Mientras la drogadicción crece, el narcotráfico sigue impune


 

Estimados candidatos y autoridades:



La drogadicción es una realidad que está frente a ustedes. El narcotráfico sigue su marcha imparable, lo hacen unos cuantos, generan millonarias ganancias. Además de que gozan de impunidad y complicidades.

La lucha contra el narcotráfico hace 30 años ha fracasado en Bolivia. Se siguen cometiendo los mismos y crasos errores. No solo es aparecer en la televisión mostrando cantidades de paquetes de cocaína o marihuana, sino de ir al fondo del asunto. Pero no se quiere ir más allá en esta lucha superficial que cada gobierno de turno encara. Y surgen varias dudas: ¿Dónde se destina el dinero decomisado a los narcotraficantes? ¿Qué rol eficaz juega el Consejo Nacional de Lucha contra el Narcotráfico? ¿Existen detenidos o procesados los peces gordos del narcotráfico? ¿Qué se hace con toda la droga decomisada? ¿Han podido ejercer control en el Chapare?

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Podemos seguir con tantas preguntas, que seguramente no tendrán respuestas.

La expresión más cruel e inhumana del narcotráfico con los drogadictos, las personas, el destinatario final de la enorme producción de pasta base y de clorhidrato de cocaína. Ellas están condenadas a conseguir su sobrecito a como dé lugar, para quienes les espera la cárcel, el manicomio, el hospital o el cementerio.

La drogadicción es la expresión más degradante y cruel que ha generado el millonario e impune negocio del narcotráfico. Mientras millones de jóvenes y adultos se desesperan por un gramo de cocaína, muy pocos se enriquecen y se pasean con impunidad. Mientras circulan los dólares y se hagan la burla de la justicia, habrá cocaína en cualquier lugar donde uno vaya. “La droga está ahí, siempre está esperándote y te agarra donde estés”, decía uno de los protagonistas de mi libro.

Hemos pretendido que se agende la problemática de la drogadicción, tanto en las campañas electorales, en la agenda del alcalde, del gobernador, concejales y de los medios de comunicación, pero no ha repercutido, porque no quieren reconocer esta realidad lacerante y vergonzosa, que nos golpea como sociedad y familia. Una dosis de cocaína la podemos encontrar en cualquier lugar de Santa Cruz, ciudad que está inundada de todas las drogas ilícitas.

“Desgarrados por la cocaína, vidas y sueños de adictos”, es una radiografía de esta realidad, que está protagonizada por hombres y mujeres reales que fueron parte del infierno y del abismo, en el que convivieron mucho tiempo. Ellos y ellas nos interpelan y nos imploran encarar acciones coherentes e integrales en materia de prevención, educación y rehabilitación de estos seres humanos, quienes pueden ser nuestros familiares, amigos, vecinos. Agradezco a algunos medios, como este espacio de eju.tv, por permitirme expresar y dar una voz de alerta, aprovechando que estamos en tiempos electorales, y por lo menos, saldrá alguna promesa de los candidatos en estas elecciones nacionales, y luego en las municipales y departamentales.

No piensen que el adicto es solo aquel que está abandonado en los canales de drenaje, en las rotondas. No es así, el drogadicto lo podemos tener frente a nosotros y no queremos asumirlo.

El hecho de que se haya incremento el consumo de la cocaína y la marihuana, es una señal clara que las políticas y acciones contra el narcotráfico han fracasado en Bolivia, porque continúa la producción y fabricación en gran escala; se comercializa, se transporta, se vende y llega al destinatario final. Y esto no es invento, es la realidad de todos los días, y pretender negarla, es de cobardes.

Cordialmente,

Hernán Cabrera M.

Periodista