Ha sido un buen año (si lo vemos en perspectiva)

1) Nunca se ha desarrollado en la historia una vacuna para cualquier virus tan rápidamente como en 2020. Si en esta oportunidad nos ha tomado 1 año en aprobar y masificar 5 vacunas, es muy probable que en la próxima pandemia se cree, apruebe y suministre a nivel global una vacuna en la mitad o menos del tiempo que nos ha tomado ahora.

Ahora ya sabemos cómo manejar mucho mejor una peste global. La última (la gripe española de 1917) mató a entre 20 y 40 millones de personas en un solo año. Si bien ahora han muerto casi 2 millones de personas, con tan solo distanciarnos físicamente, quedarnos en casa, seguir lo que dicen nuestros médicos y evitar aglomeraciones, se calcula que le hemos salvado la vida colectivamente alrededor de 20 a 40 millones de personas a nivel mundial.

2) Donald Trump ya no es el Presidente de los Estados Unidos. Lo bueno de que haya sido irreversiblemente derrotado no tiene mucho que ver con su ideología política sino con el hecho de que Trump era un populista de manual, al igual que Maduro, Evo, Putin, Bolsonaro y otros.



Por tanto, Trump representaba un verdadero peligro para las instituciones democráticas norteamericanas pues, tan solo en un periodo presidencial, las ha degradado a niveles nunca antes vistos. Más allá de si pueda acordar con los Demócratas, Joe Biden definitivamente no constituye una amenaza para la democracia. Muy pocos se pueden atrever a sugerir que el nuevo Presidente de Estados Unidos no tiene un espíritu democrático, y eso ya es una ganancia para el mundo.

Al final, lo importante es que la administración Biden va a recuperar instituciones y tratados clave para la estabilidad mundial, como el acuerdo de París sobre el cambio climático, el reintegro de Estados Unidos a la OMS (que hoy domina China), el restablecimiento del acuerdo nuclear con Irán y el refuerzo de la OTAN, devolviéndole así al tablero geopolítico un cierto reequilibrio que comenzaba a desbalancearse del lado de gobiernos autoritarios,  gracias al «America First» de Trump.

3) Una de las externalidades positivas de la pandemia ha sido que el planeta al fin ha podido tomar un respiro. Las emisiones han bajado considerablemente durante varios meses. No es para nada suficiente, pero es un pequeño alivio, sobre todo tomando en cuenta los incendios de la Amazonía, la Chiquitanía, Australia y California.

Los combustibles fósiles han tenido un mal año, lo cual es algo bueno para la tierra. La volatilidad extrema de los precios (hasta llegar a valer -37 Dólares el barril) ha llevado a los mercados bursátiles y a varios inversionistas a evaluar que el proceso de transición a los autos eléctricos podría ser más pronto de lo esperado.

De hecho, otra externalidad positiva de la pandemia es que muchos países se han puesto la meta de contar con un parque automotor enteramente eléctrico para dentro de una o dos décadas, lo cual antes se calculaba para dentro de 40 años.

4) También ha sido un año muy satisfactorio para los avances en ciencia y tecnología. Aparte de la vacuna, 2020 ha visto el primer lanzamiento espacial que ha llevado a dos astronautas en un lanzamiento de iniciativa privada (Space X) hasta la Estación Espacial Internacional, dando inicio, según los expertos, a la carrera espacial más acelerada de la historia, una que tendrá como consecuencia que pronto se siente una base permanente en la luna y, eventualmente, a colonizar y terraformar Marte.

5) Evo Morales ya no es Presidente. Es uno de los logros más importantes de nuestra historia y ha hecho que toda la lucha valga la pena. Hemos conseguido que un dictador ya no nos gobierne. Sé que se pueden poner muchos «peros» a este triunfo, sin embargo, hay que considerar que Evo realmente quería quedarse hasta el día de su muerte, ahora hemos establecido que nadie nunca se puede quedar gobernando nuestro país eternamente. Arce debería tomar nota de ello.

Si lo analizamos desde una perspectiva más amplia, ha sido un buen año. No lo hemos podido ver en su real dimensión por la ansiedad y la incertidumbre, pero la humanidad una vez más ha demostrado su resiliencia y predisposición a no rendirse y no cansarse, algo en lo que, por cierto, tenemos experiencia los bolivianos.

¡2021 allá vamos!

 

José Manuel Ormachea es politólogo y Diputado por Comunidad Ciudadana