En la homilía dominical, monseñor Sergio Gualberti convocó a superar los «odios, venganzas y prejuicios entre regiones y sectores»
Monseñor Sergio Gualberti, arzobispo de Santa Cruz, durante la misa celebrada este domingo en la catedral cruceña, proclamó que «solo el perdón puede apagar la sed de venganza y abrir caminos a la reconciliación» en diversos espacios como el personal, familiar, social y entre naciones.
Gualberti se refirió a la actitud del verdadero perdón, enseñado por Jesús, que supera la ley del talión, del ‘ojo por ojo y diente por diente’, para sembrar el camino de la reconciliación.
«Podemos vencer los errores del pasado y avizorar el futuro con optimismo si somos un pueblo reconciliado y unido por el bien común, la paz y la unidad», manifestó en su la homilía de este domingo.
El prelado recordó el periodo electoral en que se encuentra el país y alentó a dejar atrás «los odios, venganzas y prejuicios entre regiones y sectores que se manifiestan particularmente en este periodo electoral».
Tras la lectura del Evangelio, Gualberti aprovechó el ejemplo de Jesús para pedir que se abran las puertas a la verdadera «justicia de Dios que es su perdón» y supera la justicia humana que «solo limita el mal pero no lo hace desaparecer».
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El arzobispo de la diócesis de Santa Cruz remarcó que «es difícil perdonar, hace falta valentía, hace falta la conversión del corazón». Perdón y justicia se unen en el único camino para la reconciliación y la paz, dijo.
El extenso periodo de cuarentena que se ha vivido ha servido, en mucho casos, para reestablecer las relaciones en la familia. El Covid-19 ha intensificado los lazos familiares y la convivencia. «Ha sido un tiempo para compartir; también se ha visto falta de diálogo, tensiones y ofensas que han suscitado dolor en los corazones». Por eso, recuerda que la actitud del cristiano es «practicar el perdón y buscar la reconciliación».
Recomienda las palabras orientadoras del papa Francisco invitando al perdón: «Nunca terminen el día sin hacer las paces». Ya sea con un gesto o una palabra, no hay que tener miedo en pedirse perdón, concluye su mensaje dominical el arzobispo.
Fuente: El Deber