la carencia crónica de trabajo y fuentes laborales, por lo que decenas de millares de compatriotas optaron por buscar un mejor futuro en otros lados, dado que hasta hoy ningún gobierno pudo remediar este problema estructural, a pesar de las muchas ofertas y promesas hasta demagógicas que al respecto hicieron en las  campañas electorales.

Luego, tampoco se ocuparon de brindar apoyo económico a esas ingentes legiones de cientos de miles de desempleados, siendo la primera vez que ahora se otorga un bono, debido a los graves contratiempos que ya afectan dramáticamente los bolsillos de estos sectores poblacionales inmensos. En la actualidad se hallan en cuarentena, privados de cumplir labores cotidianas en el comercio y/o actividades informales que les posibilitan ganar algún dinero para el sustento de sus hogares. Bastantes personas, habida cuenta de la ampliación del confinamiento domiciliario, sugieren por ello que la ayuda del bono universal de 500 bolivianos pueda ser ampliada por uno o dos meses más, hasta que retomen sus actividades, algo que de todos modos tropezará con obstáculos antes de recuperar la normalidad plena.

De ahí que no deja de llamar la atención lo que hacen en otros países a fin de que sus poblaciones se encuentren protegidas y tranquilas. Si bien no estamos en el “rango” de un país europeo, es interesante conocer lo que hacen allá contra la desocupación.



Un experimento se refiere a las conclusiones definitivas que arrojó un proyecto de renta básica llevado a cabo en Finlandia durante dos años. El estudio, que hizo público la Primera Ministra, Sanna Marin, el 6 de mayo -lo divulgó la BBC- confirma los resultados preliminares dados a conocer a principios de 2019, una vez concluido el mismo: “Que este ingreso básico otorgado a desempleados no logró un impacto significativo a la hora de incentivar la búsqueda de empleo, pero sí ayudó a los beneficiarios en incrementar su felicidad y su bienestar mental”. La publicación del estudio se da en el contexto de la crisis de covid-19, momento en el que el concepto de renta básica está cobrando una especial relevancia. En esta situación particular lo consideran como posible solución  para paliar las consecuencias económicas de la pandemia, que ha puesto en riesgo decenas de millones de empleos en todo el mundo.

Cuando lanzó el programa en 2017 Finlandia se convirtió en el primer país europeo en poner a prueba la idea de un ingreso mínimo incondicional. El proyecto consistió en que 2.000 desempleados seleccionados aleatoriamente durante dos años (2017 y 2018) recibieran un ingreso básico de US$605 al mes, sin ningún tipo de condiciones. Los partidarios del ingreso básico plantean que una red de protección incondicional puede ayudar a sacar a la gente de la pobreza, al darles el tiempo para postular a trabajos. Según la Organización Internacional del Trabajo, casi la mitad de toda la fuerza laboral mundial está en peligro inmediato de que el coronavirus destruya sus medios de vida. Esto recae en los trabajadores de la economía informal; tres cuartas partes de ellos, más de 1.600 millones de personas, están en riesgo el segundo trimestre de 2020. El vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos, abogó por una «renta mínima de emergencia», de carácter temporal, para que nadie se quede sin ingresos durante esta crisis.

Como siempre, el espacio es nuestro verdugo, pero le hemos ofrecido lo vital de ese proyecto de Finlandia para que, quienes manejan o manejen el país, piensen en serio en el bienestar de nuestro capital humano, planificando cómo generar trabajo, amén de todo lo relativo al manejo de la nave del estado. Mientras, varios desocupados ruegan porque “algún día” puedan aprobar una renta básica para desempleados. ¿Podrá ser en el país de las inequidades?