Sin biotecnología alertan más pobreza y subdesarrollo

Afrenta. La acción popular interpuesta por activistas y defensores del medio ambiente, no solo ha provocado rechazo sino indignación en la cadena agroproductiva.

Ref. Fotografia: Agro. Bolivia lleva 15 años de tradición en monocultivo de la soya.


Mientras la acción popular  en contra de la introducción en el país de nuevos eventos transgénicos en el agro debe ser resuelto en las instancias judiciales, la Confederación Agropecuaria Nacional (CONFEAGRO) y el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), dos brazos institucionales y operativos del sector agroproductivo exportador sobre todo de Santa Cruz, alerta grave riesgo de pobreza y subdesarrollo del país, si acaso se pone un freno a la biotecnología.



“Hoy es el momento más trascendental de nuestra historia, o nos quedamos en el rezago, la pobreza y el subdesarrollo, o nos embarcamos en la senda del bienestar para los bolivianos. Los productores no estamos dispuestos a llevar al fracaso a nuestra sociedad como pretenden hacer algunos oportunistas con pretextos que científicamente no tienen ningún sustento”, señala el comunicado leído por Reinaldo Díaz, presidente de CONFEAGRO.

En cambio, Pedro Colanzi, presidente del IBCE, a tiempo de hacer público el pronunciamiento señaló que el modelo productivo cruceño, basado en la agropecuaria, la agroindustria y la agroexportación, no solo ha contribuido a lograr la soberanía alimentaria del país sino a generar excedentes para alimentar a millones en el mundo.

“Desde el IBCE advertimos que la salud de la economía está en peligro, no solo por la pandemia del COVID-19 que ha destruido ya más de 430.000 empleos en el país, sino que -de no tomarse políticas valientes e inteligentes para impedir que la recesión vaya más allá del 2020, mucha gente volverá a ser pobre”, advierte el IBCE.

Un dilema de muchos años. CONFEAGRO remarca que, durante estos días, se ha escuchado a productores pequeños, medianos y grandes pedir públicamente la necesidad urgente de tener acceso a semillas genéticamente mejoradas. Esta necesidad, menciona que llegó a un momento crítico desde hace más de una década.

“Desde hace años, alertamos a nuestras autoridades que cerrar los ojos al avance tecnológico era un grave error que ponía en riesgo la alimentación de los bolivianos, la mitad de los empleos en Bolivia que son generados a razón de un tercio de forma directa por el agro y casi un 20 % de forma indirecta”, argumenta.

El IBCE, hace un recuento que solo en este siglo, cerca de USD 13.000 millones por la exportación de 34 millones de toneladas de soya y derivados ha sido el generoso aporte del sector oleaginoso a Bolivia, contribuyendo a la estabilidad del boliviano y la economía. “Pero si esa es su importancia económica, su dimensión social es mayor: más de 100.000 empleos directos e indirectos y 1.000.000 de personas se benefician del sector, todo lo cual entra en riesgo, si prospera la mentada acción popular”, añade Colanzi.

Además, menciona que la esperanza de reactivar la economía y crecer más, fundamentada en sectores de rápida reacción como la agropecuaria, la agroindustria y la agroexportación pretende ser bloqueada por algunos individuos nacionales y extranjeros, que no entienden el tiempo que vivimos y la urgente necesidad de combatir la pobreza. “¿Quieren producir para autoconsumo en sus jardines y huertos? ¡Háganlo!  ¿Quieren producir alimentos “orgánicos” y “ecológicos” caros? ¡Adelante!”, cuestiona el IBCE a los que interpusieron la acción popular.

Desde otra vereda. Gonzalo Colque, director de la Fundación Tierra, en contacto con El Día, mencionó que la acción popular está consagrada en la Constitución Política del Estado (CPE) y su objetivo es la suspensión del decreto de transgénicos. “Los empresarios deben dejar a la justicia la decisión final y dejar de contaminar con pronunciamientos fuera de lugar el proceso legal en curso”, señaló.

En respuesta a los sendos pronunciamientos, Colque, enfatizó que los pronunciamientos, sobre todo de “los soyeros” es un acto de intimidación para intentar acallar a quienes defienden una agricultura sin transgénicos. “Es una reacción desesperada del gremio soyero que se alinea con la amenaza de semanas anteriores de desabastecimiento de alimentos si no consiguen la aprobación de transgénicos”.

Además, en un artículo la Fundación Tierra refirió que toda la reacción provocada por la acción popular, “se trata de un sector que ahora cree que el Estado es su hacienda, una extensión más de sus dominios para profundizar el rentismo agrario, y así compensar la crisis del agro marcada por bajos rendimientos, altos costos de producción y pésima competitividad internacional”, responde Colque.

14 Años de Gobierno
De Evo Morales, el tema de los transgénicos se mantuvo en suspenso.

Ismael Luna Acevedo [email protected]

Fuente: eldia.com.bo