Murillo ofreció su fianza, su abogada se reúne con el Gobierno y buscan proceso abreviado

“Sí la escucho”, dijo al iniciar su audiencia. “Sí, ya viene el guardia”, dijo al finalizar la sesión, esas fueron las dos únicas frases que pronunció Arturo Murillo, el que fuera el ministro más duro y más influyente en el Gobierno de Jeanine Áñez, en su audiencia preliminar que duró un poco más de 20 minutos y en la que se revelaron tres cosas.

La fianza de los $us 250 mil dólares fue un acuerdo entre Arturo Murillo y la Fiscalía. El exministro busca lo que en Bolivia se conoce como juicio abreviado; finalmente se sabe que su abogada se reúne con las autoridades de Gobierno de EEUU para conocer el caso de su cliente.

“El gobierno y yo misma, con el consentimiento de mi cliente, hemos decidido estipular una fianza, una cierta fianza en este caso que el señor (Arturo) Murillo no publicará, pero para dejar constancia es una fianza, que sería una fianza corporativa de 250 mil dólares con la Fiscalía”, dijo la abogada defensora Ana Davide, en su primera intervención.

Luego de esa explicación se dio paso al fiscal del caso Eli S.Rubin, quien confirmó la versión de la defensa de Murillo: “Eso es correcto su señoría. Son 250,000 dólares en bonos de vencimiento”, reiteró.

La jueza Raid Clarke consultó si ese acuerdo se oficializaría en ese momento e intervino la defensa y dijo que no se haría público aún. En seguida la autoridad judicial pidió una explicación sobre ese nuevo retraso y la abogada explicó lo que sucedía.

En seguida que la abogada Davide pidió los 30 días adicionales para la audiencia preliminar porque ella estaba en reuniones con el Gobierno de EEUU para conocer el fondo del caso.

“Yo he estado teniendo constantes reuniones con el Gobierno para entender un poco más este caso y por eso, con bastante respeto, estaría pidiendo que la audiencia preliminar y la lectura de cargos se reinicie en 30 días. El señor Murillo ha dado su completo consentimiento a esto y está completamente informado de esto” le dijo la abogada a la juez Clarke.

La demora

La magistrada observó entonces que el caso ya tenía bastante demora y que su colega que le antecedió en atender el juicio había negado una nueva extensión, recordó a la defensa que el caso estaba desde el 22 de mayo pendiente.

La abogada le confirmó que ese reclamo era correcto y la juez dijo que deberían reunirse ella, el fiscal y la defensa para que le expliquen el caso y ver si correspondía el término de “una buena causa” para la suspensión de las audiencias.

Se acordó la reunión y se produjo el largo silencio de la audiencia, mientras Arturo Murillo permanecía sentado en la sala que se habilita para este tipo de sesiones. La reunión entre la jueza, el fiscal y la defensa duró 10 minutos aproximadamente, en una sala virtual que solicitó la juez Clarke.

Después de la reunión

Al retornar la juez dio su consentimiento para proseguir con el pedido del acusado y dio instrucciones a la Fiscalía: “otorgaré la moción conjunta (las dos partes) para continuar con el examen preliminar y excluir el tiempo (de la demora) bajo la Ley de Juicio Rápido por una buena causa (juicio abreviado). Abogado de gobierno (fiscal) repare ese pedido y asegúrese de que el abogado del señor Murillo tenga la oportunidad de revisarlo antes de enviarlo a la corte”, dijo la jueza.

En seguida también pidió un informe del por qué se suspendieron tantas veces las audiencias preliminares y facilitar al abogado defensor el acceso a su cliente para que puedan reunirse y acordar su defensa. “El nuevo día será el 9 de septiembre a las 10:00 en punto. Gracias, muchas gracias”, cerró la juez.

En ese momento, Arturo Murillo volvió a la sala de sesiones virtuales y la juez lo confundió con otro procesado y le pidió sus datos; pero la intérprete Giomar Emedan quiso saber si le escuchaba, “señor Murillo, ¿usted escucha?” interrogó y Murillo solo atinó a pronunciar, “sí, ya viene el guardia”, fue su última frase antes de regresar a su celda.

(Nota: La traducción de la audiencia la realizó una profesional lingüista de la UMSA)

Fuente: El Deber