Ministro renuncie, no “aguantamos” más su incapacidad

La Real Academia Española define la incapacidad como “la falta de capacidad para hacer”, que aplica al ministro de Salud, Edgar Pozo Valdivia, que en más de dos meses no pudo despegar un plan efectivo de lucha contra la pandemia, desde su designación.

El Ministro de Salud demostró que no tiene un plan con objetivos, menos políticas y acciones inmediatas para enfrentar la segunda ola de la pandemia generada por la Covid-19, pese a la advertencia y el tiempo de anticipación, hoy lamentamos la muerte de muchos bolivianos que no pueden ser atendidos en los hospitales, por el colapso del sistema de salud del país.

El artículo 175, de la Constitución Política del Estado (CPE), dispone que el Ministro debe “proponer y coadyuvar en la formulación de las políticas generales del Gobierno” y “dirigir las políticas gubernamentales en su sector”, que no existe. El 9 de noviembre de 2020, en la posesión de los ministros, juró cumplir la norma suprema que lo incumple.

Prueba de ello, el presidente Luis Arce Catacora, quien en su campaña preelectoral prometió implementar “un plan para la crisis sanitaria” y “reconstruir la economía” del país, ahora pide con desfachatez “aguantar” dos meses la incapacidad de su Ministro y de su gobierno, hasta que lleguen las vacunas.



La insolvencia del Ministro de Salud hace que, en semanas, mueran varios ciudadanos en las calles por Covid-19, los hospitales están totalmente colapsados, sin los recursos humanos suficientes, con escasez de insumos y medicamentos para auxiliar a los pacientes. Tampoco existe coordinación entre el nivel central y las entidades territoriales autónomas, menos genera una línea de trabajo coordinado para ejecutar acciones orientadas para salvar oportunamente la vida de nuestros compatriotas.

Es extraordinario que el gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) deslinde sus responsabilidades frente a la crisis sanitaria, cuando el Presidente Arce, el exponente del socialismo del siglo XXI, se fue a Brasil para realizarse su chequeo médico y su jefe de partido Evo Morales enfrenta a la Covid-19 asistido por médicos cubanos en una privilegiada clínica privada; mientras, el ciudadano de a pie peregrina tras un milagro de conseguir una cama en alguno de los hospitales colapsados.

No es posible tanta incapacidad a flor de piel, la ciudadanía suma tanta bronca e impotencia de ver morir a un hijo, un padre, una madre o familiar. Los números son estremecedores, en medio mes del 2021, solamente en La Paz muere un médico por día y la Policía recoge tres cadáveres con sospechas de la Covid-19, al día; en el país fallecieron 365 ciudadanos, hay 20.892 infectados y 36.600 sospechosos, sin contar los datos de la pasada gestión.

Como legislador y fiscalizador, hace un mes y medio envié una Petición de Informe Escrito (PIE) al Ministro de Salud para conocer si tenía un plan de medidas preventivas ante el posible rebrote de la pandemia en el país, para saber cuál es la situación del equipamiento de las Unidades de Terapias Intensivas (UTI) en los hospitales; el financiamiento, la compra y el costo de las vacunas y otras preguntas, hasta hoy sin respuesta, lo que ratifica la ineficacia del titular de salud.

La administración de Arce ofreció el 10% del Presupuesto General del Estado (PGE) para la salud que incumplió; el gobierno masista, durante 14 años, prefirió priorizar la construcción de las canchas antes que los hospitales, contrató a “médicos” cubanos antes que a nuestros profesionales de salud, con privilegios que ningún médico boliviano tuvo.

Pasaron dos meses de gobierno y no hay gestión; mientras que otros países asumieron estrategias para vacunar a su población desde diciembre del año pasado. En cambio, Arce recientemente anunció aparatosamente la compra de vacunas Sputnik V que todavía esperan su certificación, encima con cláusulas de confidencialidad que despiertan sospechas en la población.

En pleno ascenso del rebrote de la pandemia, tras el fracaso y la incapacidad de implementar un plan estratégico nacional de lucha contra la Covid-19, a puertas de la fase cinco de la pandemia, Arce recién convocó a un gabinete ampliado con el intento de plantearse un propósito para contener el rebrote, tarde la reacción.

Empero, el gabinete ampliado, en vez de plantear acciones concretas, se convirtió en el escenario para “lavarse las manos”, ahora desliza y carga la responsabilidad a las gobernaciones y los municipios del país la definición y la restricción de los horarios de las actividades económicas y recreativas, disposición regirá desde el 16 de enero al 28 de febrero, del año en curso.

En consecuencia, renuncie ministro Edgar Pozo, por su ineficacia, porque no supo “proponer y coadyuvar en la formulación de las políticas” de lucha efectiva contra la pandemia, deje el cálculo político; urge al país un técnico y estratega competente en el Ministerio de Salud para visualizar una luz al final del túnel. Presidente Arce cumpla la Constitución de “proponer y dirigir las políticas de gobierno y de Estado” y “coordinar la acción de los Ministros”.

 

Dr. Henry Omar Montero Mendoza, Senador por Santa Cruz