Mafia minera se pone en evidencia al frenar inspección al Cerro Rico

En ese afán, golpearon a un periodista de El Potosí en presencia del gerente de la Comibol, Richard Arancibia.

Fuente: El Potosí

La supuesta mafia minera, que obtuvo sustanciales beneficios económicos explotando cargas de óxidos del Cerro Rico, se puso en evidencia ayer, al armar un operativo que frenó una inspección del Comité Cívico Potosinista (Comcipo) y, de paso, degeneró en agresiones físicas en contra del director de contenidos de El Potosí, Juan José Toro.



La agresión fue planificada. Según advirtieron algunos de los cooperativistas que sirven de informantes a este diario, luego de que Comcipo comunicó mediante carta que había programado una inspección ocular a la cúspide del cerro, hubo un movimiento inusitado en algunas cooperativas, particularmente en la 9 de Abril, de donde son tres de los múltiples agresores al periodista.

Estas versiones dicen que fue el propio gerente regional de la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), Richard Arancibia, quien organizó la reunión de cooperativistas ofreciendo compensar ese servicio con tornaguías; es decir, los formularios que legalizan las cargas de óxidos y permiten su venta a la Empresa Minera Manquiri.

Arancibia estuvo en el inicio de la inspección fallida. Se lo notaba nervioso y hablaba constantemente por celular. Al llegar a una distancia de 500 metros de la cúspide, se bajó de su vehículo y fue a hablar con el aproximadamente un millar de personas que se había congregado en el lugar. Cuando Toro se acercó, y empezó a filmar, una persona que vestía de azul, y fue identificada como Víctor Tacuri —un propietario de ingenio que opera desde la Cooperativa Minera Villa Imperial—, se alteró y le quitó el teléfono celular. Cuando el periodista intentaba recuperar el equipo, comenzaron a asestarle golpes de puño que le hicieron volar los anteojos.

Uno de los celulares quedó en el suelo y, cuando fue recogido, estaba destruido. Tacuri empezó a decir que “está grabando, está grabando” y metió su mano en el bolsillo del periodista de donde extrajo su grabadora de alta fidelidad, de propiedad de radio Kollasuyo. El equipo fue pasado de mano en mano y, finalmente, no se lo devolvieron.

Ante esa situación, el agredido optó por retirarse. Cuando lo hacía, otras personas, ya en menos cantidad, le siguieron golpeando y, al percatarse que estaban lejos de la multitud, comenzaron a reclamarle y amenazarle. “Te dijimos que te íbamos a sacar la m… y ahí está. Hemos cumplido. Si no te callas, te vamos a matar”, le dijeron. Otros que se acercaron, y le siguieron golpeando, le dijeron que iban a incendiar el periódico El Potosí y que también quemarían su casa. “Sabemos dónde viven tu mamá y tus hermanos”, agregó otro.

Cuando Toro pudo alejarse del lugar, y llegar a la base del Cerro Rico, hizo una transmisión en vivo en la que denunció lo sucedido.

AMENAZAS

Hace meses, este diario desarrolla una investigación para determinar qué es lo que ha provocado nuevos hundimientos en el Cerro Rico.

Las publicaciones con los resultados de la investigación comenzaron a fines de agosto y provocaron la molestia de la dirigencia de la Federación Departamental de Cooperativas Mineras (Fedecomin) cuyo presidente, Carlos Porco, dijo en entrevista con el periodista Dilver Soria, de radio Wayna Putuxi, que estaba haciendo investigar a Toro.

El 18 de septiembre de este año, en reunión que se realizó en el Paraninfo Universitario a convocatoria de Comcipo, cuando Toro intentó explicar hacia dónde estaba orientada la explicación, los cooperativistas que acompañaban a Porco no le dejaron hablar y le amenazaron con callarle “como sea”.