Con su 1,87 de altura y su andar de gacela, el ex presidente estadounidense Barack Obama entró al recinto de la cumbre de medio ambiente en Glasgow con la impronta de una estrella de rock. Recorrió los pasillos acompañado por quien fue su Secretario de Estado y que es ahora el enviado especial para temas de Cambio Climático, John Kerry. Delegados, periodistas, activistas y empleados, se agolparon sobre una improvisada pasarela para verlo pasar. Aplaudían y tomaban fotos con los celulares. No había tanta expectativa para ver a un personaje en una COP, desde que hace dos años, en Madrid, apareció por primera vez la gran pequeña Greta Thunberg.
Fuente: Infobae
Cuando subió al escenario, el enorme recinto principal de la convención estaba repleto. Ningún otro líder había logrado llenar ese lugar. Algunos dieron discursos para menos de 10 personas. Obama congregó tantos fans como expectativa política y recibió dos ovaciones durante sus 44 minutos ante el micrófono. Proclamó que “¡Estados Unidos volvió!”, en una directa referencia al negacionista del cambio climático, Donald Trump, que retiró a su país del Acuerdo de París. También, instó a los jóvenes a tener esperanza frente al cinismo y la desesperación, y criticó a China, Rusia y al Partido Republicano por su desatención a un problema “existencial”.
“Algunos de nuestros progresos se estancaron cuando mi sucesor decidió retirarse unilateralmente del acuerdo de París en su primer año de mandato; no me hizo ninguna gracia”, dijo Obama a los delegados de todo el mundo en el Scottish Event Campus, junto al río Clyde. “Y sin embargo, la determinación de nuestros gobiernos estatales y locales -junto con las regulaciones e inversiones que mi administración ya había puesto en marcha- permitió a nuestro país seguir avanzando, a pesar de la hostilidad de entonces provenientes de la Casa Blanca”.
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Obama admitió que a Estados Unidos aún le queda “mucho trabajo por hacer”, pero elogió el proyecto de ley bipartidista de infraestructuras del Presidente Biden -aprobado el viernes por la Cámara de Representantes- y expresó su confianza en que el proyecto de ley Build Back Better (Reconstruir mejor) también sea ley en las próximas semanas. “Este programa dedica más de medio billón de dólares a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en más de mil millones de toneladas métricas para el final de la década”.
También alentó a los chicos que se manifestaron este fin de semana en las calles de Glasgow convocados por la joven activista sueca Greta Thunberg. “¡Sigan enojados!”, les dijo en lo que se asemejó a la proclama del Papa Francisco en Brasil cuando instó a los jóvenes católicos a que “sigan haciendo lío”.
Y en ese momento, Obama se lanzó contra los presidentes que se negaron a asistir a la cumbre. “Fue especialmente decepcionante ver que los líderes de dos de los mayores emisores del mundo, China y Rusia, declinaron incluso asistir a las deliberaciones, y sus planes nacionales hasta ahora reflejan lo que parece ser una peligrosa falta de urgencia -una voluntad de mantener el statu quo- por parte de los dos gobiernos”, dijo Obama. “Es una pena. Necesitamos que las economías avanzadas, como las de Estados Unidos y Europa, lideren esta cuestión…También necesitamos que China e India lideren, necesitamos que Rusia lidere, al igual que necesitamos que Indonesia, Sudáfrica y Brasil lideren. No podemos permitirnos que nadie se quede al margen”.
En la mitad de su discurso Obama arremetió contra los republicanos que “siguen rechazando el abrumador consenso científico” sobre el calentamiento global. “Uno de nuestros dos principales partidos ha decidido no sólo mantenerse al margen, sino expresar una hostilidad activa hacia la ciencia del clima y hacer del cambio climático una cuestión partidista”, dijo el ex presidente. Y añadió para su audiencia internacional: “Quizá algunos de ustedes tengan una dinámica similar en sus propios países, aunque, en general, Estados Unidos parece tener una oposición más vigorosa al cambio climático que en muchos otros lugares”. Y opinó que los republicanos que se toman en serio el cambio climático son “una rara avis en este momento”.
Precisamente, lo estaban escuchando allí, en la primera fila del recinto, seis legisladores republicanos que forman la primera delegación de ese partido en asistir en forma oficial a una cumbre de medio ambiente. En Washington, los demócratas se enfrentan a una rebelión conservadora dentro de su partido y, particularmente al total de los legisladores republicanos que siguen retrasando la aprobación de un importante proyecto de ley de gasto social que incluye una histórica inversión de 555.000 millones de dólares en la mitigación del clima.
El Representante, Garret Graves, republicano de Luisiana, aseguró que los republicanos no estaban en Glasgow “sólo para asistir a los cocteles de las delegaciones” y que iban a mantener una serie de reuniones para hacer hincapié en un enfoque del cambio climático diferente al de Joe Biden. “Los republicanos se preocupan mucho por el medio ambiente y por preservarlo para las generaciones futuras”, insistió John Curtis, otro congresista republicano, este de Utah. “Tenemos ideas y queremos estar en la mesa para encontrar soluciones”.
Pero en Washington, el Partido Republicano sigue estando impregnado por la retórica negacionista que permanece intacta desde que Trump salió de la Casa Blanca. La última semana, Steve Scalise, el jefe de la bancada republicana en la Cámara de Representantes, aseguró que había que quitar dramatismo a los cambios climáticos que provocan grandes catástrofes alrededor del mundo. “Se calienta, se enfría, eso se llama madre naturaleza”, dijo. Scalise añadió que “las emisiones de carbono existen desde antes de que el hombre caminara por la Tierra… la idea de que los huracanes o los incendios forestales han sido causados sólo en los últimos años es simplemente una falacia”. Otros republicanos criticaron la asistencia del presidente Biden a la COP26. El senador John Kennedy de Luisiana, sin relación con la famosa familia demócrata, denunció que Biden, su enviado para el clima, John Kerry, y “otros luchadores tipo Trotsky” quieren “comprar gas natural y petróleo a otros países, y básicamente dar a los países que nos odian más dinero, para que tengan armas para intentar matarnos”.
La interna política estadounidense se coló en Glasgow. La puja en Washington entre los liberales que quieren más legislación para detener el cambio climático y colocar a Estados Unidos a la vanguardia del cuidado del medio ambiente se enfrenta a un nutrido número de conservadores cuyas campañas para llegar al Congreso estuvieron financiadas, y continúan recibiendo fondos permanentemente, por la poderosa industria del petróleo. Y ambas posiciones fueron expuestas a carne viva en esta COP26. Obama, más allá dehacerse una escapada para jugar al golf en el famoso campo de St. Andrews, se reunirá con los representantes de las naciones más afectadas por el cambio climático como son las islas del Caribe y el Pacífico a las que los océanos le están comiendo buena parte de sus territorios. Obama nació en Hawai y dice ser “un hombre de isla”. Llevará a Washington la demanda de estos países para que las potencias más ricas los ayuden económicamente porque de lo contrario van a desaparecer. Pero en la capital estadounidense se encontrará con la oposición trumpista que asegura que el aumento del nivel del mar es apenas “un ciclo de la madre naturaleza que nada tiene que ver con el Hombre”.