Numismática: monedas y fichas, joyas históricas y culturales

Luis Alberto Asbun-Karmy

La moneda tradicional es un objeto de diversos metales. Producida a través de la historia, cada vez en forma más sofisticada y uniforme. El nombre moneda tiene su origen en la palabra latina “moneta”, debido a que el lugar donde se producía o acuñaba este material estaba en Roma junto al templo de Juno Moneta que era la diosa de la memoria y los sacerdotes de ese templo fueron por siglos los directos responsables y protectores de la acuñación.



El gustar de la moneda y atesorarla es una afición que se puede observar desde la antigüedad, pero debemos diferenciar el que la moneda puede ser atesorada por ambición y en cantidad: a eso se le llama avaricia. En cambio, el que la atesora por motivos románticos, sentimentales o de estudioso de la historia, especialmente sin guardar su valor intrínseco, es un numismático. Hoy en día, son pocos los verdaderos numismáticos que vemos en cada pieza su belleza en el diseño, el mensaje que nos da y el momento histórico que representa.

Numismáticos los ha habido desde la noche de los tiempos, en el mundo chino, heleno y más recientes conocemos históricamente que Tito era un coleccionista de monedas griegas, etruscas y latinas. Otros romanos con obsesión por las monedas fueron Domiciano y Trajano. Posteriormente en la historia tenemos infinidad de aficionados a las monedas raras, antiguas y hermosas. En Andalucía, el rey Muhammad XII, miembro de la dinastía Nazarí, conocido por nosotros como Boabdil o Boabdil (1459-1533), fue el ultimo sultán que reino en España. Él y su madre fueron empíricos coleccionistas y cuando acabe la historia de la “lagrima del moro”, ellos llevaban en varios cofres su colección de monedas.

Otro amante de las monedas en el reino de Francia Luis XIV y toda la nobleza europea de ese entonces. Todos a canidos coleccionistas de monedas. Entre otros renombrados coleccionistas se pueden mencionar al presidente de Estados Unidos, John Quincy Adams 1767-1848, a S.M el rey Vittorio Emanuel III de Italia que no sólo fue empedernido coleccionista sino además autor e impulsor del más grande estudio de numismática en la historia el “Corpus Nummorum Italicorum”. Este soberano al ser injustamente exiliado dejo, por voluntad propia, su mítica colección en propiedad perpetúa al pueblo de Italia.

Otra famosa colección es la de la familia Windsor de Gran Bretaña. El rey Farouk de Egipto, la actriz Nicole Kidman, Tony Blair (ex primer ministro británico), etc. En Bolivia hubo varias colecciones de las cuales no hemos llegado a ver sus piezas, por haber sido vendidas y sacadas del país, sólo nos llegaron las manco listas. Colección Saenz, Sebastian Agreda, Urriolagoitia y Argandoña Urrioste.

Otros renombrados coleccionistas bolivianos fueron los presidentes José Maria Velasco y Tomas Frías. Lo mismo se puede decir del político boliviano nacido en la Argentina Ruperto Fernández, que al salir de este país se llevó una acumulación de monedas obtenida en su estadía en nuestro país. Otro coleccionista nacional fue Adolfo Costa du Rels, que al volver de su larga estadía en Europa y después de ocupar cargos al más alto nivel que haya llegado un boliviano, trajo consigo una colección y acumulación impresionante de monedas griegas romanas y de gran número de pecunia acuñada por los principados y reinos europeos.

Estas colecciones o acumulaciones coleccionaban todo lo que era emitida por un estado y tenía curso legal. En los más diversos metales como el oro, plata, cobre, níquel y otros. Además, por lo que he podido observar se coleccionaban piezas de todos los países, ya que los adinerados bolivianos traían de sus periplos europeos las acuñaciones más variadas. Estos grandes señores atesoraban su colección en grandes muebles llamados monetarios que eran algunos sin duda una obra de arte de la marquetería y taraceado. En cambio, el monetario de Adolfo Costa du Rels es muy sobrio en madera barnizada en forma natural con finos cajones forrados interiormente con paño verde de billar.

En el presente, somos pocos los numismáticos en Bolivia. Todos especializados en coleccionar monedas bolivianas y, es más, hay algunos que se han especializado en recolectar las monedas sólo del cuño de Potosí o sólo del de La Paz. He observado que alguno colecciona sólo Colonia y otros República o sólo monedas de plata. La moneda boliviana de oro es rara y muy cara, por consiguiente, no he visto colecciones especializadas. Dentro de la numismática hay quien colecciona unas piezas que antes no eran ni consideradas más que curiosidades son las monedas-fichas. Que se verificaron en todo el orbe y también en el territorio nacional. Estas piezas aparecieron por dos razones, frente a la escasez de circulante fraccionado en Bolivia, que serían las monedas de 5 y 10 centavos de plata que desaparecieron. La razón: la población se guardaba las piezas de plata, atesorándolas para ser fundidas y vendidas con un valor varias veces superior esto era sabiduría popular.

Las monedas de níquel por su número reducido de acuñación, no eran suficiente para el requerimiento del mercado. Este hecho hizo que varios mineros, comerciante y terratenientes calculando las enormes ganancias que otorgaba el poner circulante privado en el mercado, se animaron a acuñar monedas-fichas labradas en forma empírica en Santa Cruz el terrateniente Miguel Igino Velasco y su hijo Pedro en su propiedad llamada Lourdes, en inmediaciones de la ciudad de Santa Cruz. Casiano Gutiérrez en su hacienda San Ignacio de la provincia Sara, este último, al final de sus días, mandó a hacer en el extranjero y recibió unas muestras para acuñar fichas más sofisticadas, pero el contrato no llego a puerto por el prematuro fallecimiento del Patrón, como era llamado Casiano.

En todos los departamentos aparecieron acuñaciones y este fenómeno fue normal. En La Paz, Luis Ampuero y la Compañía Corocoro, junto a otros terratenientes del altiplano. En Oruro, Federico Beltrán y Jerman Fricke y varios establecimientos mineros. Las exminas en territorio boliviano que pasaron a ser chilenas en el desierto de Atacama tuvieron acuñaciones de moneda sencilla, pero que no era aceptada más allá que en su respectiva mina. En Beni, Augusto Roca, en su renombrado establecimiento Valparaíso, río Madre de Dios Beni. Francisco Suarez, Trinidad, Bolivia. En Tarija, el Club Social, una pieza en material blanco y un comerciante de apellido Navajas, con piezas de 5 y 10 centavos.

En Cochabamba, el más prolífico en producción, batieron moneda por orden alfabético, ya que no hay exactitud del año ni lugar de acuñación. La gran mayoría de estas piezas fueron acuñadas en níquel, cobre y bronce. Ninguna de estas piezas se acuñó en plata. Guillermo Gainsborg y Cia. 5 cts. 1877. Nicacio Gumucio 5 cts. Acuñación en Francia 1876. Carlos Latorre Medina, 5 cts. Acuñado en Barcelona 1914 P.P Loureiro y Cia. 5 cts. Daniel Quiroga 5 cts. Torres y Hermano 1 Real y 1/2 Real. Cuño Buenos Aires en un material rojizo o de color lacre. La fábrica de Alcoholes de Quillacollo (1940) 1 lata. La PIL (1967) puso en circulación ficha 1 litro de leche. Innominado comerciante de Cochabamba sobresellaba sobre la moneda de 10 centavos de níquel la inscripción 2 piezas de tocuyo Chancho.

El circulante privado representado por monedas-fichas con la intención de no hacer faltar sencillo para las transacciones en sus empresas y zonas de influencia contaban con la alta confianza de sus empleados y era aceptada por los comerciantes de la zona, plazas y mercados aledaños. Su uso llegó a su fin, más que por la ley del Gobierno central que con un decreto supremo, prohibía todo tipo de circulante que no sea el emitido por el Instituto Emisor, por la guerra del

Chaco que trajo consigo una marcada inflación, pulverizando los centavos en la moneda nacional.

Fuente: lostiempos.com