Viticultores de Tarija perdieron el 35% del mercado por contrabando

Son más de 5 mil familias del valle central de Tarija que viven del cultivo de vid, producción que tiene un efecto multiplicador en la economía del departamento, pues la actividad genera empleos.

Viticultores de Tarija perdieron el 35% del mercado por contrabando
Bodegas tarijeñas redujeron su producción

Fuente: El País

La Asociación Nacional de Industriales Vitivinícolas (ANIV) reveló que el sector perdió más del 35 por ciento del mercado nacional a causa del contrabando, situación que pone a los viticultores del departamento de Tarija en un escenario crítico, además, la Cadena Uva, Vinos y Singanis es uno de los principales rubros generadores de empleo en la región, por lo que están en riesgo más de 5.000 fuentes laborales.



La producción de uva en Tarija tiene un promedio de siete toneladas por hectárea y existen más de 3.200 hectáreas en producción, de las cuales se cosecha en promedio 22 mil toneladas de uva tanto para mesa como para la elaboración del vino. Sin embargo, desde la gestión 2019 los viticultores notan una caída sistemática en las ventas, por lo que las bodegas están “estocadas”, y se ven obligados reducir la producción en un 40 por ciento.

Fernando Galarza, Gerente Ejecutivo ANIT, en declaraciones a medios de prensa, expresó su preocupación por la situación “caótica” que atraviesa el sector a causa del contrabando de bebidas alcohólicas y otros productos, que representa una competencia desleal para la industria nacional y local.

Recordó que en la Vendimia de este año se recortó el 35 por ciento de la producción, por tanto, los productores que entregan la uva a las industrias vinícolas han dejado de vender ese porcentaje, y se estima que en la Vendimia 2022 se recorte entre un 20 a 30 por ciento adicional.

“La caída es sistemática desde 2019 y es insostenible, las bodegas lamentablemente están estocadas de producción por lo que no pueden seguir produciendo al ritmo y la capacidad que lo estaba haciendo hasta este año. Las bodegas están dejando de producir cerca de un 40 por ciento”, apuntó.

La ANIV estima que el sector pierde cerca de 500 millones de bolivianos anuales a consecuencia del contrabando. Si bien hay algunos comisos de parte de la Aduana, Galarza lamenta que no se vean soluciones claras ni se apliquen acciones concretas desde el Estado para frenar el ilícito del contrabando.

“El contrabandista no paga impuestos, no tiene controles del Ministerio de Trabajo, no tiene que pagar beneficios sociales, en esas condiciones es muy difícil que la Cadena Uvas Vinos y Singanis y el Complejo Vitivinícola pueda seguir compitiendo, en condiciones iguales”, agregó.

Al recordar que si bien a inicio de gestión llegó a Tarija el Viceministro de Lucha Contra el Contrabando y anunció que iban a comenzar a hacer operativos fuertes, pero hasta ahora no hay resultados, pues desde el contrabando “hormiga” y el ingreso de camiones de alto tonelaje, internan al país productos acaparando los mercados.

Empleos

Son más de 5.000 familias del valle central de Tarija que viven del cultivo de la vid, producción que tiene un efecto multiplicador en la economía del departamento, pues la actividad genera empleos directos tanto en el campo como en las bodegas.

Galarza apunta que toda la Cadena de Uva, Vinos y Singanis está afectada “seriamente” y los productores están “contra las cuerdas”, ya que se perderán fuentes de empleo, los recursos económicos redujeron, por lo que el Gobierno también perderá en la recaudación de impuestos.

Datos de la producción y el consumo de vinos

La superficie cultivada en el Valle Central de Tarija representa el 80 por ciento del cultivo nacional con 3.996 hectáreas, según datos del Centro Vitivinícola Tarija (Cevita). Los rendimientos posibles son de 25.000 kilogramos por hectárea para uvas de mesa y 15.000 para uvas de vinificar.

El destino de los vinos producidos en Tarija se distribuye en porcentajes de la siguiente forma: 35 corresponde al consumo local, impulsado por las actividades turísticas y gastronómicas, 64 va al consumo nacional y 1 por ciento se destina al mercado internacional.

En el caso del singani, el consumo regional llega al 8 por ciento y el mercado nacional absorbe el 91 por ciento, de la misma forma se exporta solo el 1 por ciento de lo elaborado.

El mercado es abastecido un 45 por ciento con producción nacional y solo un 7 por ciento por importaciones; estas últimas bajaron a casi la mitad desde el año 2012, sobre todo por las tasas arancelarias. Sin embargo, aumentó el contrabando y éste cubre el 34 por ciento de la demanda, mientras la elaboración clandestina ocupa un 14 por ciento del mercado.