Las campañas políticas sacan a luz la intención de ser el “mejor segundo”

  • Los candidatos de Panbol en plena campaña electoral toman contacto con sus seguidores. | Los Tiempos
  • El candidato a la presidencia, Jorge Tuto Quiroga, se presenta ante su militancia y seguidores. | Los Tiempos
Fuente: Los Tiempos
Wilson Aguilar

En medio de la pandemia de la Covid-19 y la suspensión de los comicios generales en dos oportunidades, Bolivia ingresa en una campaña electoral diferente, sin concentraciones masivas y más uso de las redes sociales, pero con carencia de propuestas. Al inicio de esta campaña lo más usual de los candidatos ha sido recurrir al recurso de las denuncias y el fuego cruzado de acusaciones.

Entonces, la campaña electoral como el espacio de comunicación de propuestas, programas y objetivos sufre un cambio y está dirigida ahora a criticar el programa, la competencia o la cualidad del oponente.

Según analistas, esta situación se debe a la divulgación de encuestas que ponen al MAS como primero, por lo que sus opositores buscan ser el “mejor segundo”, para participar una posible segunda vuelta.



La emergencia sanitaria que vive Bolivia y el mundo por el coronavirus no ha calmado los ánimos de agresividad y confrontación de los candidatos presidenciales, particularmente de los que tienen mayor preferencia electoral en las encuestas, por lo que recurren al pasado político para atacarse.

Este proceso electoral, atípico por las diversas situaciones que se enfrenta, que se inició el 5 de enero pasado con la convocatoria a elecciones, determinó que los partidos y alianzas políticas entreguen su presentación  de  la  plataforma  programática  y  programa  de  gobierno ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE) desde el viernes 24 de enero hasta el lunes 3 de febrero de este año.

Además, los documentos entregados al Órgano Electoral Plurinacional (OEP) en su mayoría fueron los que se plantearon para los comicios de octubre de 2019, entre ellos los de Comunidad Ciudadana (CC), Movimiento Al Socialismo (MAS), Partido de Acción Nacional Boliviana (PAN-BOL), Frente Para la Victoria (FPV).

En tanto, Acción Democrática Nacionalista (ADN), Creemos, Juntos y Libre 21 presentaron su programa de gobierno con una nueva visión y planteamientos que incorporan demandas surgidas de la crisis de octubre y noviembre de 2019.

Desde el inicio del proceso electoral, definido por último para el 18 de octubre, y antes de ingresar a la emergencia sanitaria y otras situaciones, la campaña electoral que ingresaba en su fase final para el 3 de mayo se caracterizó por las críticas y las réplicas entre los candidatos.

Ahora que Bolivia ingresa en la recta final en este periodo de posconfinamiento, a casi un mes de la verificación de los comicios, se replica ese escenario de guerra sucia o la denominada campaña negativa con la intención de buscar efectos en los electores  y provocar la caída en la intención de voto del o de los candidatos atacados.

En este escenario, quedó en segundo plano hacer conocer las ofertas de las organizaciones y alianzas políticas en beneficio de la comunidad en lo económico, social, laboral, entre otros.

“Lamentablemente el eje de la propuesta programática no pareciera ser una de las más importantes, cuando en realidad los ciudadanos están viendo eso. Tienen la necesidad de conocer los elementos que permitirán a Bolivia salir de la crisis en la que se encuentra sumida, pero continuamos con la típica guerra sucia, ataques, acusaciones que ya habían desde la anterior campaña política de la elección suspendida”, señala el abogado constitucionalista y entendido en temas electorales Paul Antonio Coca.

Para el vicepresidente de la Asociación Boliviana de Ciencia Política (ABCP), José María Paz, se ve poco de campaña política y lo que se advierte son agresiones mutuas, particularmente en los que “sospechan podrían ser segundos”. Todo debido a la difusión de encuestas “poco confiables” que dan el primer lugar al MAS, pero no ganador en primera vuelta.

“Hay una especie de competencia entre algunos que sospechan podrían ser segundos en la elección y entonces están en eso, como se prevé que podría haber una segunda vuelta. Entonces, lamentablemente parece en que algunos se han confundido cuál es su principal oponente y están en esa especie de absurda campaña de ataques entre unos y otros sin hacernos conocer realmente los planes de gobierno, que son muy importantes”, asegura.

De acuerdo con una evaluación, la disputa por el segundo lugar entre los contrarios al MAS tiende a ser encarnizada y se registran las agresiones entre los candidatos que consideran tener las posibilidades de alcanzar la segunda vuelta.

De un tiempo a esta parte, se trata de imponer en el imaginario colectivo que el partido azul tiene un voto duro y que es fundamentalmente identitario, diseminado en áreas rurales, sectores indígenas y populares, con la posibilidad de marcar cierta distancia y pueda crecer algunos puntos extras a lo que le da las encuestas.

“Hasta ahora la campaña es intrascendente, hay una ausencia de una narrativa política que entusiasme y movilice al votante. Sólo hay improvisación e inconsistencia”, indica la politóloga Patricia Velasco, al sostener que en lugar de hacer conocer las propuestas que tienen para resolver las necesidades de los bolivianos y con ellas ganar más votantes, se ocupan de lanzar dardos a través de las redes sociales.

Los entendidos en materia electoral consideran que los partidos opositores al masismo han perdido el norte, debido a que le hacen un gran favor por los distintos debates que se arman, entre ellos sobre la habilitación de Evo Morales. Señalaron que esa especie de ensañamiento o saña contra dirigentes del MAS sólo empuja a que el presunto voto duro se consolide.

Los adversarios del MAS se enfrentan entre sí en la campaña y dejan de enfocarse en él, que ha centrado sus actividades proselitistas en mensajes en las redes sociales y las intervenciones frecuentes de Morales en medios de Argentina, en sus cuentas de Facebook, Twitter, además de entrevistas amplificadas por una emisora de Chapare.

Este periodo de la pandemia del coronavirus que determinó suspender los comicios generales en dos oportunidades, primero programados para el 3 de mayo, posteriormente para el 6 de septiembre y por último para el 18 de octubre, sin duda ha cambiado de gran manera las necesidades y requerimientos de la ciudadanía, por lo que las propuestas o programas de gobierno planteados antes de la cuarentena son  obsoletos.

“Los planes originales que se presentaron para la elección en mayo, antes de la pandemia, ya están invalidados, porque la economía, la educación, la salud necesitan de nuevas políticas  y nuevas propuestas, necesitamos saber cuáles son los planes en estas áreas, especialmente la económica por la crisis que sabemos ya está presente y se va a agudizar aún más por causa de la pandemia. Es lamentable lo que estamos viendo, una pelea más entre los opositores al MAS, antes de velar que la gente conozca realmente los programas de gobierno”, aseguró el vicepresidente de la ABCP.

De manera coincidente, Coca refiere que “dar propuestas de solución a la gente es menos de lo que se está viviendo, por el contrario lo que más se está viendo es ataque en todos lados”.

Por ejemplo, refieren que en los últimos días llegó a tal grado de pobreza el debate político que entre los opositores al MAS discutieron sobre “quién tumbó a Evo Morales”, como si fuera el tema que interesa a los bolivianos.

“Ahora cuál es el tema central de los partidos políticos, una ¿propuesta? no, por el contrario el eje central del debate son ataques entre candidatos sobre quién tumbó a Evo Morales, en pocas palabra es eso, ‘quién lo sacó, lo resistí, usted no lo hizo’”, lamentó el abogado constitucionalista Paul Antonio Coca al hacer referencia a ese carácter de campaña política que debe existir, llegar a los ciudadanos y obtener sus votos a través de propuestas.

En la guerra cruzada, se puede señalar por ejemplo la posición del candidato del MAS, Luis Arce, quien considera que el único que tiene la solución o la llave a la situación económica es el partido azul.

El exministro de Economía afirmó que el modelo político y económico de la candidata de Juntos, Jeanine Áñez, no favorece a la mayoría.

Respecto a Carlos Mesa, de Comunidad Ciudadana (CC), cuestionó su mandato por haber dejado supuestamente una deuda externa alta, los salarios y el poder adquisitivo de los trabajadores reducidos.

En este proceso electoral, también se vio el ataque sistemático de la candidata presidenta Áñez contra Carlos Mesa y el MAS.

Al primero por desaparecer en el tiempo de pandemia y durante los bloqueos impulsados por el MAS. A los del partido azul los acusó de violentos que buscan la desestabilización en el país, además de ser encubridores de su líder.

Luis Fernando Camacho de Creemos, a su vez emprendió una campaña contra Áñez y denunció el uso de recursos del Estado para llevar adelante su campaña.