Parientes se convierten en enfermeros. Cada paciente gasta entre 1.000 y 1.200 dólares para recuperarse de la enfermedad. Los adultos mayores son los que más se resisten a internarse en los nosocomios.
Fuente: paginasiete.bo
Verónica Zapana S. / La Paz
Mi compadre falleció en el hospital. Su familia sufrió porque no pudo despedirse de él. Sus hijos hasta ahora lloran. No quiero que me pase lo mismo, por eso cuando me enfermé de Covid, pedí a mis hijos que no me internen en un hospital, dijo María, de 63 años, quien recibió atención en casa.
Los hijos de María se encargaron de comprar equipos y medicamentos para atender a su mamá en casa. Cuando di positivo, mis hijos se asustaron porque tengo diabetes, por eso uno de mis hijos llamó a mi doctor para preguntar sobre mi estado de salud y el médico le dio una receta de fármacos, además nos sugirió adquirir un botellón de oxígeno, por si acaso, sostuvo.
Para instalar una sala de hospital en casa, los familiares de María compraron un oxímetro, un termómetro digital y un glucómetro. Aprendieron a usar los equipos y se convirtieron en enfermeros a tiempo completo para atender a su mamá.
Cuando ya estuve en mi quinto día comencé a sentirme peor, me conectaron el oxígeno y fue entonces que pedí y supliqué que no me internen en un hospital. Ellos lloraban y querían llevarme, pero no quise porque los hospitales estaban llenos. Temía no volver a verlos, aseguró.
Según dos médicos que atienden a pacientes con Covid-19, desde la primera ola muchas personas de tercera edad contagiadas se oponen a ir al hospital porque temen salir en bolsa, no enterrarse como se debe y no volver a ver a sus parientes. Además, porque los establecimientos de salud están llenos y los costos de internación son elevados.
El doctor Juan Buenaveres coincidió que son las personas de la tercera edad las que más se niegan ir al hospital. Ellos están traumados con todo lo que escuchan en noticias: las muertes, la falta de espacio en el cementerio y la alta demanda de las cremaciones. Es complicado hacerles entender que deben ir para recibir tratamiento, dijo.
El médico explicó que muchos de los pacientes de mayor edad piensan que si van al hospital, serán internados en terapia intensiva. Creen que si entran a esta unidad, nunca más saldrán y no es así, ellos pueden entrar a sala para estabilizar su salud, dijo.
Don Carlos fue uno de sus pacientes que rechazó hasta el último momento de su vida su internación en un hospital. Según su hijo, Rubén, él no quería ser cremado. Nos dijo que no quería que lo lleven. Nos indicó: no quiero que me lleven, si voy a morir, quiero que sea en mi casa, relató su primogénito.
La familia contrató a un médico, quien se encargó de controlar su estado de salud. Hemos comprado botellón de oxígeno, luego un generador de oxígeno. Todos los medicamentos que nos pedían. Enfermos mismos y obviamente bien protegidos, tuvimos que salir para buscar todo lo que nos pedían, indicó.
Su hijo contó que gastó todos los ahorros de la familia en medicamentos. En su hogar se infectaron siete parientes.
El médico Pedro Flores relató también que atendió a pacientes que en un principio no querían internarse, pero luego de hacerles entender la importancia de recibir un tratamiento, aceptaron ir al hospital.
Aseguró que mucha gente quedó con la idea de un mensaje que dio una exautoridad: al fallecer en un hospital, el cuerpo de una persona será introducido a una bolsa y no podrá despedirse de sus familiares. Según el galeno, muchos piensan que llegarán al hospital y de inmediato serán ingresados a una UTI.
Es el caso de uno de sus pacientes de Irupana, quien no recibió un buen tratamiento en ese municipio y fue trasladado a La Paz. Le dijimos que se interne, pero no quiso y hoy (el viernes) por la mañana falleció, indicó.
El médico explicó que el miedo de estar sin la familia, de sentirse solos hace que la gente no quiera ir al hospital, por eso las familias equipan sus habitaciones como salas de internación de un establecimiento de salud.
Según el Ministerio de Salud, desde el 10 de marzo de 2020 hasta la fecha, en Bolivia se reportaron más de 247 mil casos y más de 11.500 decesos por Covid.
El galeno explicó que en la época más alta de la enfermedad no había oxígeno y hasta se puede decir que existía un mercado negro de oxígeno, porque la recarga de ese producto por lo general es 120 y 150, bolivianos, pero en ese tiempo subió a 400 bolivianos por lo que muchos optaron por adquirir concentradores de oxígeno. Pero no se comparan con el de botellón, indicó.
Flores indicó que en las viviendas, muchas de las familias tienen botellones de cuatro, seis y ocho metros cúbicos, siendo el de seis el más común.
El profesional que atiende a sus pacientes de forma gratuita, no sólo en La Paz sino también en Beni, precisó que un botellón de seis metros cúbicos de oxígeno puede servir al paciente para un día. Algunos usan hasta dos tubos por día, añadió.
Según los médicos, entre los fármacos que más buscan están corticoides, antivirales y antiagregantes plaquetarios. Incluso algunas personas usan remdesivir, pero los galenos alertan que este medicamento puede causar una bradicardia o un metilprenisolona que secuestra líquido y altera el ritmo cardiaco. Definitivamente debemos tener mucho cuidado y ya para eso necesitamos internar al paciente.
Flores explicó que un paciente gasta entre 1.000 y 1.200 dólares (7.000 y 8.400 bolivianos) en medicamentos y equipamiento en casa. Suele ser más, indicó.
Ambos profesionales relataron que por lo general son los hijos o hermanos los que hacen de enfermeros en sus hogares.
En la familia Márquez, Ronald atendió a su familia en casa. Tengo mi familia y vivo aparte, pero cuando me enteré que mi papá, su esposa y mi hermano estaban infectados, me fui a su casa para ayudarlos, sostuvo.
Recordó que además de dar alimentos y mates que recomendaron los médicos tradicionales, también hacía hervir eucalipto en toda la vivienda. Debía darles los medicamentos a su hora. Todos estaban con oxígeno, así que me encargaba de ir a recargar, indicó.
Los altos costos
- UTI El presidente de la Sociedad Boliviana de Medicina Crítica y Terapia Intensiva (Sbmcti), Joel Gutiérrez, explicó que los gastos en medicamentos para terapia intensiva son muy caros y que lamentablemente por la pandemia del coronavirus han escaseado significativamente. Por eso los costos de los fármacos en el sector privado llegaron hasta 15.000 bolivianos; no obstante, en el sector público y de la seguridad social los familiares gastan unos 3.000 bolivianos, indicó Gutiérrez.
- Preocupación ¿Por qué en los hospitales públicos, las familias gastan más en medicamentos para las unidades de terapia intensiva? El representante del sector aclaró que ese costo es alto porque en los centros de salud privados los fármacos deben ser adquiridos directamente; en cambio, en el público algunos los cubre el Sistema Único de Salud (SUS).
Las secuelas, la principal preocupación de los recuperados
Luego de vencer la Covid-19 en casa, muchos pacientes sufren en la actualidad por las secuelas de la enfermedad.
El neumólogo intensivista Marco Antonio García explicó que luego de la presencia de la primera ola, en el país se registraron muchos pacientes que vencieron la Covid-19, pero quedaron con secuelas. La mayoría de los afectados quedaron con fibrosis, aseguró.
De acuerdo con el epidemiólogo Miguel Valverde y otros tres especialistas (dos neumólogos y un neurólogo), la fibrosis pulmonar es una de las al menos 15 secuelas que deja el coronavirus. Además, esta enfermedad causa otras nueve molestias e incluso cuatro problemas psicológicos.
Según los cuatro especialistas, pese a que se identificaron esas secuelas y esas molestias, hasta la fecha no existe ningún estudio científico que pueda evidenciar esos problemas. Sin embargo, los médicos identificaron este tipo de afecciones de acuerdo con la experiencia en el tratamiento de la enfermedad y los cuadros clínicos.
García identificó a las secuelas como los problemas en la salud que se quedarán en la persona y las molestias son aquellas complicaciones a la salud que se irán perdiendo poco a poco.
Entre las secuelas (de la Covid-19) están además de la fibrosis pulmonar, los problemas neurológicos y aquellas afecciones cardíacas, como arritmias, infartos, bloqueos de ramas o lesiones isquémicas del corazón, taquicardia (latidos rápidos del corazón) o bradicardia (latidos lentos), aseguró García.
Lo económico, un factor para luchar contra el virus en casa
Según el doctor José Antezana Díaz, muchas familias optan por no internar a sus seres queridos con coronavirus por varios factores. Uno de los primeros se refiere al costo. El segundo es la seguridad doméstica pues la gente piensa que en el hospital no podría ver a sus parientes.
Antezana explicó que en La Paz, la saturación normal es de 90 y 93, pero cuando el paciente tiene un cuadro comprometido porque registra entre 70 u 85, necesita un manejo más agresivo. Si el paciente tiene una tomografía que evidencia lesiones pulmonares, focos de condensación o una imagen de vidrio esmerilado, debe internarse.
Sin embargo, muchos no quieren internarse y con ellos se realiza un esquema intradomiciliario. (Este proceso) debe contar con todos los medicamentos, como si fuera un pequeño hospital, deben efectivizar laboratorios y si les solicita una placa deben tener el estudio, aseguró.
El profesional indicó que para estos pacientes generalmente el tratamiento es intravenoso y no puede faltar el oxígeno. Los familiares buscan, hacen lo imposible y encuentran todos los medicamentos en ampollas, dijo al explicar que en casa se arma una terapia intermedia intradomiciliaria.
Ofrecen desde atención sin costo hasta consultas privadas
Desde que comenzó la pandemia en Bolivia, muchos médicos tenían temor de atender a pacientes con Covid-19 porque no conocían la enfermedad, no había tratamiento y tampoco un protocolo de atención. Sin embargo, ante la desesperación de los enfermos y el colapso de los hospitales, los galenos salieron a batallar contra el coronavirus.
Fue entonces que los médicos comenzaron a investigar y buscar opciones para atender a la población. Algunos dan su servicio de forma gratuita y otros brindan consultas privadas.
El médico Pedro Flores fue uno de los que más luchó contra el virus en La Paz y Beni. Él y otros dos de sus colegas corren para socorrer a los pacientes luego de recibir llamadas de auxilio. Atendemos las 24 horas del día y vamos a cualquier parte de las ciudades de La Paz y El Alto.
Ninguno de los tres médicos cobra. Trabajamos de forma gratuita, dijo Flores y aseguró que incluso llevan medicamentos que son muy caros para regalar a sus pacientes. Hasta oxígeno llevamos, relató.
Según el galeno, quienes donan los fármacos son familiares de pacientes que se recuperaron. Lo hacen como una forma de agradecimiento.
Hay también otros médicos solidarios, como la doctora Patricia Almanza, quien atiende a sus pacientes por WhatsApp, Facebook o Twitter. Los pacientes se contactan con la profesional y ella les da la receta o analiza sus exámenes para indicarles qué deben hacer.
Cobro lo mínimo (100 bolivianos) porque eso cubre los insumos de bioseguridad que uso para ingresar a la vivienda del paciente. Yo quiero ayudarles, pero también debo cobrar para ayudar a más personas, dijo el doctor Juan Buenaverez.
Otros grupos de profesionales se organizan por la pandemia, se unen e instalan consultorios móviles, incluso llevan pruebas para saber si los pacientes son positivos o no. Los costos oscilan entre 200 y 380 bolivianos.
Fuente: paginasiete.bo