Por el honor de una mujer

Esa intolerable, como repulsiva noticia que ha encabezado los medios de prensa nacional e internacional en estos últimos días, ha revelado la existencia de una relación pedófila entre Evo Morales y una niña, a quien la inició en este obsceno maridaje cuando ella cifraba apenas 14 años. Es decir, esta chiquilla recién estaba naciendo, mientras él juraba como presidente del Estado Plurinacional y multi folklórico de Bolivia, período autocrático que duró 14 años.

Como ya nos tiene acostumbrados, el sexópata optó por negar el delito y esconder este impúdico acto bajo el ridículo subterfugio de tratarse de una maniobra de la derecha, con el objeto de desprestigiarlo. Algo similar a lo acontecido con la Sra. Gabriela Zapata, cuya “cara le parecía conocida”, después de haberla mantenido como pareja desde su adolescencia, hasta colocarla como gerente de la empresa china CAMC, donde hubo un manejo de contratos mineros por 600 millones de dólares; la utilizó luego, como pretexto para justificar el fraude del referéndum del 2016 y, finalmente, decretó su apresamiento por usurpación de funciones.



Semejante estilo doloso de manipulación del honor de una mujer, solo nos parecía propio de las novelas mexicanas de narcos, sin atinar jamás a pensar que éste se dé en la vida real, como actualmente viene sucediendo a vista y paciencia de un público estupefacto, que llega a pensar que es una crueldad más de la famosa peste china y no de una democracia condescendiente que pareciera consentir estos actos depravados. Pues, mientras las damnificadas han perdido el honor, el prestigio y han muerto civilmente, el estuprador pretende volver como candidato a Senador, imitando lo ocurrido en la Argentina, donde una mujer de igual desprestigio que el suyo, supo convertirse en el crimen detrás del Trono.

A propósito de estos hechos, recordamos pasajes similares de nuestra historia, cuando cupo a dos presidentes militares, Busch y Banzer enfrentar casos de estupro y violación como el que nos ocupa. En ambas oportunidades se puso de manifiesto la enorme indignación que embargó a la opinión pública, sentimiento que en el caso del expresidente Busch, al recibir el telegrama del Intendente de Policía de Potosí comunicándole la noticia de la violación de una niña, por parte del cura Severo Catorceno, ordenó su inmediato fusilamiento, orden que fue cumplida al amanecer del día siguiente, en la pampa de San Clemente.

Otro tanto sucedió en el gobierno del Gral. Banzer, cuando Melquiades Suxo, y su hijo, ultrajaron por varios días a una niña, hasta que ésta murió. En diciembre de 1972 se dictó sentencia condenando a Suxo a la pena de muerte mediante fusilamiento en forma pública por su condición de autor principal de la comisión de los delitos de violación y asesinato y su hijo, Nazario, fue condenado a 20 años de confinamiento, por ser menor de 17 años.

Posiblemente sea excesivo solicitar semejantes penas para un pedófilo violador en estos tiempos de democracia británica que estamos viviendo, pero por lo menos, lejos, muy lejos de premiar a este tipo de pervertidos y a sus celestinos, no se les debería permitir su vuelta al escenario de sus fechorías, y menos cuando está en juego el honor de una joven mujer.