Síndrome de Procusto

 

 



Procusto era un personaje de la mitología griega que regentaba una posada en las montañas de Ática, ahí ofrecía alojamiento a los viajeros, a quienes invitaba a acostarse en una atrayente cama, cuando dormían plácidamente, les cortaba las partes de su cuerpo que sobresalían hasta que daban la misma talla de la cama. Procusto mantuvo su reinado de terror hasta que se encontró con el héroe Teseo, quien invirtió el juego y lo retó a comprobar si su propio cuerpo encajaba con el tamaño de la cama. Teseo acabó con este sanguinario haciéndole probar de su propia medicina.

Los psicólogos han denominado “síndrome de Procusto” al rechazo hacia las personas que sobresalen, es la incapacidad para aceptar las virtudes de otros. La obsesión de Procusto es hundir a todo aquel que es mejor que él. El “Síndrome de Procusto”, lo padecen aquellos que cortan la cabeza o los pies de quien sobresale, son siempre personas mediocres y limitadas que no soportan el éxito ajeno.

Encontramos muchos Procustos en todos los niveles de empresas y organizaciones, y paradójicamente muchos más en puestos de poder, van “cortando” cabezas, es decir desperdiciando talento, y con violencia cercenadas capacidades. La razón es simple, los opacan, les hacen sombra y ellos no pueden darse ese lujo.

Los Procustos actuales son temerosos, aman su zona de confort y la defienden a capa y espada, detestan al que opina diferente, toleran poco y mal al que no piensa como ellos y no les obedece, son controladores, prefieren rodearse de personas que dan la talla exacta para no ser cortadas, es decir no tienen talla para desafiar, para disrumpir. La fatalidad de esto es que las empresas y organizaciones que acogen a Procustos resignan posibilidades de innovación, crecimiento y desarrollo y se condenan a vivir en un estado de mediocridad que acelera sus posibilidades de desaparición en un mundo que exige cada vez más amplitud de mirada, cultura colaborativa, creatividad y humanismo, en el siglo XXI ya no hay cabida para los Procustos de las organizaciones, porque el dilema es o ellos o la organización.

Sobrevivir un Procusto no es fácil, pero siempre habrá la esperanza de que aparezca un Teseo y que por el bien de la organización le haga tomar su propia medicina, así habremos logrado mirar el futuro con convicción de que lo primero es ser buena persona y que un liderazgo con humanismo y con autenticidad busca poner a las personas en el centro y no cortar la cabeza o los pies a quien sobresalen. Un verdadero líder  se rodea de personas  inteligentes, las empodera y alza vuelo. Como dijo Steve Jobs, “No tiene sentido contratar a personas inteligentes y después decirles lo que tienen que hacer. Nosotros contratamos a personas inteligentes para que nos digan qué tenemos que hacer”.

 

Patricia Hurtado es CEO de Fundación IGUALES