La autoridad destacó la entrega de Urenda a los demás y lo llamó «héroe». «Puso a la salud en el centro de la agenda política del país», aseguró.
Cecilia Dorado/eju.tv
«Óscar se sentía parte de Santa Cruz, pero la verdad es que como tantos grandes cruceños, Óscar era Santa Cruz, con esa forma singular de vivir la vida, compartiendo con los otros, en fraternidad… al final ese era su secreto. No vivió su vida para él, la compartió nos hizo sentir parte de su vida, era el acogedor refugio de quienes estuvimos a su lado», expresó el gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas en el homenaje póstumo a Óscar Urenda, extinto secretario de la Gobernación.
Costas inició sus palabras aclarando que no hablaría como autoridad sino como el amigo de Óscar Urenda, «como compañero de viaje por la vida y el apasionante compromiso del servicio público».
Destacó esa mezcla de hospitalidad, tesón y valor que tenía Urenda para afrontar los retos. «Eso sólo se puede comprender desde la cultura y el sentimiento que unían a nuestro pueblo», expresó.
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«Junto al hombre estaba el médico enamorado de su profesión, comprometido, apasionado. Y con esa misma pasión el político, amaba la política como el medio para mejorar el mundo, la amaba hasta confundirla con su propia vida», dijo Costas.
El gobernador aseguró que Urenda «puso a la salud en el centro de la agenda política del país», cuando nadie se acordaba de ese tema. «Aún recuerdo el día en que le propuse ser secretario de Salud, no teníamos ni un centro sanitario bajo nuestra competencia, pero a las pocas semanas ya estábamos pensando en transformas los hospitales, crear una nueva área de salud en el norte, en profesionalizar el modelo de gestión sanitaria. Puso la salud en el centro de la agenda política de este país, cuando nadie la atendía y les aseguro que el futuro de toda la salud en Bolivia se debe a su inicial impulso», enfatizó.
Lamentó su muerte, pero destacó el valor que tuvo para enfrentar la pandemia y que aún sabiendo del riesgo que era trasladarse hasta Beni para apoyar en esta tarea, lo hizo. «Cuando llegó la pandemia le plantó cara, advirtió que si no cumplíamos las normas no íbamos a poder detenerla. Trabajó sin descanso, se contagió, se curó y volvió al trabajo sabiendo que no estaba inmunizado, se fue al Beni para apoyar a la población ante la ausencia de recurso sanitarios. Una vez más se ocupó de todos y se olvidó de él».
Finalmente, y ya hablando como gobernador, Costas lo llamó «héroe», cuyo «nombre quedará escrito en letras de oro». «En mi corazón ese héroe fue, es y será para siempre y por siempre mi hermano de lucha, mi amigo».