Aquejados por los virus chino y populista

 

Estamos agobiados por una doble pandemia, una producida por el virus biológico chino que ha mostrado ser mortal para la humanidad y que está causado muerte y miseria, y la de un virus ideológico comunista que somete a la población convirtiéndola en zombis fanáticos.



A los dirigentes populistas, autoelegidos, el virus les produce ataques de ubris con el que se sienten poderosos e invencibles y con el poder tanta riqueza, que no quieren soltarlo.

El virus muta de tiempo en tiempo y luego se viraliza por todo el mundo; el virus populista se introduce por el cerebro y lo destruye y convierte a los infectados en zombis fanáticos. En el siglo anterior surgió la pandemia con el virus Estalinista, que destruyo millones de vidas y termino, cuando por su inviabilidad se derrumbó la Unión Soviética. Luego a mediados de ese siglo, este virus mutó hacia el populismo con la variante Castrochavista.

El virus comunista y populista, se manifiesta como un modelo político y económico: estatista, sin propiedad privada, sin libertad de mercado, de comercio, sin empresarios innovadores y competitivos y donde la producción está en manos de una burocracia partidaria. En el comunismo y populismo las condiciones de vida de las personas las establece, decide y controla el Estado Central, un ente planificador y ejecutivo que concentra todos los poderes y que dicta y decide arbitrariamente lo que hay que hacer y cómo hacerlo, según sus antojadizas interpretaciones ideológicas. Es un modelo que nunca ha funcionado para el bien de la población, sino todo lo contrario, pero lamentablemente atrae a mucha gente; como a las moscas la basura.

A mediados del siglo XX, ante el fracaso del comunismo y el hundimiento de la URSS, los partidos comunistas latinoamericanos transitaron y mutaron hacia el populismo, con el Foro de San Paulo y luego al Grupo de Puebla. El Grupo de Puebla mediante una declaración pública comunico con toda claridad su objetivo: “Retomar el poder de la región, para adueñarse del mañana”. Si seguimos su senda no tendremos libertad ni futuro.

Los populistas inventaron un discurso demagógico con variaciones para cada pueblo y audiencia, buscan justificar la apropiación y distribución de la riqueza ajena con un total desconocimiento de cómo se produce. En esta nueva mutación populista del virus, desaparece el sistema comunista clásico y ahora se manifiesta bajo diferentes modalidades de capitalismo, todos centralistas y totalitarios: El Capitalismo rapaz de Rusia en manos los exfuncionarios de la KGB quienes se hicieron capitalistas apropiándose de todas las empresas a la caída de la URSS; el Capitalismo esclavista y autoritario de China; el Capitalismo Castrochavista de Cuba, Venezuela, Bolivia, con discurso populista y hay otros más. Se dan mutaciones locales del virus, como la peste Chapareña cocalera.

A su vez, los países más exitosos practican el Capitalismo liberal democrático y de libre mercado, como en los EEUU, Gran Bretaña y Canadá, al igual que lo hacen las economías de mercado coordinado como Alemania, Escandinavia, Austria y Holanda. Son todos sistemas capitalistas, que respetan la propiedad privada, la libertad de contratación, de competencia y el trabajo libre.

Los militantes del liberalismo, son ciudadanos independientes enfocados en producir riqueza a través del ahorro y la inversión; ellos arriesgan su capital, su tranquilidad, su estabilidad para producir medios para satisfacer las necesidades del consumidor y por ende mejorar su bienestar. Inducidos por la competencia son impulsados a ser productivos e innovadores.
Como están dedicados a trabajar, descuidan cuidar sus intereses y son avasallados por los activistas populistas quienes con promesas y mentiras convencen a la población y se apoderan del poder y la riqueza generada. Ellos, sin saberlo, siguen a Göbbels, que explicó: «una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad».