Judith Prada: «Te ven devastado y en ese momento se aprovechan»

Prada cuenta que los especuladores del remdesivir actúan en horas de la noche y cuando la gente está desesperada, aprovechan para subir el precio.

 



Fuente: paginasiete.bo

Mery Vaca / La Paz

La periodista Judith Prada, directora del programa digital Cobertura, acaba de pasar por un calvario porque dos de sus familiares (su hermana y su cuñado) enfermaron de Covid-19. En esta entrevista, que también se difundió en su programa, cuenta cómo, en su desesperación, tuvo que someterse al mercado negro del remdesivir, ese fármaco que algunos médicos prescriben para tratar  a los pacientes con Covid-19.

¿Cómo se encuentran sus familiares y cómo ha sido la experiencia de enfrentar esta enfermedad?

El 20 de mayo mi cuñado tuvo un resfriado, le hicieron una prueba, que salió negativa. Como los síntomas se manifestaron, se volvió a hacer la prueba y volvió a salir negativa, y eso generó cierta confianza, pero el virus estaba de a poco avanzando en su organismo y estaba transmitiéndole a mi hermana y a los niños. Estuvo recibiendo la asistencia en su casa, sin embargo, a los tres días se complicó. Se hizo un traslado de inmediato a su seguro alrededor de las nueve de la mañana, pero cerca de la una de la madrugada recién habilitaron una sala para su internación.

¿Y qué pasó allá?

El médico  nos dice de inmediato que se tiene que seguir un tratamiento riguroso con remdesivir, por lo que comenzamos a movilizarnos.

¿Cómo fue la búsqueda y cuánto costó?

Llamamos unas 100 veces a todos los números que ofertaban en las redes sociales, porque cada minuto cuenta. El médico dijo que si él recibe ese medicamento se va a poder contener al virus. Llamamos toda una mañana y a todos los números que aparecen, nadie contesta. Empiezan a contestar a partir de las cuatro de la tarde o cinco de la tarde, uno de ellos dice tengo una y cuesta 3.500 la ampolla, pero el tratamiento son seis. En la desesperación hay que reunir el dinero, nadie está preparado para sostener una situación así tan grave.

Estaríamos hablando de 21.000 bolivianos para las seis ampollas para cubrir la emergencia, si es que hubiera, pero me dices que solo tenían una. ¿Qué pasó después? 

Me dieron una dirección cerca de las ocho de la noche. El día se estaba acabando y en ese día él tenía que recibir por lo menos una. Era lejísimos, apareció una mujer, vimos que esa era la medicina e inmediatamente corrimos al seguro y recibió la primera dosis.

¿Qué hicieron al día siguiente?

Lo mismo, volver a llamar, volver a llamar, porque esas personas que te venden ya no aparecen. Entonces hay que seguir insistiendo.

¿Por qué crees que no contestan el teléfono? ¿Crees que están jugando con tu emotividad para que pagues un precio más alto?

No hay otra explicación. Además, curiosamente el horario, toda la mañana y toda la tarde no contestan.  Siete de la noche, ocho de la noche, recién contestan . A medida que pasan las horas esa gente sabe que va a encontrar no uno, sino muchos familiares desesperados por poder comprar ese fármaco, pasan las horas y va subiendo el precio. Amigos y colegas nos pasaron los números, uno de ellos nos atendió y nos vendió tres, y nos dice, los tengo refrigerados, si usted quiere se lo llevo. Te dan direcciones alejadas, esto fue en el cuarto anillo de la avenida Banzer, cerca del surtidor, vas así a ciegas, a tu riesgo. En esto están solos los familiares, es tu mundo, porque no vas a pensar ir a hacer una denuncia, hasta que te lo sellen, pase a otra división.

¿A cuánto te vendieron esas ampollas?

A 2.500 bolivianos.

¿El precio real cuál es?

940 bolivianos, dicen las farmacias.

¿Encuentras en las farmacias?

No, por ejemplo yo fui a dos farmacias, muy prestigiosas en Santa Cruz, donde me aseguraron que sí tenían. A las cinco de la mañana yo estaba parada, pero los funcionarios empiezan a llegar a las 7:30 y te dicen “no espere, no haga fila, no hay”.

Los que sí tienen son importadores ilegales, contrabandistas que operan en horas de la noche. ¿Cómo actúan estas redes?

No sé cómo será la conexión, pero mientras en las farmacias te dicen que no tienen, estas personas aparecen publicitando en las redes sociales, con un montón de teléfonos. Corres el riesgo de que sea falsificado también.

Luego de conseguir esas tres ampollas, ¿qué más hiciste para conseguir las demás?

Lo mismo, volver a llamar porque todos los días actualizan, aparecen números, volver a insistir, así encontré otro, completamos las seis y mi cuñado gracias a Dios logró reponerse y su organismo resistió. Mientras él estaba mejorando, el cuadro clínico de su esposa, mi hermana menor, se complicó, pero a ella la llevamos de inmediato, y el médico que la asistió dijo que estaba bien, que podía resistir desde su casa, pero nos dice cómprense oxígeno.

¿Qué pasó entonces?

Buscar en todos los números donde aparece oxígeno, hemos llamado 100 o 200 veces, en uno nos contestaron, nos dijeron que vivieron ese calvario y que vendían su tanque grande.

¿Con cuánto lo compraste?

3.000 bolivianos. El costo real es 1.500 bolivianos. Conseguimos el oxígeno y trasladamos a mi hermana a su casa, pero ella necesitaba ser internada,  pero el virus ya había avanzado bastante en sus pulmones. Otra vez nos pidieron remdesivir, pero el médico dijo que eran dos en uno, porque ya estaba delicada, pese a que ellos mismos no la quisieron internar a tiempo.  Gracias a Dios reaccionó bien.

¿Esas ampollas a cuánto las compraste, igual en horas de la noche?

Exactamente, dos farmacias publicitaron que tenían el medicamento, volví a hacer la cola, pero no tenían. Fue lo mismo, buscar otra vez en las redes sociales, hasta conseguir.

Si cada ampolla a 2.500, estamos hablando de 30.000 bolivianos por las 12 para tus dos familiares. ¿Cuánto gastó tu familia en esta etapa?

Son más o menos alrededor de 50.000 (bolivianos) porque sigue habiendo gastos, no solo fueron ellos, sino los niños también, que no necesitaron internación, pero les hicieron las placas. Qué difícil es esto, mientras más uno ve a las autoridades  que dicen que velan por la salud, que están con la gente, eso sucede en la retórica, en la práctica es un mundo diferente el que vive cada familia. Me preguntaba por qué tanta gente se está yendo. Es por eso y es suerte, que logres conseguir el medicamento, que no sea falsificado, vas contra tu riesgo. El último medicamento fue terrible, eran cerca de las diez de la noche y cuando estás llegando a la dirección te dicen ya lo vendí.

¿Qué crees que pasa con la gente que no tiene dinero?

Recibir la mala noticia.

¿Hay algún control de las autoridades a este mercado negro?

Esto se puede solucionar haciendo que las farmacias estén en la obligación de tener ese fármaco, así ese mercado ilegal, esa gente que lucra en medio de la desgracia de la gente no existiría.

¿Hay forma de identificarlos?

En realidad, eso ya deberían haberlo hecho.  Los teléfonos son públicos, están en todas las redes. Es increíble tener que recurrir y comprar un medicamento así, pero no tienes otra, si no lo tienes, es ver morir a tu familiar. Cómo puede haber gente que lo ve a uno totalmente devastado, y en ese momento es cuando aprovechan.

¿Qué edad tienen tus familiares?

Ellos no llegaron a ser vacunados, están en el rango de los 40,  después de que ellos se contagiaron tocó al rango de su edad.

 ¿Qué recomendación darías luego de sufrir esta experiencia?

Pediría a las autoridades de todos los niveles, que no dejen a cada familia vivir, así como están viviendo. Si se contagia, arréglensela. Pienso que la única forma que sí podría verse un apoyo es que  si este fármaco está funcionando en pacientes, hagan que todas las farmacias puedan tener ese medicamento. Por otro lado, si uno paga por su seguro, tienen que darle la atención necesaria.  La propaganda dice te acompañamos, estamos contigo, pero eso solamente es la retórica, la práctica es otra, y es bien difícil.

Fuente: paginasiete.bo