Miércoles de Ceniza: sepa el significado y los horarios de las misas en la catedral

La misa principal será celebrada a las 08:00. Da inicio a la Cuaresma, que es la preparación de la pascua de resurrección de Jesús,. Será presidida por monseñor Sergio Gualberti

Fuente: El Deber

Este Miércoles de Ceniza se celebrarán tres misas en la catedral cruceña, en los siguientes horarios: a las 8:00, 18:00 y 19:30 horas.



La misa principal por la festividad del Miércoles de Cenizas será celebrada a las 08:00 por monseñor Sergio Gualberti, arzobispo de Santa Cruz

Esta celebración da inicio a la Cuaresma, que es la preparación de la Pascua de resurrección de Jesús, según el calendario católico.

La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos del Vaticano publicó unas instrucciones para el rito de las cenizas, a fin de adaptarlo a las restricciones sanitarias por la pandemia de coronavirus y evitar la propagación de los contagios.

Normalmente, la imposición de la ceniza se realizaba en la iglesia, con los fieles haciendo una fila para que el sacerdote, antes de poner la señal de ceniza en la frente, dijera algunas de estas dos frases: “Arrepiéntete y cree en el evangelio” o “en polvo eres y en polvo te convertirás” y así completar el rito.

Sin embargo, este año, en vez de repetirlo personalmente a cada persona, el sacerdote lo dirá solo una vez y dirigiéndose a todos. Así, de acuerdo con las medidas acordadas por el prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el cardenal Robert Sarah, el sacerdote deberá usar gel para higienizarse las manos y con la mascarilla perfectamente colocada cubriendo adecuadamente boca y nariz, realizará el rito de las cenizas respetando la distancia de seguridad.

De esta manera, el cura tomará la ceniza y la dejará caer sobre la cabeza, sin imponerla en la frente y sin mediar palabra.

Con la imposición de las cenizas, se inicia una estación espiritual particularmente relevante para todo cristiano que quiera prepararse dignamente para la vivir el Misterio Pascual, es decir, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor Jesús.

Este tiempo vigoroso del Año Litúrgico se caracteriza por el mensaje bíblico que puede ser resumido en una sola palabra: “metanoeiete”, es decir, “Convertíos”. Este imperativo es propuesto a la mente de los fieles mediante el rito austero de la imposición de ceniza, el cual, con las palabras “Convertíos y creed en el Evangelio” y con la expresión “Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás”, invita a todos a reflexionar acerca del deber de la conversión, recordando la inexorable caducidad y efímera fragilidad de la vida humana, sujeta a la muerte.

Según la creencia católica, la ceremonia de la ceniza eleva las mentes a la realidad eterna que no pasa jamás, a Dios; principio y fin, alfa y omega de nuestra existencia. «La conversión no es, en efecto, sino un volver a Dios, valorando las realidades terrenales bajo la luz indefectible de su verdad. Una valoración que implica una conciencia cada vez más diáfana del hecho de que estamos de paso en este fatigoso itinerario sobre la tierra, y que nos impulsa y estimula a trabajar hasta el final, a fin de que el Reino de Dios se instaure dentro de nosotros y triunfe su justicia».

Tradición

En la Iglesia primitiva, variaba la duración de la Cuaresma, pero eventualmente comenzaba seis semanas (42 días) antes de la Pascua. Esto solo daba por resultado 36 días de ayuno (ya que se excluyen los domingos). En el siglo VII se agregaron cuatro días antes del primer domingo de Cuaresma estableciendo los cuarenta días de ayuno, para imitar el ayuno de Cristo en el desierto.

Era práctica común en Roma que los penitentes comenzaran su penitencia pública el primer día de Cuaresma. Ellos eran salpicados de cenizas, vestidos en sayal y obligados a mantenerse lejos hasta que se reconciliaran con la Iglesia el Jueves Santo o el jueves antes de la Pascua. Cuando estas prácticas cayeron en desuso (del siglo VIII al X), el inicio de la temporada penitencial de la Cuaresma fue simbolizada colocando ceniza en las cabezas de toda la congregación.

Hoy en día, en el Miércoles de Ceniza, el cristiano recibe una cruz en la frente con las cenizas obtenidas al quemar las palmas usadas en el Domingo de Ramos previo. Esta tradición de la Iglesia católica ha quedado como un simple servicio en algunas Iglesias protestantes como la anglicana y la luterana. La Iglesia Ortodoxa comienza la cuaresma desde el lunes anterior y no celebra el Miércoles de Ceniza.

Significado simbólico de la Ceniza

La ceniza, del latín “cinis”, es producto de la combustión de algo por el fuego. Muy fácilmente adquirió un sentido simbólico de muerte, caducidad, y en sentido trasladado, de humildad y penitencia. En Jonás 3,6 sirve, por ejemplo, para describir la conversión de los habitantes de Nínive. Muchas veces se une al “polvo” de la tierra: “en verdad soy polvo y ceniza”, dice Abraham en Gén. 18,27.

El Miércoles de Ceniza, el anterior al primer domingo de Cuaresma (muchos lo entenderán mejor diciendo que es el que sigue al carnaval), realizamos el gesto simbólico de la imposición de ceniza en la frente (fruto de la cremación de las palmas del año pasado). Se hace como respuesta a la Palabra de Dios que nos invita a la conversión, como inicio y puerta del ayuno cuaresmal y de la marcha de preparación a la Pascua.

La Cuaresma empieza con ceniza y termina con el fuego, el agua y la luz de la Vigilia Pascual. Algo debe quemarse y destruirse en nosotros -el hombre viejo- para dar lugar a la novedad de la vida pascual de Cristo.