Oí cabezón…

A vos te hablo.

 



Al hincha boliviano que se ilusiona en cada partido que juega Bolivia y después reniega.

A vos me dirijo:

Al que putea contra el técnico y los once tipos que entran a la cancha.

Entendé cabezón:

  1. Toda selección nacional de fútbol, es el reflejo de los clubes que proporcionan sus jugadores.

No hay misterio.

Ahora leé esto:

  1. Los clubes son el reflejo de las personas que los administran.

No hay misterio.

¿Estás captando cabezón?

Bueno, sigamos.

El nivel futbolístico que una selección de fútbol muestra, es el reflejo de los campeonatos en que sus jugadores compiten.

No hay misterio.

Ok cabezón.

Hacen falta cambios.

Tenés razón.

Pero…

  1. Primero hay que identificar dónde está el problema y el problema boliviano no está en los futbolistas.

Mirá cabezón.

El principal problema está entre los «dirigentes» del fútbol nacional.

Te explico:

  1. Los «dirigentes» del fútbol boliviano son exitosos empresarios en su mayoría; personas muy capaces en su campo.

Pero…

  1. No son profesionales expertos en la administración de las áreas que conforman el negocio del fútbol o deporte en general.

Por eso…

  1. Por eso fallan en la administración de recursos humanos, materiales y económicos en perjuicio de sus clubes y de la selección. Ya ves como andan económicamente los equipos bolivianos.
  2. Por eso estamos en desventaja.
  3. No se potencia el fútbol, ya sea amateur, profesional y mucho menos el de alto rendimiento, ni que decir de las divisiones menores.
  4. Por eso es que los clubes siempre están en problemas de toda índole.
  5. Por eso estamos lejos del fútbol moderno; creyendo, sagradamente convencidos de que el «dirigente» tiene que poner plata de su bolsillo para salvar a su club en crisis.

¿Sabés una cosa cabezón?

En el fútbol de élite eso ya no sucede.

Mirá cabezón:

En el fútbol moderno los clubes son empresas, multinacionales que venden un producto llamado fútbol, son consorcios que generan fabulosas ganancias.

Eso explica los sueldos que pagan.

Entendé cabezón.

  1. Esos clubes-empresa, son administrados por ejecutivos expertos en fútbol.
  2. En esos clubes-empresa, los futbolistas no «entran en paro».
  3. En esos clubes-empresa, hace años luz que eliminaron el hipócrita párrafo de «sin fines de lucro» de sus estatutos.

No señor.

  1. Esos clubes-empresa generan ganancias y realizan millonarias inversiones.
  2. Ellos «producen» futbolistas de élite, por eso sus selecciones son poderosas y siempre están en los primeros planos a nivel mundial.

Pero…

En Bolivia pasa todo lo contrario.

  1. Los clubes en Bolivia dependen de alguien con plata, alguien «que ponga» y no importa si «el que pone» es un mafioso, un político corrupto o un magnate especializado en vender calzones.
  2. La cosa es «que ponga».
  3. En ese orden de cosas aparecen los oportunistas con plata, esos que buscan poder y figuración mediática.
  4. Por supuesto:

También están los respetables, esos que sinceramente aman a sus clubes, los que emprendan hasta su patrimonio sin retorno alguno y solo para quedar de «pícaros», ante los ojos de los que hablan y no le entienden.

Y claro…

Mientras están esos que «ponen», los clubes andan bien en el torneo casero.

Pero…

Dan un paso fuera de la frontera y ahí se ve la diferencia.

No hay misterio.

¿Y los hinchas?

En el fútbol de élite, los hinchas son socios aportantes; gente que paga su asistencia anual por adelantado.

En fin cabezón, el cuento es largo, pero te lo dejo ahí, pa que la pensés un ratingo y veas las cosas de fondo y no de forma respecto al fútbol boliviano.

Una última cosa te digo cabezón:

«Lo que ves en la cancha, es lo último que sucede en el maravilloso mundo del fútbol…»

Nos vemos cabezón.

Fuente: El Escribidor