Los datos analizados por dos expertos muestran que entre la primera y segunda ola hubo cuatro meses en los que no se presentaron muertes excedentes, esta tregua no se presentó entre la segunda y la tercera.
Leny Chuquimia / La Paz
Desde marzo de 2020 hasta mayo de 2021, Bolivia acumuló 37.294 muertes excedentes, atribuibles a la pandemia. De estos decesos, sólo 14.524 fueron registrados por el sistema de salud como consecuencia de la Covid-19. Los 22.769 restantes son parte del subregistro que queda fuera de las estadísticas oficiales.
“Hasta el momento el golpe más fuerte de la pandemia fue el de la primera ola. El pico de ésta se dio en julio de 2020, con un total de 11.000 muertes excedentes frente los 1.854 decesos registrados por el sistema de salud”, señaló Andrés Uzín, especialista en políticas y gestión pública con base en un análisis y procesamiento de datos que realizó junto al estadístico Luis Salas.
La medición real de las muertes por la pandemia es una interrogante difícil de responder -si no imposible- en todo el mundo. Para estimar la cifra de letalidad durante una pandemia o en cualquier otro evento extraordinario como guerras o desastres naturales, se identifica el “exceso de mortalidad”. Este “exceso”, según la OMS, resulta de la diferencia entre el número de fallecimientos en general y el número esperado para ese momento si no hubiera habido una crisis.
Para conocer esta cifra, Salas y Uzín procesaron los datos de defunciones de los últimos años del Servicio de Registro Cívico (Serecí), entidad encargada de registrar el nacimiento y la muerte de las bolivianas y bolivianos. Con base en la información obtenida, determinaron cuántas muertes se certificaban por mes antes de la pandemia y cuántas se registraron durante ella.
La resta de ambos datos arrojó el excedente de muertes durante estos 15 meses de emergencia sanitaria. Este “exceso” hallado puede ser atribuido a la Covid-19.
Qué nos dicen los datos
El conteo de las muertes excedentes y las registradas por el sistema de salud hace evidente las dos olas de decesos que azotaron al país (ver infografía). También da un adelanto de los saldos fatales que empieza a dejar la tercera ola de la pandemia, cuya cúspide se espera que llegue este junio.
“Al observar los datos, notamos que la primera ola de decesos abarca junio, julio y agosto de 2020. Para septiembre de ese año las cifras ya eran menores a las esperadas, es decir que ya no había excedentes”, explicó Uzín.
El pico de decesos en esta primera etapa de la pandemia se dio en julio, cuando el Serecí registró un excedente de 11.303 muertes. La cifra está muy por arriba de los 1.584 decesos reportados en ese período por el Ministerio de Salud.
Aunque la segunda ola de contagios comenzó en diciembre de 2020, el excedente de muertes no se vio con claridad sino hasta enero y febrero de 2021. En marzo y abril la segunda ola amainó.
El pico de decesos en esta segunda etapa se dio en enero pasado, cuando las cifras oficiales daban cuenta de 1.214 muertes por Covid-19 y el registro oficial advertía de 4.378 excedentes.
A diferencia de la primera ola, la salida de la segunda no estuvo marcada por la ausencia de fallecimientos excedentes, sino que éstos se mantuvieron hasta ingresar a la tercera ola, en mayo.
“Si bien entre la primera y la segunda ola hemos llegado a un piso de sólo 30 enfermos día (29 de noviembre) y una muerte en 24 horas (20 de diciembre), entre la segunda y la tercera no hubo esta baja. Hay varias razones, entre ellas la variedad de cepas que intervinieron en cada ola. Puede estar pasando que en la tercera la variante brasileña esté tomando mayor relevancia”, manifestó Uzín.
Las cifras de mayo muestran que la tercera ola comenzó con 3.901 muertes excedentes en las cifras del Serecí, contra las 1.549 reportadas por el Gobierno.
“Yo creo que junio nos mostrará un escenario más crítico que el de mayo. Personalmente, creo que junio será tan duro en esta ola como lo fue julio en la primera. Hay que tomar en cuenta que aún no hemos llegado al máximo de contagios en el país; esperamos llegar a ese punto en la segunda o tercera semana de junio, lo que también vendrá con el incremento de muertes. Esto si es que las medidas de contención que cada región está aplicando no surten efecto. Si lo hacen se podrían retrasar el pico un poco más”, añadió.
Aún hay puntos ciegos
Si bien este método para conocer los impactos demográficos de la pandemia es el que aplican varios países y organizaciones del mundo, aún hay puntos ciegos. Y es que el análisis se hace sobre los datos oficiales del Serecí, pero hay muchas muertes que no fueron formalizadas ante esta entidad, sobre todo en el área rural. A ello se suma que muchos familiares harán estos trámites meses después de la pérdida.
Otra herramienta para dar respuestas a estas dudas es el censo poblacional. En Bolivia esta encuesta nacional debía realizarse en 2022, pero por problemas en la planificación fue retrasada, lo que generó protestas de varios sectores y gobiernos regionales.
Los datos oficiales
El 21 de mayo pasado, según los datos oficiales del Ministerio de Salud, el país registró 87 muertes: la cifra más alta en los partes epidemiológicos de este año.
Ese mismo día Santa Cruz y Cochabamba, los departamentos más golpeados por la pandemia, también batieron los récords del año, con 37 y 20 decesos en 24 horas, respectivamente.
“La gran cantidad de fallecidos se debe al crecimiento abrupto de los contagios y porque la población enferma no acude a los centros de primer nivel, sino que se automedica y llega tarde a los hospitales”, manifestó el gerente de Epidemiología del Servicio Departamental de Salud (Sedes) Santa Cruz, Carlos Hurtado.
El jefe de epidemiología del Sedes Cochabamba, Yercin Mamani, advirtió que además de las altas cifras, en su departamento hay una baja del promedio de edad de los pacientes que pierden la vida.
“Los fallecidos son menores a 65 años y eso preocupa bastante… las familias están devastadas y no se puede hacer nada”, sostuvo.
Pese a las altas cifras de fallecidos y de contagios, el ministro de Salud y Deportes, Jeyson Auza, afirmó que las tasas de letalidad y mortalidad de Covid-19 disminuyeron respecto a la segunda ola.
“En 2021, en nuestra gestión, trascurrieron dos olas. En la segunda, la tasa de letalidad fue del 2,6% y en la tercera -en la que nos encontramos- es de 2,3%. En cambio la tasa de la primera ola fue de hasta 6,2%” detalló.
Cabe aclarar que la tasa de letalidad es el número de fallecidos en relación con los enfermos. En cambio, la tasa de mortalidad se refiere a la cantidad de fallecidos por cada 100 mil habitantes.
Según datos proporcionados por el Ministerio de Salud, la tasa de mortalidad en 2020 fue de 76 decesos por cada 100 mil habitantes. En la segunda ola fue de 29 y en lo que va de la tercera, de 20.
Otro de los indicadores es el de tasa de infección o incidencia, que mide la cantidad de contagios en la población por cada 100 mil habitantes. En la primera ola la incidencia fue de 1.221 contagios, en la segunda de 1.120 y en la tercera es de 852. No hay estimaciones del subregistro.
En la 3a ola hubo hasta 17.000 pruebas día, más del triple que en la 1a
Tras un análisis de los datos del Ministerio de Salud -con base en los reportes de los Sedes-, Uzín señala que en la tercera ola hay más casos de contagios reportados por dos razones: una mayor cantidad de pruebas y la circulación de la variante Gamma (brasileña) en el país.
“Algo que es cierto es que en esta tercera ola se están haciendo más pruebas que en las anteriores. En la primera ola, el día que más pruebas se hizo fue el 18 de agosto de 2020. Ese día se llegó a los 4.607 testeos. En la segunda ola, el día que más pruebas se hicieron fue el 12 de marzo de 2021 con 9.509. Ahora, en la tercera ola, el registro de mayor cantidad de pruebas corresponde al 9 de junio, cuando se hicieron 17.889 pruebas. Casi cuadruplicando el máximo de la primera ola”, detalló el especialista.
En los dos primeros casos los récords de pruebas llegaron a la salida de los picos de contagio. En el último llegó cuando el ascenso parece llegar a la meseta. Uzín manifestó que el incremento en las pruebas incrementa también el número de enfermos registrados.
“La segunda razón por la que tenemos tantos casos es porque la variante Brazil P1, Manaos o Gamma, ha demostrado -en todos los países vecinos- ser mucho más virulenta que las anteriores cepas. La combinación de más pruebas y una variante más virulenta nos muestra que hay más casos”, dijo.
Éstas también son parte de las razones por las que en las cifras de muertes excedentes y de contagios hay una pausa entre la primera y la segunda ola. Mientras que no pasa lo mismo entre la segunda y la tercera.
“Si bien en la primera hemos llegado a un piso de cero muertos y enfermos, no pasó lo mismo en la segunda. Vamos ganando inmunidad pero también entran nuevas variantes”, añadió.
7.192 levantamientos en domicilios y calles
Desde abril de 2020 hasta el 8 de junio de 2021, el Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF) realizó 7.192 levantamientos de fallecidos -confirmados y sospechosos- por la Covid-19. Los cuerpos se encontraban en domicilios y la vía pública.
“Por la emergencia sanitaria, a nivel nacional, nuestro equipo de 74 médicos forenses contribuyó a realizar los levantamientos y reconocimientos de cadáveres en vías publicas y en domicilios, y que eran casos positivos o sospechosos de coronavirus. En todos estos casos se emitió un certificado de defunción de manera gratuita e inmediata”, explicó la directora nacional del IDIF, Nayra Padilla.
Del total de levantamientos de cadáveres, 5.098 corresponden a la gestión 2020 (del 1 abril al 31 de diciembre). El resto -2.094- fueron registrados desde el 1 de enero de 2021 hasta el 8 de junio pasado.
“Al darse el deceso los familiares, los vecinos u otros acuden a la Policía para dar a conocer el hecho. Junto al personal forense se hace un apersonamiento al lugar, se hace la verificación del cuerpo, si es necesario se hace la prueba y luego se emite el certificado”, dijo Padilla.
Ante varias quejas y denuncias sobre cobros por estos certificados, Padilla aclaró que todos son emitidos sin costo alguno. Tampoco se debe pagar por la valoración del forense.
Contagios por edad
Según datos del Sistema Nacional de Información en Salud, SNIS-V, el mayor porcentaje de contagios confirmados en las tres olas se da en la población joven.
30 a 34 Este grupo es el más afectado. En la primera ola las personas comprendidas entre estas edades representaban el 14% de los contagiados. En la segunda el 13,1% y en lo que va de la tercera, el 12,7%.
35 a 39 Las personas que están entre estas edades representaron el 13,9% de los contagios en la primera ola, el 11,5% en la segunda y el 11,1% en los caso identificados durante mayo, inicio de la tercera ola.
25 a 29 Este grupo ocupa el tercer lugar de los contagios con el 10,7%, 11,2% y 11,4% en la primera, segunda y tercera ola, respectivamente.
Ascenso Este último grupo, a diferencia de los dos primeros que muestran una baja en el porcentaje de casos, presentó aumento en el porcentaje durante la última ola.
Jóvenes El grupo de 20 a 24 años pasó de representar el 5,9% en la primera ola, al 8,7% en lo que va de la tercera. Lo mismo pasó con los de 15 a 19, que pasaron del 2,7% en la primera ola al 5,1% en el último mes.
Adultos Los casos entre las personas de 40 años para adelante siguen siendo parte de los grupos afectados. Los porcentajes de contagio se han mantenido o bajado durante la pandemia.