Por cada mujer victimada, tres menores podrían quedar huérfanos

La infancia boliviana está cada vez más amenazada.

Aldeas Infantiles SOS hizo un estudio en el que detectó que las familias en riesgo, por violencia y pobreza, tienen en promedio entre tres y cinco hijos

Silvana Vincenti

Las cifras no son para nada alentadoras. Según Guido Pecho, gerente de las Aldeas Infantiles SOS, el feminicidio tiene una afectación muy dura en la descendencia de la víctima.

«Las familias en Santa Cruz, en alto riesgo, tienen entre tres y cinco hijos. Si tenemos 30 feminicidios, digamos que estamos hablando de casi 100 menores que pudieron quedar huérfanos, hablando solamente de la figura del feminicidio. Tenemos estudios sobre esos datos, ya que las familias que participan en nuestros programas, y que son de alto riesgo, tienen esa cantidad de niños», explicó.

La infancia boliviana está cada vez más amenazada. Según Pecho, en 2010 existían 700.000 menores de edad en riesgo de perder a su familia o que ya la habían perdido. Y después de 2018 el panorama se agravó. «Ya son casi un millón«, informó, sustentado en el estudio Cada niño y niña cuenta, elaborado por la Universidad Católica de Bolivia y las Aldeas SOS.

El gerente de SOS dice que los factores de riesgo están muy vinculados, por un lado a la pobreza, y por el otro a la violencia infantil. «En 2020, casi 4.000 niños han recibido violencia, estamos hablando de casos denunciados, sin contar aquellos que ocurren y que no se denuncia. En toda la población boliviana se encontró que 1 de cada 4 niños está en riesgo de perder a su familia o ya la perdió. En el departamento de Santa Cruz la cantidad asciende a 150.000″, acotó.

Pecho dijo que estas situaciones se generan por pobreza, violencia, monoparentalidad, efectos de la migración, y todo tipo de violencia infantil que genera abandono, puso como ejemplo el tema de la salud. «Ahora Bolivia no cuenta con datos específicos de cuántos niños y niñas han quedado huérfanos o abandonados por las condiciones de la pandemia, el Estado no los ha generado, ninguna instancia gubernamental en realidad», indicó.

Aldeas SOS

Solo en Santa Cruz, las aldeas, que están en siete departamentos del país, con excepción de Beni y Pando, acogen a 170 niños. SOS tiene dos tipos de servicios, uno es para prevenir el abandono, son familias que no se han desintegrado todavía y con las que se trabaja. «Los apoyamos para que no se desintegren y no abandonen a sus niños. En ese servicio hablamos de más de 2.000 menores», describió Pecho.

Un importante porcentaje de los menores acogidos en SOS tiene enfermedades de base, entre el 2 y 3% presenta VIH, y en otras patologías se llega al 15 y 20%, incluyendo tuberculosis.

En el caso de los feminicidios, el abandono se da sobre todo cuando se trata de familias migrantes. «A menudo esas familias se vienen solas y, si hay feminicidios, los niños quedan solos, aunque hay casos en los que quedan con parientes, pero generalmente los niños se convierten en semi esclavos, como los criados antiguos», lamentó.

Precisamente, en el estudio citado por Pecho, 240.000 niños viven con algún familiar que no son sus padres, cosa que se convierte en un riesgo, porque desde el punto de vista legal no ejercen sus derechos, «tienen que criar a los primitos, cocinar, lavar y son vulnerables a las violaciones por los tíos, primos, etc., que empiezan a ejercer violencia sexual. A veces los menores no acceden a educación y presentan todo tipo de problemas muy graves cuando pierden a sus padres», lamentó.

Generalmente, los niños que llegan a la aldea no lo hacen confesando que tuvieron un problema de violencia sexual, pero Pecho dice que casi al 70% de estos menores, después de haber sido acogidos y de pasar por un proceso de diagnóstico y de terapia para que afronten la vida, les encuentran demasiada violencia. «Generalmente la violencia sexual se da en el entorno familiar, aunque hubo casos en el entorno comunitario. Por ejemplo, en el Chapare hubo un caso de que fallecieron los padres, las niñas y un niño sufrieron violencia sexual de la comunidad», contó.

Causas 

Dentro del proceso de análisis en los estudios de SOS, se describen tres factores importantes que detonan la violencia de todo tipo hacia los menores, incluida la sexual.

El primero es el machismo, «que es muy fuerte en Bolivia, una presión muy grande, tanto sobre las niñas como sobre los varones para ejercer violencia sexual. Eso es un factor muy fuerte y marcado», dijo Pecho.

Dice que un segundo factor es el adultocentrismo. «Nosotros los bolivianos consideramos que los niños nos deben respeto, pleitesía y gratitud, pero no los consideramos como seres con derechos, sino como menos, que no opinan, que no tienen derecho a decidir sobre sí mismos. Nos sentimos dueños de los niños», acotó.

Un tercer factor, muy cultural, que tiene que ver con el culto o pleitesía a la paternidad, «muy vinculados con el machismo, es decir la obediencia ciega a la paternidad, tenemos un mundo muy patriarcal. La madre asume roles muy básicos y pone al padre en una situación muy expectante, de tal manera que él se vuelve la autoridad y el todopoderoso», explicó.