¿Fractura en Demócratas?, la cercanía de Branko a Jeanine pone en debate la continuidad de Rubén

Dentro de la agrupación política corre el rumor de que quienes están en el poder nacional buscan ‘jubilar’ al presidente de Demócratas. Un analista ve que existe un distanciamiento generacional y no ideológico, además de la proyección política del empresario para la futura contienda subregional.

Aida Maria Zuazo Dominguez

Marinkovic no recuerda cuándo fue la última vez que conversó con Costas



El Deber

A fines de enero, cuando la presidenta del Estado, Jeanine Áñez anunciaba su candidatura para las elecciones generales, se dejaba entrever una posible fractura dentro de la agrupación política Demócratas. En la presentación de su compañero de fórmula, Samuel Doria Medina, sin la presencia del presidente del partido, Rubén Costas, daba por sentado que la figura del gobernador cruceño estaba siendo alejada de la campaña electoral de Áñez.

A esto se sumó el acercamiento del empresario cruceño Branko Marinkovic, otrora compañero de la lucha autonómica de Rubén que, durante sus años de exilio y a su regreso al país, tildó a la autoridad departamental de ser un traidor y funcional a Evo Morales.

El cruce de palabras no paró. Rubén, en una conferencia de prensa, luego de presentar su informe de gestión, dijo que él no había huido y que se quedó en el país a luchar.

A inicios de marzo, Branko manifestó a EL DEBER que “hay que apoyar a Áñez sin mirar quién está detrás”, dando oficialmente su espaldarazo a la candidata de Juntos para los comicios.

A los pocos días la pandemia de Covid-19 llegó al territorio nacional y la escena política quedó en un segundo plano. Pasaron los meses y las denuncias de corrupción comenzaron a afectar la imagen del Gobierno, incluso, las últimas encuestas dar por sentado que la votación por Juntos comenzó a bajar.

Branko mucho más cerca de Jeanine

Mientras el Gobierno intenta limpiar su gestión, hace un par de días, Jeanine posesionaba a Branko como su ministro de Planificación del Desarrollo, dando así por sentado de la fractura dentro de Demócratas .

«Para nada, solo veo que hay mayor unidad que es lo que necesitamos», fue la respuesta de Arturo Murillo, ministro de Gobierno, ante la consulta de la inminente ruptura interna en su partido.

Sobre si existen buenas relaciones entre Jeanine y su entorno con Rubén, Murillo respondió que sí la hay.

Al respecto, Branko es tajante al afirmar que él no es político y que no tiene ninguna afinidad con Demócratas ni con ningún otro partido, que la invitación a ocupar esta cartera la recibió directamente de la mandataria.

«Yo no soy de ningún partido, siempre lo he dicho, estoy ayudando al país y esto no tiene nada que ver con el señor Costas ni con los cruces (de palabras). Yo no soy del partido, yo no puedo ser orgánico a un partido al que no pertenezco «, indicó el exlíder cívico cruceño.

El ministro de Planificación indicó que no recuerda cuándo fue la última vez que habló con el gobernador cruceño.

Sobre la posibilidad de encontrarse con Rubén en las próximas elecciones subnacionales, Branko afirma que en democracia todos tienen derecho a competir, porque se trata de las aspiraciones que pueden tener todos. «Va a ser un tema que analizaré más adelante».

Acerca de la relación que mantiene con Samuel, Branko asegura que ha sido excelente. «Voy a consultar muchas cosas con él».

Los tejemenejes dentro del partido

Simpatizantes y militantes aseguran que dentro de Demócratas existe desde hace un tiempo una pugna interna.

«Rubén está afuera, se siente relegado y lo que se observa es que están tratando de recuperar plazas. Branko es eso, lavar la cara y recuperar el apoyo en Santa Cruz», manifestó una de ellas desde el anonimato.

Por otro lado, se habla de que Branko busca ser candidato a la alcaldía, pero con la agrupación Juntos, es decir, dejaría de lado a las aspiraciones de Rubén de comandar el municipio que maneja mayor cantidad de recursos económicos del país.

Un distanciamiento generacional

La fragmentación que existe entre Rubén y Branko es más una cuestión pragmática y generacional, más que de un orden ideológico, asegura el analista político, José Orlando Peralta.

La aceptación al cargo de Ministro de Planificación, para Peralta, corresponde más bien a que el empresario cruceño vuelve al escenario político como un actor vigente. «Es como una forma de proyectarse para la disputa por el espacio del poder local el próximo año».

Para Peralta, el detalle está en que Branko asume un cargo en un gobierno interino que atraviesa un momento crítico «con una presidenta que es más candidata que jefe de Estado» y que el exlíder cívico ingresa en una etapa muy dura.

«Electoralmente hablando es un tema de proyectarse, además de marcar ese bloque de diferencia que hay con Rubén Costas, que si bien es el líder de Demócratas denota que hay una distancia con la Presidenta», indicó el analista.

La disputa por el poder local en Santa Cruz demandará un cambio generacional, porque los liderazgos están agotados, tanto en la Alcaldía como en la Gobernación, por lo que Peralta ve necesario el ascenso de una nueva generación política. «Cuando se habla de una nueva generación no necesariamente se habla de  millennials, sino gente que le sigue a estos liderazgos, pero que a la percepción del votante es algo nuevo».

Peralta percibe que Branko representa ese simbolismo regional y empresarial cruceño. «Otro detalle más es que ponen a un enemigo ideológico del MAS como parte del Gobierno. En este juego no calza Rubén, porque él representa la generación que ya está cumpliendo su ciclo».