Urkupiña se reinventa por el virus, pero sufre desplome económico

Fuente: Los Tiempos

Cristina Cotari

La festividad de Urkupiña 2020 se vivió de un modo diferente y, pese a los intentos por reinventarse, el desplome económico es inevitable. Tanto artesanos como hoteleros sufren los estragos de la pandemia. Sin embargo, la fecha acrecentó la fe de los devotos y permitió pedir por los fallecidos de Covid-19.



El párroco del templo de San Ildefonso, Marcial Sánchez, manifestó que la festividad de la Virgen de Urkupiña 2020 se vivió de un modo diferente. La asistencia a las misas fue mínima y respetando el distanciamiento social. El mayor esfuerzo se puso en difundir el mensaje por las redes sociales para que los devotos de Bolivia y el exterior puedan renovar su fe.

“El mensaje es cuidarnos y cuidar a lo demás. La mamita de Urkupiña nos invita a integrarnos, dejar de lado los caprichos e intereses personales para vivir en fraternidad”, exhortó el párroco.

El director de Cultura de la Alcaldía de Quillacollo, Pablo Hinojosa, subrayó que las pérdidas económicas son inevitables, porque no llegará el millón de feligreses que visitaba a la Virgen de Urkupiña durante todo el mes de agosto.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2019, sin pandemia, la festividad generó 47 millones de bolivianos durante los actos centrales, 23 millones provenían de los peregrinos nacionales.

El estudio reveló que el 21 por ciento se gasta en bebidas, asientos y graderías; el 17, en alimentos; 16, en servicios de restaurantes; 7, en artesanías; 7, en ropa, vestidos, calzados, y 3, en transporte.

Hinojosa dijo que sin duda la suspensión afectó hasta a las vendedoras de velas y flores, pero que era necesario para precautelar la salud, no sólo de los espectadores, sino de los más de 50 mil danzarines bailan en devoción a la Patrona de Quillacollo.

Más afectados

Turismo, hotelería, gastronomía, artesanía, transporte y comercio son los rubros más afectados por la crisis sanitaria que obligó a suspender más del 70 por ciento de las actividades de la festividad de la Virgen de Urkupiña para reducir los contagios.

Las restricciones afectaron a empresarios, artesanos y artistas que buscaron la manera de captar algunos ingresos renovando su devoción por la Patrona de la Integración.

Entre las actividades suspendidas están las dos promesas, las alasitas, la entrada autóctona, Urkupiñita, la misa de las advocaciones marianas y procesiones con la imagen.

Historias 

En la plaza 15 de Agosto, en Quillacollo, un grupo de fotógrafos y vendedores de velas aún espera todos los días la llegada de feligreses que deseen adquirir los productos para reafirmar su fe.

La última semana, la afluencia de devotos aumentó en la iglesia de San Ildefonso, aunque es mínima en comparación con la multitud que los visitaba años anteriores.

Rolando Cruz, con casi 10 años en el negocio de la fotografía y el video, reconoció que esta es unas peores etapas financieras.

“Ha bajado todo, antes por día hacíamos hasta 300 bolivianos, en la entrada folklórica era más, no dábamos ni abasto; ahora, no hay nada, está vacío”, afirmó.

Además de la reducción en sus ingresos, Cruz tuvo que cerrar su estudio porque no pudo pagar el alquiler.

“Parece un día normal, por estas fechas las calles estaban tan llenas que uno no sabía por dónde pasar, y entrar con vehículo era imposible”, dijo.

A pocos pasos el templo está Teresa Peredo, propietaria de un local de desayunos y presidenta de la Cámara Gastronómica de Quillacollo, quien relató que la concurrencia de comensales en más de 50 establecimientos se redujo.

“Antes hasta contratábamos personal extra porque nos faltaban manos; ahora hemos tenido que despedir gente.

Estamos dando batalla, trabajando con todas las normas de bioseguridad y con la fe puesta en la mamita para que nos dé salud”, agregó.